sábado, 30 de junio de 2012


DOMINGO, día 1
 Sabiduría 1, 13-15; 2, 23-24

“… Creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser; pero la muerte entró en el mundo por la envidia del diablo, y los de su partido pasarán por ella…”

 CLAVES para la LECTURA
 - El autor del libro de la Sabiduría (s. I a. C.) dirige su obra a los judíos que vivían en la diáspora, posiblemente en Alejandría, y que, al contacto con la nueva cultura griega, se mofaban de la fe de sus mayores. Son los “impíos” en la nomenclatura del libro. El escritor de esta obra no tiene miedo alguno en asimilar esta nueva cultura. Siguiendo la dicotomía griega alma-cuerpo (inmortal-mortal) profundiza en los conceptos de vida y muerte y presenta una teoría nueva para sus compatriotas.
- El contexto literario en el que se encuentran estos versículos es el típicamente sapiencial de la comparación entre el justo y el impío. En particular en el capítulo 2 describe el autor bíblico la actitud de los malvados de una manera maravillosa. Les hace hablar en primera persona, dejando que sus mismas «vanidades» les condenen: «Discurriendo equivocadamente, dicen: “corta y triste es nuestra vida, no hay remedio para el hombre cuando llega su fin; de nadie sabemos que haya vuelto del abismo. Vinimos al mundo por obra del azar, y después será como si no hubiéramos existido”» (vv. 1ss).
- Así pues, la existencia que no tendrá fin de la que se habla en la lectura de hoy (l, 14ss: la vida con Dios que se contrapone a la muerte espiritual) es algo que depende directamente de la «justicia» del hombre, es decir, de su actitud hacia la vida entendida como don de Dios: el justo, o bien el sabio, es el que se reconoce como criatura salida de las manos del Señor y necesita siempre de su ayuda, el que le «busca con corazón sincero» (1, 1) y no razona de manera ambigua (1, 3), buscando pretextos para hacer prevalecer su propia fuerza y su propio derecho sobre todo y sobre todos (2, 10ss). Los que así piensan y actúan pertenecen al diablo (v. 23), término con el que por vez primera en la Biblia se alude a la serpiente tentadora de Gn 3. El recurso a la imagen genesíaca proyecta el discurso sapiencial sobre el fondo de lo que fue en el origen, o bien forma parte constitutiva de la naturaleza humana, de la lucha entre la vida y la muerte que se desarrolla, en primer lugar, en el corazón de cada hombre.

 CLAVES para la VIDA
 - Este texto bíblico recoge el caminar del pueblo escogido que, influenciado por otras culturas, se ve forzado a desarrollar una reflexión sobre lo que el mismo Dios, a través de los vericuetos de la historia, le ha ido revelando de su “misterio” y de su proyecto para con la humanidad. Y, lógicamente, las conclusiones que nos ofrece, ya nos acercan -de forma clara- a la plenitud de la revelación, que se dará en la presencia definitiva de Dios en Jesús de Nazaret.
- La síntesis es sencilla: el proyecto de Dios es de vida y el hombre lleva impresa, en lo más hondo de su ser, la impronta del mismo Dios. De ahí que la criatura necesite de Dios porque ha salido de sus manos y lo necesite también como ayuda para realizar en plenitud ese don. El destino, pues, del hombre está profundamente conectado y unido (“religado”) a ese Dios que ha creado la vida, la desea y la busca siempre y en toda ocasión. La finalidad de la vida, para el Sabio, está clara y tiene que ver con Dios.
- Es sugerente tomar conciencia de cómo la historia de la humanidad ha ido descubriendo y asumiendo las verdades que le iluminan en su caminar. Hoy, nosotros, podemos disfrutar de sus frutos, especialmente desde la plenitud que adquieren en la persona y en el mensaje de Jesús de Nazaret. Saberme imagen del mismo Dios y tomar conciencia clara cada día; tener la convicción y la seguridad de ser alguien llamado a la vida y a una vida plena… supone toda una “espiritualidad” para el caminar de cada día. Desconocerlo y no vivirlo, es renunciar a lo esencial de nuestra fe. ¿Qué tal te sientes, hermano/a, ante este mensaje?

 2 Corintios 8, 7. 9. 13-15

“… Ya que sobresalís en todo: en la fe, en la palabra, en el conocimiento, en el empeño y en el cariño que nos tenéis, distinguíos también ahora por vuestra generosidad. Bien sabéis lo generoso que ha sido nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, por vosotros se hizo pobre, para que vosotros, con su pobreza, os hagáis ricos…”

 CLAVES para la LECTURA
 - Los capítulos 8 y 9 de la segunda carta a los Corintios están dedicados a desarrollar el motivo de la colecta en favor de los hermanos necesitados de la Iglesia de Jerusalén. Pablo alterna el estilo exhortativo, destinado a animar y estimular a los corintios para que lleven a cabo esta obra buena, con el demostrativo, que es el adecuado para fundamentar su petición en el ser mismo de Dios en Cristo Jesús.
- Los historiadores han reconstruido este acontecimiento, atendiendo sobre todo a Hch 24, 17; Rom 15, 25-28, 1 Cor 16, 1-4, además de al texto que hemos leído hoy. La pequeña comunidad de Jerusalén había iniciado su propia aventura evangélica poniendo voluntariamente en común los bienes de cada uno de los hermanos, de suerte que no hubiera necesitados entre ellos (Hch 2, 44ss; 4, 32. 34ss). Pero el apagado fervor y los condicionamientos de la organización habían agravado un tanto la situación económica de la comunidad (Hch 5, lss; 6, 1). El año 58 hubo una carestía en Judea (diez años antes había habido otra). Las comunidades cristianas que había entre los «paganos» acudieron en ayuda de sus hermanos de Jerusalén con el fruto de una conmovedora colecta. Entre los organizadores sobresalieron Pablo y Tito. Pablo subirá en persona a Jerusalén: «Al cabo de muchos años vine a mi nación para traer limosnas» (Hch 24, 17). Tito, discípulo del apóstol y «hermano» queridísimo (2 Cor 2, 13), había sido enviado a Corinto para implicar también a esta comunidad en la colecta, «obra generosa que él mismo había comenzado», al decir del mismo apóstol (2 Cor 8, 6).
- En el interior de nuestro pasaje, resulta central la afirmación del v. 9, que hace las veces de motivo cristológico sobre el que reposa toda la argumentación: el acontecer terreno de Jesús enseña a cada cristiano que la vida es fruto del expolio de sí mismo y que la resurrección se da a través de la muerte. Ahora bien, los cristianos de la Iglesia de Corinto experimentan en propia persona la gracia de vida que nace de ese amor a los hermanos que no se alimenta sólo de palabras o de buenas intenciones (Pablo alude otras veces a la intención expresada por los corintios hace más de un año, pero que nunca se había llevado a cabo: 8, 10; 9, 2-4), sino que se vuelve activo pasando a través de la renuncia a algo que pertenezca a nosotros mismos, un amor que obra a causa de la necesidad que ve en el hermano.

CLAVES para la VIDA
 - El apóstol Pablo se suma a una iniciativa de solidaridad con la situación precaria de la Comunidad de Jerusalén y pide a los cristianos de Corinto que participen con generosidad en esa campaña del compartir. Y es que otros hermanos y comunidades menos pudientes han sido ejemplo de generosidad. Muestra claramente cómo ser estímulo unos para con otros, y es el camino a seguir.
- Y todo ello tiene un motivo y ejemplo más expresivo que cualquier comunidad. Se halla en el mismo Jesús, que siendo rico, se hizo pobre, para que vosotros, con su pobreza, os hagáis ricos (v. 9): he aquí la motivación más profunda, el ejemplo a imitar. No es cuestión de una limosna, sino de vivir y expresar un estilo, hasta la entrega total. Ésta es la actitud que se exige a los seguidores de Jesús, según el apóstol.
- Aquí nos encontramos los seguidores de hoy, nosotros, pertenecientes al “primer mundo” con tantas campañas como se nos presentan constantemente y a favor de tantas causas y necesidades. ¿Cuál es mi “estilo” de vivir, de gastar y de consumir...? Ésta es la cuestión de fondo. ¡Cuántas veces el reservarme, el asegurarme pueden expresar otros estilos diferentes...! ¡Cuántas veces la “indiferencia” ante situaciones extremas pueden ser “lo habitual” de nuestro proceder!..

Evangelio: Marcos 5, 21-43

“... Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando: ¿Quién me ha tocado el manto?... Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo. Él le dijo: Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud... Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro? Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: No temas; basta que tengas fe... La cogió de la mano y le dijo: Talitta qumi (que significa: Contigo hablo, niña, levántate). La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar, tenía doce años...”

 CLAVES para la LECTURA
 - Jesús, que se ha revelado como Señor sobre las fuerzas de la naturaleza y sobre los demonios (4, 35-41; 5, 1-20), tiene asimismo poder sobre la enfermedad y sobre la muerte. Ese señorío se manifiesta plenamente cuando alguien se acerca a Él con una fe abierta, como en los dos milagros narrados aquí. Jairo y la hemorroísa creen en el poder taumatúrgico de Jesús (vv. 22-23. 28), aunque esta fe deba madurar hasta llegar a un profundo conocimiento de Él (Ef 1, 17): Jesús supera toda expectativa, es mucho más que un curandero.
- La mujer, a quien su mal hace impura y portadora de impureza (Lv 15, 25) sabe que no puede acercarse a Jesús para pedirle un milagro: según la ley, le contaminará a la vista de todos. Sin embargo, creyendo que la persona del Maestro está íntimamente penetrada de poder, se atreve a esperar un milagro involuntario. Jesús percibe la intencionalidad de la fe de quien le ha tocado, aun en medio de una muchedumbre que se apiña alrededor; sin preocuparse por los tabúes de la ley, le pide a la hemorroísa que salga al descubierto (vv. 30-32). La mujer, con mucho temor, confiesa la verdad y experimenta así que Jesús no sólo cura, sino que hace mucho más: salva (v. 34). Su fe ha recorrido un camino: desde una creencia casi supersticiosa (vv. 15-28) al santo temor (v. 33), a la adhesión amorosa, cuando el poder del Rabí se revela como ternura, salvación y paz (v. 34).
- También la fe de Jairo crece en la prueba. Él está convencido de que Jesús puede curar a su hija, que se encuentra agonizando (v. 23), pero también recibe una invitación a perseverar en la fe en un momento en el que, desde el punto de vista humano, todo está perdido. Y con asombro inexpresable experimentará -junto con tres testigos privilegiados de entre los apóstoles- que Jesús es el Señor de la vida, el vencedor de la muerte; no es casualidad que los dos verbos empleados en los vv. 41b-42 sean los mismos que se emplean para la resurrección de Cristo. Jesús se nos revela aquí como el Salvador, soberanamente libre de prejuicios y decisiones (vv. 30. 33-40) y poderoso sobre la enfermedad y sobre la muerte.

 CLAVES para la VIDA
 - Seguro que el objetivo del evangelista no es ofrecernos a un Jesús “curandero”. Va mucho más allá: quiere proponernos el acercamiento a este Jesús, Señor de la vida y que actúa arrastrado o poseído por la fuerza de Dios y actuando siempre a favor de las personas, aunque sea una impura (la hemorroísa) o uno perteneciente al status religioso dominante (jefe de la sinagoga). Jesús se hace presente allá donde le necesitan, sin fijarse en las etiquetas sociales, legales o religiosas de las personas.
- En los dos casos hay una apelación a la fe, tanto en la mujer enferma como en el caso de Jairo. Es la fe (acaso todavía inmadura y supersticiosa) la que inicia su camino y va ir madurando en la relación que viven con Jesús. Así sucede en la hemorroísa que pretende una especie de “milagro involuntario”, hasta que se postró ante él, reconociéndole como el Señor. Otro tanto ocurre con el jefe de la sinagoga, que debe “esperar” en contra de todas las evidencias que se le presentan.
- El gran secreto que se nos revela, en estos pasajes y en otros similares, es cuál es el proyecto de Dios y que ya lo ha iniciado Jesús: es un proyecto de VIDA, superando todos los condicionantes y limitaciones. La acogida de la persona de Jesús y de su poder salvador (= la fe) es la expresión, por parte de las personas, de ese proyecto de Dios. ¡Estamos en camino, pero llamados a la vida!

viernes, 29 de junio de 2012


SÁBADO, día 30

Lamentaciones 2, 2. 10-14. 18-19

“... El Señor destruyó sin compasión todas las moradas de Jacob con su indignación demolió las plazas fuertes de Judá, derribó por tierra, deshonrados, al rey y a los príncipes. Los ancianos de Sión se sientan en el suelo silenciosos, se echan polvo en la cabeza y se visten de sayal; las doncellas de Jerusalén humillan hasta el suelo la cabeza... Levántate y grita de noche, al relevo de la guardia; derrama con agua tu corazón en presencia del Señor, levanta hacia él las manos por la vida de tus niños, desfallecidos de hambre en las encrucijadas...”


CLAVES para la LECTURA
 - Jerusalén fue tomada el año 587. Históricamente era el fin de un pueblo. Teológicamente parecía el fin de una religión. La palabra de Yahvé a través de su profeta Jeremías se había cumplido. En verdad, Yahvé había hablado. Jeremías había sido su verdadero profeta. Esta constatación histórica y teológica fue origen de dos situaciones antagónicas. La de quienes todo lo daban por perdido y la de unos pocos que seguían viendo en ello la mano de Yahvé. Eran los verdaderos creyentes contra toda esperanza humana. Entre ellos, el autor de este cántico eclesiástico entresacado de las llamadas Lamentaciones de Jeremías.
- El libro de las Lamentaciones está compuesto de cinco cánticos, obra de una misma pluma. La tradición judía y la cristiana junto con la versión alejandrina pensaron en Jeremías como autor. Algunos argumentos internos corroboran esta tradición común. Otros más decisivos de fondo y forma han confirmado la opinión contraria nacida en el s. XVIII. Hoy es opinión común atribuir estos cantos a un contemporáneo de Jeremías.
- Escritas en verso, según el metro elegíaco, cada una de sus estrofas comienza por una letra del alefato. El sistema es, sin duda, artificial y adolece de falta de espontaneidad. Su autor era consciente de ello, pero no hemos de buscar la explicación en una posible decadencia literaria. Todo lo contrario. Con un mérito literario y poético excepcional, el poeta inspirado, teólogo de los acontecimientos, ha pretendido servirse de una forma mnemotécnica que permitiera a sus oyentes aprender y repetir con facilidad aquello que se les ofrecía. Por rebuscado que pueda parecernos, es lo suficientemente íntimo, fuerte, expresivo y directo como para reflejar el testimonio espontáneo de un testigo presencial.
- El contenido doctrinal de los cinco cánticos está en línea con toda la predicación profética, especialmente jeremiana, de la que se presenta como su culminación. La ruina de Jerusalén y la suerte de sus moradores no es fruto casual de una fracasada política humana sino la culminación religiosa de todo un proceso de alejamiento humano-divino, que ha conducido al pueblo escogido a ese otro alejamiento simbólico del destierro. La lejanía de Dios les ha llevado a la lejanía del trono de Dios, de Jerusalén. Dios busca que esta experiencia física de soledad y distanciamiento divino les haga comprender la malicia afectiva y efectiva de su ruptura con Dios. En la selección de que está compuesta la presente lectura se comienza presentando a Yahvé como el realizador de la catástrofe que padecen. Lo hecho por el ejército de Nabucodonosor ha sido obra exclusiva de Yahvé. Es la teología de la historia, que no es una historia falsificada sino una historia objetiva y verdadera contemplada desde la fe.

CLAVES para la VIDA
- Nos encontramos con una sufrida meditación sobre el exilio que soporta el pueblo elegido, consecuencia de sus prácticas idolátricas y por haber seguido las indicaciones de los falsos profetas. Este conjunto de acontecimientos conduce, al autor sagrado, al arrepentimiento y a la súplica. De hecho, la lejanía de la patria es la imagen palpable de la lejanía de Dios. La única respuesta válida es la oración por parte del pueblo y sus manos alzadas al cielo.
- Es la reflexión sobre la propia historia como pueblo y las consecuencias que ha acarreado esa forma de vivir de Israel, sin hacer caso al compromiso que supone la mutua Alianza. Pero ahí mismo, el autor sigue descubriendo motivos para la esperanza, ya que la actitud de Dios es de acogida y de perdón. Sólo una actitud humilde y confiada por parte del pueblo alza tus manos hacia él...” (v. 19), atraerá de nuevo la acción salvadora de Dios.
- Una lectura de fe la que nos invita a realizar este texto bíblico, al final de este recorrido por la  historia del pueblo elegido y que hemos seguido estas semanas. Ahí hemos descubierto también nuestro caminar, con sus grandes o pequeños altibajos. Abrirnos a este Dios que SIEMPRE salva; reconocer nuestra situación, tantas veces confusa y complicada... es el CAMINO del encuentro y de la nueva liberación. ¡Estamos en disposición...! ¡Buen ánimo!

Evangelio: Mateo 8, 5-17

“... Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho. Él le contestó: Voy yo a curarlo. Pero el centurión le replicó: Señor, ¿quién soy yo para que entres bajo mi techo? Basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano... Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe...”


CLAVES para la LECTURA
- El evangelista Mateo, tras la curación de un leproso, presenta como segundo milagro de Jesús la curación de un pagano. En esta narración se pone de manifiesto, en particular, la condición necesaria para que Dios obre respecto a nosotros: la fe. El centurión presentado por Mateo es un oficial subalterno que manda sobre la guarnición del presidio de Cafarnaún, una pequeña ciudad de cierta importancia en aquellos tiempos. Jesús -al ser interpelado- responde probablemente con una frase interrogativa: «¿Tengo que ir a curarlo?». Sin embargo, la fe del centurión es firme, y, frente a una posible resistencia de Jesús, dado que él era pagano, considera que el Señor, con una sola palabra, puede llevar a cabo el milagro. En efecto, como oficial, sabe lo que significa obedecer a una palabra y cree que Jesús tiene autoridad para sanar también a distancia.
- «Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero di una sola palabra...»: maravillosa afirmación que, desde entonces, continúa resonando en la boca de los creyentes, llamados a acoger como huésped al Señor en el misterio eucarístico. Jesús exalta esta actitud de humildad y de fe, y acepta llevar a cabo lo que se le ha pedido, afirmando de manera abierta que la fe anula toda distinción entre judíos y paganos. Añade incluso que serán excluidos del Reino todos aquellos que, aún perteneciendo a la raza de Abrahán, no crean en el Hijo del hombre.
- Viene, a continuación, el episodio relacionado con la suegra de Pedro. Se trata de una mujer y, por consiguiente, de la tercera categoría de personas excluidas de la plena participación en el culto de Israel. En el relato de Mateo no están presentes los personajes secundarios que dan vivacidad a la narración de Marcos (1, 29-31). Aquí es Jesús quien parece entrar por sí solo en la casa de Pedro, ve a la suegra, se acerca y le coge la mano. Es sorprendente, sobre todo, el hecho de que la mujer, tras levantarse del lecho, se ponga a servirle de inmediato. Según algunos exégetas, esa precisión nos ayuda a comprender que, con Jesús, ha cambiado el culto: también la mujer puede ofrecer un servicio personal y directo a su Señor. Ha sido curada, en efecto, para servir a los hermanos.
- El pasaje se cierra observando que le llevaron muchos endemoniados a Jesús y que éste los curó a «todos». La suya es una autoridad absoluta, que está dotada del poder de curar con una palabra, con un simple contacto, y hace al hombre -a todo hombre- idóneo para servir al Señor, algo que es consecuencia del hecho de que Jesús se hizo cargo de nuestros males en la cruz. En efecto, quien ama, carga con el mal del amado.

CLAVES para la VIDA
- Si los días pasados era el Maestro el que nos enseñaba su nuevo estilo de ser y de vivir, hoy se nos presenta a ese Maestro actuando y su actuar es para crear vida, especialmente donde hay marginación, ya sea con un leproso, con un pagano y del poder ocupante, o con una pobre mujer, la suegra de Pedro. Donde se da la fe y la humildad, se hace presente la fuerza liberadora y curativa de Jesús para realizar el proyecto de Dios.
- Y es que ese proyecto no se detiene ante las barreras religiosas, culturales o sociales que se presentan. La salvación está abierta a TODOS y la actuación de Jesús es un buen exponente de este acontecimiento. El final del evangelio de hoy Él tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades (v. 17) es el resumen que mejor recoge la tarea y la actividad de Jesús, con un objetivo claro: ofrece la vida de Dios a los hombres y así puede alcanzar la humanidad la plena felicidad.
- Si ésta es la oferta que se me hace, soy llamado a ACOGERLA, hacerla mía, y gustarla. Y desde ahí, hacerla llegar a cada rincón y a cada situación de mi pequeña historia. Así participaré en la acción liberadora de Jesús. ¿Estoy dispuesto/a a ello? ¿Me siento ilusionado/a? ¡Es una hermosa oportunidad!

jueves, 28 de junio de 2012


VIERNES, día 29: SAN PEDRO Y SAN PABLO

Hechos 12, 1-11

“... En aquellos días, el rey Herodes se puso a perseguir a algunos miembros de la Iglesia. Hizo decapitar a Santiago, hermano de Juan. Al ver que esto agradaba a los judíos, mandó detener a Pedro. Era la semana de Pascua. Mandó prenderlo y meterlo en la cárcel, encargando su custodia a cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno: tenía intención de ejecutarlo en público, pasadas las fiestas de Pascua. Mientras Pedro estaba en la cárcel, bien custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él. La noche antes de que lo sacara Herodes estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado a ellos con cadenas. Los centinelas hacían guardia a la puerta de la cárcel... De repente se presentó el ángel del Señor, y se iluminó la celda...”
  
CLAVES para la LECTURA
 - Estamos en tiempos de la persecución contra la Iglesia por obra de Herodes Agripa, en los años 41-44. Pedro, como Jesús, fue arrestado durante los días de la pascua judía y encarcelado (Lc 22, 7). Lucas nos hace comprender la suerte que habría correspondido a Pedro si el Señor no hubiera intervenido con un milagro (vv. 1-4). Éste tiene lugar con la liberación de la muerte cierta por medio de un ángel. El evangelista pone de relieve, a continuación, la grandeza de la liberación de Pedro, toda ella obra de Dios, hasta tal punto que los cristianos no podían dar crédito a sus ojos. Dios manifiesta así su benevolencia con los primeros cristianos de un modo extraordinario.
- El relato de la liberación del apóstol se divide en dos partes. La primera nos cuenta lo que sucede en la prisión, donde duerme Pedro encerrado, y el procedimiento de su liberación por medio del ángel (vv. 7ss). En la segunda parte se describe cómo el ángel y Pedro recorren los caminos de la ciudad, mientras las puertas se abren fácilmente a su paso. Después de esto, desaparece el ángel liberador (vv. 9ss). Una vez salvado, dice Pedro: «Ahora me doy cuenta de que el Señor ha enviado a su ángel para librarme de Herodes y de las maquinaciones que los judíos habían tramado contra mí», y se reúne con su Iglesia, que estaba orando por él (v. 5).
- Para Lucas, ésta es la pascua de Pedro, es decir, la liberación definitiva del mundo judío, y la liberación del cabeza de los apóstoles se convierte en un signo concreto de la salvación que deben llevar también a los gentiles.

CLAVES para la VIDA
- El camino de seguimiento de Jesús no va a resultar fácil ni siquiera para sus más inmediatos seguidores. Esto nos presenta el relato de hoy, que aporta los “rasgos extraordinarios”; y lo que quiere ofrecernos es el paralelismo entre Jesús y Pedro, liberados por Dios de forma extraordinaria, el uno de la muerte y el otro de la cárcel. Siempre la iniciativa es de Dios mismo; la respuesta de la Comunidad es la plegaria insistente a favor de sus miembros en necesidad.
- La presencia del ángel del Señor hace que cambie la situación: se iluminó la celda...” (v. 7): y es que la actuación de Dios (en este caso, por medio de su ángel) cambia totalmente toda situación. De hecho, la actitud de Pedro es completamente “pasiva” en dicho proceso de liberación: estaba durmiendo entre dos soldados (v. 6); la presencia de Dios transforma la realidad, hasta el punto de iluminarla del todo.
- Está claro que en esos momentos de la primera Comunidad cristiana, la intervención de Dios resulta determinante: las promesas de Jesús se hacen realidad concreta: tendréis luchas, pero tened valor: Yo he vencido al mundo (Juan 16, 33). Los primeros seguidores así lo experimentan. Y aquí nos encontramos, hoy, nosotros, nuevos seguidores de este Jesús: escuchar sus palabras, hacerlas nuestras, experimentar que Él ilumina nuestra vida... ¡toda una NECESIDAD para nosotros!

2 Timoteo 4, 6-8. 17-18

“... Yo estoy a punto de ser sacrificado y el momento de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida. El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje...”

CLAVES para la LECTURA
- El fragmento nos presenta el testamento de Pablo, que siente ahora próxima su muerte. Tras hacer algunas recomendaciones a Timoteo, el apóstol nos hace conocer su estado de ánimo: se siente solo y abandonado por los hermanos, pero no víctima, porque tiene la conciencia tranquila y el Señor está con él. Ha conservado la fe y la vocación misionera, en fidelidad al mandato recibido. Es consciente de que ha «combatido el buen combate, [ha] concluido [su] carrera» (v. 7).
- Se compara, entonces, con la «libación» que se derramaba sobre las víctimas en los sacrificios antiguos: quiere morir como un verdadero luchador, tal como ha vivido, consciente de haberse entregado por completo a Dios y a los hermanos. Es consciente de que ahora le espera la victoria prometida al siervo fiel y también a todos los que «esperan con amor su venida gloriosa» (v. 8).
- La conclusión del fragmento subraya los sentimientos personales del apóstol de los gentiles, su amor por la causa del Evangelio, su imitación de la persona de Cristo, y su conciencia de haber llevado a cabo la obra de salvación con los gentiles, a la que había sido llamado por el Señor (v. 17).

CLAVES para la VIDA
- Siempre impresiona -y de qué manera- este “monstruo” que es Pablo, en su entrega y seguimiento de Jesús. Él ha combatido con todas sus capacidades para ser fiel a la Misión que ha recibido del mismo Señor. Su “carrera” está llegando a su fin; si bien, no ha sido precisamente un “camino de rosas”; ahora mismo, se siente solo y abandonado; únicamente su seguridad en el Señor que le ha llamado, le mantiene firme y seguro de la recompensa.
- El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje...”: éste es el secreto y el convencimiento del apóstol. Si es verdad que se sintió llamado y vocacionado, también es verdad que es el mismo Señor el que ha estado y ha trabajado con él. Y es que juntos (y ambos) han COMPARTIDO la MISIÓN, que no es otra que llevar adelante el proyecto de Vida del Padre para con toda la humanidad.
- ¡Hermoso, muy hermoso, escuchar el testimonio de este gran seguidor! Asumir el fracaso y la soledad como elementos integrantes de la misión... ¡todo un desafío, hoy, para mí, para nosotros, fácilmente dados a lo cómodo, a encerrarnos en nuestros “mundillos”, y a vivir... que son “cuatro días...”! Cuántos interrogantes serios y profundos crea en mí este gran apóstol. Y tú... ¿qué tal te sientes, hermano/a?

Evangelio: Mateo 16, 13-19

“... Él les preguntó: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Simón Pedro tomó la palabra y dijo: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Jesús le respondió: ¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del Reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo...”

CLAVES para la LECTURA
- Este fragmento evangélico contiene el conocido e importante texto de la confesión de Pedro. Se desarrolla en cuatro momentos, con una fuerte tensión entre ellos. El primero está constituido por la pregunta de Jesús; el segundo, por las respuestas de los apóstoles y de Pedro, que se erige en portavoz de los discípulos con su acto de fe en Cristo, el Hijo de Dios vivo. Viene, a continuación, la solemne promesa hecha a Pedro. Y todo concluye con un episodio enigmático (que no recoge la liturgia de hoy): al oír las palabras de Jesús referentes a su suerte futura, Pedro, al que poco antes Jesús le había dirigido palabras de revelación de gran honor y responsabilidad, quiere disuadir al Maestro de ese destino y recibe de éste un reproche con palabras duras: «¡Ponte detrás de mí, Satanás! Eres para mí un obstáculo» (v. 23).
- He aquí algunas indicaciones para realizar una lectura fructuosa de este conocido pasaje. El marco en el que se desarrolla este episodio es, según muchos exégetas, Banias, lugar situado en las fuentes del Jordán, donde se encuentra una gran roca, evocada por Jesús en la frase que dirige a Pedro. Este último aparece aquí, tal como ocurre en otros episodios del evangelio, como el portavoz de la fe de los apóstoles. Las palabras de la confesión son esenciales, y contienen los títulos de Jesús: Mesías e Hijo de Dios (v. 16). Las palabras de la respuesta de Jesús, que son fruto de la gracia del Padre, son solemnes: expresan el aprecio de la confesión del jefe de los discípulos y el cambio del nombre: de piedra, «Pedro».
- Y, sobre todo, contienen una serie de promesas expresadas con palabras constitutivas: sobre Pedro y sobre la roca de su fe edifica Jesús la casa, el templo de su asamblea o Iglesia (qahal en hebreo, ekklesía en griego). Hay aquí una referencia al nuevo templo «edificaré» (v. 18) donde se reúne la nueva asamblea del Señor. Por consiguiente, Pedro es el fundamento y centro de la unidad y la comunión. Ahora bien, Pedro, a su vez, tiene como fundamento a Cristo, pues es Cristo el centro de la comunión eclesial. A Pedro, en su confesión de fe, Jesús le pide fidelidad y la aceptación de su destino de cruz y de gloria.

CLAVES para la VIDA
- Un pasaje con un doble significado: por un lado, Jesús alaba la fe de Pedro y le encomienda una tarea concreta, como consecuencia de ese don que Pedro ha recibido del mismo Padre. Y es que el portavoz de aquel grupo ha sabido captar todo aquello que aporta Jesús: es Hijo de Dios y Mesías, Salvador. Es una magnífica profesión de fe. De ahí que Jesús le encomiende una tarea concreta y exigente: él será la piedra en la que construirá el nuevo edificio; su fe (la de Pedro) será el fundamento de esa nueva realidad.
- Pero, por otro lado, también el caminar de Pedro es dubitativo, lleno de miedos: por eso, no acepta el camino que Jesús propone, el camino de la entrega, incluso de la vida. Y aquí, Pedro cambia. Su amor a Jesús es claro, pero su debilidad y superficialidad también es evidente. Será su idea del Mesías y lo que supone de exigencia; será lo que fuere, pero el... apártate de mí, Satanás no es precisamente un piropo. Pedro sigue dominado por la lógica humana, no acorde con los caminos de Dios.
- También la figura de Pedro sigue siendo un símbolo para mí, para nosotros: admiración hacia la persona de Jesús, sí; pero tendencia a hacer una selección en nuestro seguimiento a Él, también. Sólo desde su don (el de su Espíritu) será posible vivir el proceso que el mismo Pedro vivió, y aceptar la CRUZ, la entrega y la donación como el estilo más adecuado para vivir el seguimiento. ¡Aquí estamos nosotros!..

martes, 26 de junio de 2012


MIÉRCOLES, día 27

2 Reyes 22, 8-13; 23, 1-3

“... El Sumo Sacerdote Helcías dijo al cronista Safán: He encontrado en el templo el Libro de la Ley... El rey les leyó el Libro de la Alianza encontrado en el templo. Después, en pie sobre el estrado, selló ante el Señor la Alianza, comprometiéndose a seguirle y cumplir sus preceptos, normas y mandatos, con todo el corazón y con toda el alma, cumpliendo las cláusulas de la Alianza escritas en aquel libro. El pueblo entero suscribió la Alianza...”
  
CLAVES para la LECTURA
 - Generalmente los autores están de acuerdo en reconocer que el libro de la Ley encontrado en el templo en tiempo de Josías corresponde al libro del Deuteronomio. La lectura del libro encontrado impresionó tanto al joven rey que, después de consultar a la profetisa Julda, convocó a todo el pueblo en Jerusalén y en presencia de toda la asamblea se leyó públicamente. A medida que avanzaba la lectura el sentimiento de culpabilidad se debió ir apoderando de toda la colectividad, pues entre las exigencias del libro y la realidad religiosa que estaba viviendo el pueblo había un abismo. En repetidas ocasiones hemos visto que la situación religiosa de Israel se fue deteriorando, sobre todo a partir del establecimiento de la monarquía. Pero dentro de la monarquía, por lo que se refiere al reino del sur, los dos reyes que se distinguieron por su impiedad fueron precisamente los dos predecesores de Josías, a saber, Manasés y Amón. La impiedad del primero debió revestir tal gravedad que ha pasado a la historia con el calificativo del «impío Manasés».
- Los dos dogmas más característicos y más acentuados por el Deuteronomio eran la unicidad de Dios y la unicidad de santuario: «Escucha Israel: Yahvé es nuestro Dios, sólo Yahvé. Amarás a Yahvé tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerza» (Dt 6, 4-5). «Cuando paséis el Jordán y habitéis en la tierra que Yahvé vuestro Dios os da en herencia... entonces llevaréis al lugar elegido por Yahvé vuestro Dios para morada de su nombre todo lo que os prescribo: vuestros holocaustos y vuestros sacrificios, vuestros diezmos... Guárdate de ofrecer entonces tus holocaustos en cualquier lugar sagrado que veas; sólo en el lugar elegido por Yahvé en una de sus tribus podrás ofrecer tus holocaustos y sólo allí pondrás en práctica todo lo que yo te mando» (Dt 12, 10-14).
- En ambos flancos la situación era francamente lamentable. Además de la cananeización que el yahvismo venía sufriendo desde que los israelitas se instalaron en Palestina, ahora últimamente bajo la dominación asiria, especialmente durante los reinados de Manasés y Amón, había tenido lugar una intensa penetración de la religión asiria, con sus dioses y prácticas cultuales. Respecto de la unicidad del santuario, o sea la proscripción de todos los santuarios de provincias y la centralización del culto en Jerusalén, ésta era una ley nueva, promulgada por el Deuteronomio y que nunca se había puesto en práctica.
- A la vista de la situación religiosa del pueblo por una parte, y teniendo presentes las exigencias del libro de la Ley por otra, el rey hizo renovación pública de la alianza y se comprometió a guardar y hacer guardar los mandamientos, testimonios y preceptos de la Ley con todo el corazón y con toda el alma. Todo el pueblo se adhirió a la decisión del rey. Por la historia sabemos que la cosa no se quedó solamente en compromisos y en palabras, sino que Josías llevó a cabo dos importantes reformas religiosas.

CLAVES para la VIDA
- En el caminar de Israel y en su historia, nos encontramos con un paréntesis -no demasiado largo porque Josías muere muy joven- de fidelidad a Dios tras el hallazgo del libro que recogía la Alianza entre Dios y el pueblo. Y es que entre las palabras de la Alianza y lo que estaba sucediendo en la historia del pueblo, no había grandes parecidos; más bien, la idolatría y las injusticias dominaban de forma singular, y el pacto mutuo no tenía vigencia alguna.
- Pero el proyecto de Dios tiene también acogida en personas concretas, como Josías, quien renueva la Alianza entre Dios y el pueblo, como en los mejores momentos de su historia, tanto en el Sinaí como Siquén. Celebrarlo con una Pascua renovada, será la conclusión a la que llega en estos momentos: selló ante el Señor una Alianza, comprometiéndose a seguirla...” (23, 3). Así se recompone una relación, tantas veces rota por la infidelidad del pueblo.
- Historia que se sigue produciendo, hoy, entre nosotros; en mi propia historia personal. Olvidos e infidelidades conviven en mi caminar con momentos hermosos e intensos, de relación estrecha y vital, entre este Dios -profundamente interesado por cuanto me acontece- y mi pobre realidad, débil y frágil, olvidadizo y... enamorado. ¿Cómo es tu caminar, hermano/a? ¿Eres consciente de tu andadura...?

Evangelio: Mateo 7, 15-20

“... Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis...”


CLAVES para la LECTURA
- Este fragmento forma parte de la secuencia conclusiva del «Sermón de la Montaña» y contiene una renovada invitación a los discípulos para que vivan en santidad, en justicia, con una gran coherencia entre las palabras y las obras, expresadas a través de la imagen de los «frutos» (término que se repite siete veces).
- La invitación de Jesús a tener cuidado con los falsos profetas no está dirigida -en este contexto- a los que dicen cosas equivocadas, sino más bien, en virtud de un subrayado que gusta emplear a Mateo, a los que no hacen lo que enseñan a otros (23, 3). Su simulación les hace parecer ovejas exteriormente, pero por dentro son «lobos rapaces». Se trata aquí de discípulos enviados por Jesús a representarle (10, 41 y 23, 34) y a proclamar el Evangelio; sin embargo, como ocurría ya en el Antiguo Testamento, junto a los verdaderos enviados de Dios hay otros que son falsos (Ez 22, 27). El criterio de reconocimiento lo proporciona la calidad de sus frutos: las obras buenas o malas que realizan. En efecto, todo árbol se reconoce por sus frutos.
- La vid y la higuera, árboles particularmente importantes en Israel, serán cortados si permanecen estériles; sólo quedará el árbol despojado y maldito de la cruz, del que todos podrán coger el verdadero fruto justo y santo: el fruto bendito del seno de María.

CLAVES para la VIDA
- Casi al final del Sermón del Monte, se nos ofrece otra prueba más para poder descubrir la validez o no de un estilo y forma de vida: por sus frutos les conoceréis (v. 16). ¡Ahí es nada...! Y es que también en aquellos primeros tiempos (como hoy) se puede ocultar el mensaje en lugar de sugerir. La coherencia que propone Jesús a sus seguidores es una tarea constante y un empeño. Éste es el mensaje de esta reflexión.
- De ahí que Jesús, Él mismo, se propone como modelo a seguir e imitar, nadie tiene amor más grande que el que da la vida...”. Éste es el listón que marca, es la meta que pone delante de sus seguidores. Y, lógicamente, aquí las palabras no bastan; los “frutos” son los que cuentan.
- ¡Vaya examen el que nos brinda este texto evangélico (como otros muchos)! Si nos adentramos en la contemplación de nuestra vida, cuántas incoherencias surgen por todas partes. De ahí que al finalizar el Sermón de la Montaña, la actitud más coherente, y que siento como necesaria, es la CONVERSIÓN del CORAZÓN, para que así, también las obras cambien y mi vida pueda ofrecer frutos que merezcan la pena. No es fácil quedarse impasible ante estas propuestas que cada día recibimos. ¿Qué tal te sientes, hermano/a? Yo, la verdad, no muy bien...

lunes, 25 de junio de 2012


MARTES, día 26

2 Reyes 19, 9b-11. 14-21. 31-35a. 36

“... Ezequías tomó la carta de manos de los mensajeros y la leyó; después subió al templo, la desplegó ante el Señor y oró: Señor Dios de Israel, sentado sobre querubines: Tú sólo eres el Dios de todos los reinos del mundo. Tú hiciste el cielo y la tierra. Inclina tu oído, Señor, y escucha; abre tus ojos, Señor, y mira. Escucha el mensaje que ha enviado Senaquerib para ultrajar al Dios vivo... Ahora, Señor Dios nuestro, sálvanos de su mano, para que sepan todos los reinos del mundo que tú sólo, Señor, eres Dios...”

 CLAVES para la LECTURA
 - Como en el combate de David-Goliat (1 Sam 17) o en el encuentro Judit-Holofernes, la cuestión que se halla planteada en nuestro texto es la tesis de la fe en Yahvé frente a la fuerza de las armas.
- En su oración, Ezequías hace valer la gloria y el buen nombre de Yahvé: Ahora, Señor Dios nuestro, sálvanos de su mano, para que sepan todos los reinos del mundo que sólo tú, Señor, eres Dios. En virtud de la alianza, Yahvé era el Dios de Israel e Israel, el pueblo de Dios, es decir entre los dos existía un compromiso mutuo y los intereses de uno eran los intereses del otro. Por eso, si el pueblo de Israel se veía humillado y derrotado, la humillación y la derrota recaían en última instancia sobre Dios. De ahí que en ocasiones Dios actuaba no tanto para defender al pueblo cuanto para salvaguardar la gloria de su santo Nombre: «Pero yo he tenido en consideración mi santo nombre, que la casa de Israel profanó entre las naciones donde había ido. Por eso di a la casa de Israel: así dice el Señor Yahvé: no hago esto por consideración a vosotros, casa de Israel, sino por mi santo nombre, que vosotros habéis profanado entre las naciones donde fuisteis. Yo santificaré mi gran nombre profanado entre las naciones, profanado allí por vosotros» (Es 36, 21-23).
- Es de destacar la intervención del profeta Isaías. Nacido en la ciudad santa, Isaías sentía predilección por su ciudad natal. Tanto con motivo de la guerra siro-efraimita (Is 7) como en esta ocasión, Isaías juega un papel importante, hasta alcanzar el rango de héroe nacional. Por causas no del todo conocidas (posiblemente alguna insurrección en Nínive), Senaquerib se vio obligado a levantar el asedio de Jerusalén y el pueblo interpretó el hecho como un milagro y se confirmó más en la convicción de que la ciudad era inexpugnable e inviolable, debido sobre todo al templo en el que se hacía presente la Gloria de Dios.

CLAVES para la VIDA
- Si en otras ocasiones el autor sagrado ha “leído” la historia y los acontecimientos como “castigo” de Dios, en esta oportunidad mira y contempla el fracaso de Asiria como un triunfo porque, el piadoso rey de Judá, ha recurrido a Dios y éste ha salvado a Israel del poderoso monarca asirio. La actitud del rey se recoge en la hermosa plegaria, implorando la ayuda del mismo Dios. El profeta Isaías será el mediador entre Dios y el monarca, haciéndole saber que el modo de actuar de Dios es de auxilio y de ayuda.
- Yo la protegeré y la salvaré (v. 34): es la síntesis que el mismo Dios hace de su actitud con aquel “resto” fiel a la Alianza. Y es que, una vez más, se nos recuerda que su gozo está en hacer realidad ese proyecto de vida, basado en “su palabra” y su promesa a su siervo David. Ése es el proceder de Dios, a pesar de los pesares. Y lo será a través de los tiempos.
- Plegarias como la de hoy nos hacen recordar a nosotros que Dios sigue atendiendo las necesidades de los que ponen en Él su confianza. Lo que ocurre es que nuestra “fácil” autosuficiencia nos imposibilita abrirnos a Él y aceptarle como un don, un don para nuestras vidas y para nuestro caminar. Profundizar en esa identidad que nos da la relación filial con Él... ¡todo un DESAFÍO para nuestra vida de cada día! ¿Qué tal te sientes, hermano/a? 

Evangelio: Mateo 7, 6. 12-14
 “... Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas. Entrad por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida!  Y pocos dan con ellos...”

 CLAVES para la LECTURA
 - Hallamos aquí algunos dichos del Señor reunidos por el evangelista en el magno «sermón del monte». El texto litúrgico omite los versículos relativos a las «cosas buenas» que los hombres intercambian entre ellos y que el Padre celestial concede a quienes se las piden.
- El primero de los dichos referidos tiene que ver con el uso de lo «santo». El sentido de esta expresión no está claro, aunque podemos sobrentender con ella la Palabra evangélica y, en último extremo, la Eucaristía (Didajé 9, 5). Parece que se bosqueja aquí lo que será definido como «la disciplina del arcano». Consiste ésta en no revelar los santos misterios a los extraños y menos aún a las personas indignas. Con el término «perros» se designaba de modo despreciativo a los paganos, considerados idólatras por definición (Mt 15, 26ss, donde apenas se atenúa la palabra poniéndola en diminutivo, «perrillos»). A los cerdos, considerados proverbialmente como animales impuros, eran equiparados los que mantenían una conducta contraria a la Ley (ambas categorías de animales se encuentran en 2 Pe 2, 21ss).
- Frente a la bondad divina, los hombres son «malos»; sin embargo, son capaces de dar pan y pescado. Pues bien, ¿qué «pan» y qué «pescado» no nos dará el Padre con el don de su Hijo? Estas «cosas buenas» son ciertamente, ante todo, los bienes superiores, el Reino y la justicia de Dios. Lc 11, 13 dice dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan. El Espíritu Santo es el don por excelencia, siempre conforme a la voluntad de Dios, y se concede siempre a los que lo piden: espíritu de vida y de regeneración, inteligencia de las Escrituras, discernimiento espiritual, carismas varios en la comunidad.
- El v. 12 (Tratad a los demás como queréis que ellos os traten…”) constituye la «regla de oro» del obrar cristiano. La encontramos, aunque formulada de manera negativa, en Tob 4, 15 y no falta tampoco en las antiguas tradiciones espirituales. Hemos de señalar aún la insistencia en el hacer, que se repite más veces en este último capítulo del sermón del monte (vv. 12; 17; 19; 21; 24; 26).
- Por último, están las dos puertas y los correspondientes caminos a los que dan acceso. La doctrina de los dos caminos estaba formulada ya en el Antiguo Testamento (Dt 30, 15-20) y fue recuperada en la primera catequesis cristiana (Didajé 1,1). La imagen de la puerta y del camino remite al mismo Cristo (Mt 22, 16), que se atribuye a sí mismo esta doble realidad (Jn 10, 7; 14, 6), así como a los Hechos de los apóstoles, donde aparece con bastante frecuencia.

CLAVES para la VIDA
- Continúan las enseñanzas del Maestro; en ocasiones utilizando lenguajes no fáciles para nosotros, y en otras, con lecciones tan claras y exigentes, que casi preferimos aquellas que no se entendían de forma tan clara. Y con todo, lo que el Padre nos da, de forma generosa y gratuita, es el Don del Hijo y, en él, el acceso a todos los otros regalos y posibilidades. En el trasfondo de este relato puede que esté ese sentido de no despreciar o desperdiciar el DON por excelencia que se nos ha dado.
- Desde ahí, y sólo desde ahí, se nos exige la “regla de oro” para la vida: tratad a los demás como queráis que ellos os traten (v. 12). Es la conclusión y se recogen una serie de exigencias que hacen que quienes acogen esa propuesta de Jesús, sean hombres y mujeres con talante realmente distinto, con calidad de vida y de testimonio.
- ¡Está claro que el seguimiento del Maestro no es cualquier cosa!.. Y, al mismo tiempo, ser conscientes de que somos portadores del incomparable don que el Padre nos hace al darnos a su Hijo y, en Él, al darnos todo lo imaginable. Cada día asumir esta condición, agradecerlo y gustarlo, vivir desde su fuerza y sus exigencias... ¡toda una manera de plantearme la vida y la existencia! Dichosos los sencillos que lo entiendan y acojan... ¿Y tú, hermano/a?