domingo, 30 de junio de 2013

30 de junio. Domingo XIII del Tiempo Ordinario


1 Reyes 19, 16b. 19-21


“… Elías pasó a su lado y le echó encima su manto. Entonces Eliseo, dejando los bueyes, corrió tras Elías y le pidió: Déjame decir adiós a mis padres; luego vuelvo y te sigo. Elías contestó: Ve y vuelve, ¿quién te lo impide? Eliseo dio la vuelta, cogió la yunta de bueyes y los mató, hizo fuego con los aperos, asó la carne y ofreció de comer a su gente. Luego se levantó, marchó tras Elías y se puso a su servicio…”


CLAVES para la LECTURA


- Este fragmento del primer libro de los Reyes pertenece al llamado «ciclo de Elías» (1 Re 17 - 2 Re 1), los capítulos que, ateniéndose a una historia de Elías preexistente, narran los acontecimientos, los milagros y el itinerario interior del profeta. Elías fue un sacerdote y profeta nacido en Galaad, Reino del Norte, y vivió en el siglo IX a. de C., en tiempos del rey Ajab. La tradición, de manera unánime, le considera como el hombre que encarna toda la pasión de Dios, las exigencias de su alianza y el radicalismo de su misión: «Entonces surgió el profeta Elías como un fuego, su palabra quemaba como antorcha» (Eclo 48, 1).


- Inmediatamente antes de nuestro fragmento encontramos a Elías en el monte Oreb, lugar en el que tuvo la experiencia decisiva de Dios, en medio de una intimidad al mismo tiempo delicada y consoladora (1 Re 19, 1-18). De esta revelación de Dios, personal y sorprendente, aprende Elías de nuevo a confiar al Señor toda su propia misión y a recibir de sus manos el plan y el mensaje proféticos. En este punto, su acontecer se encamina hacia la conclusión; la última orden que el Señor le dirige es que elija a un sucesor: Eliseo, hijo de Safat.


- En el centro de este episodio figura el gesto de Elías de echar su propio manto sobre los hombros de Eliseo. Se trata de un gesto que indica el «paso de propiedad»; Eliseo, envuelto en el manto, no se pertenece a partir de ahora, sino que pertenece a Dios y a su misión profética. También Eliseo, tal como aparece en el evangelio de Lucas (9, 61ss), se ve situado ante su nueva y auténtica identidad, que le llama a dejarlo todo: a desarraigarse de su realidad, de su familia, para abrazar por completo la aventura que Dios le pone delante (v. 20). Esta nueva conciencia de sí mismo es expresada de una manera visible por Eliseo en la acción de matar los bueyes y cocer su carne para darla como alimento a su gente.

 

CLAVES para la VIDA

- La historia de la salvación continúa adelante y los caminos que recorre son tantas veces extraños. Así, el profeta Elías, que ha vivido de forma tan intensa su “pasión” por Dios, ahora busca un sucesor para esa causa. Es el relato que hoy nos ofrece la liturgia y al que somos invitados a sumergirnos para captar su fuerza interna. La causa de Dios no es algo insignificante, sino algo esencial para el profeta; así lo ha vivido y así desea que sea también para el discípulo.

- El nuevo elegido, Eliseo, también para a ser una especie de “propiedad de Dios”, le pertenece. Como su antecesor, además de compartir su espíritu y su fuerza, va a compartir también su misión y su tarea. El hombre deja de pertenecerse para pasar a ser posesión de Dios y de su causa. Hasta el punto de romper con su pasado y cuanto conlleva; ya no es suficiente con estar mirando hacia atrás, sino que la nueva realidad le puede, y le lleva a vivir de una determinada manera.

- Relatos cargados de significado y de fuerza interna los que se nos ofrecen también para nuestra vida de creyentes. Sentir la “pasión por Dios” y por su causa: es la invitación de Elías; “pertenecer” al mismo Dios… es la propuesta de su discípulo Eliseo. ¡Cuánto de todo esto necesita nuestra vida y caminar creyente! ¡Cuántos interrogantes me sigue planteando la actitud y el estilo de estos modelos de fe y de seguimiento! ¿Y a ti, hermano/a? ¡Buen ánimo!

Gálatas 5, 1. 13-18


“… Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado. Por tanto, manteneos firmes, y no os sometáis de nuevo al yugo de la esclavitud. Hermanos, vuestra vocación es la libertad: no una libertad para que se aproveche el egoísmo; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor. Porque toda la ley se concentra en esta frase: amarás al prójimo como a ti mismo…”

 

CLAVES para la LECTURA


- El presente fragmento, tomado de la Carta a los Gálatas, nos sitúa de inmediato en medio del mensaje central del «evangelio paulino». Toda la predicación de Pablo se caracteriza por esta verdad fundamental. La muerte de Cristo y su resurrección liberan al hombre de la ley mosaica. Le liberan del poder de la carne o apetitos desordenados, o sea, de la tendencia natural a poner nuestro propio yo en el centro de la existencia, y -positivamente- le introducen en una condición nueva, en la cual la caridad es la única realidad que cuenta, porque es la única fuerza capaz de liberarle de las estrecheces de su egoísmo y de hacerle verdaderamente feliz.

- Sin embargo, el creyente experimenta cada día dentro de sí que esta orientación a la libertad está amenazada, y de ahí que esté llamado a realizar elecciones concretas que le pongan de nuevo en su situación de verdad. Puede cambiar su libertad pretextando vivir según la lógica de su propio egoísmo: la libertad de la que habla Pablo es, en primer lugar, libertad de amar, capacidad de salir de las angustias del propio subjetivismo para abrirse a la experiencia de la comunión. Es, en definitiva, ser libres de nosotros mismos: ser libres para los otros, a través de la renuncia voluntaria y continua a querer vivir pensando y bastándonos a nosotros mismos.

- Dentro de esta lógica, Pablo consigue recuperar el concepto mismo de ley. Y afirma con vigor que la caridad es el horizonte de todo el obrar humano (v. 14), que la única ley es ésta: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Este camino de libertad lo recorre el hombre no en virtud de sus propias fuerzas, sino sólo mediante la gracia: el Espíritu Santo suscita en el corazón del hombre el deseo de caminar por el camino de la caridad y le pone en condiciones de hacer morir su propio yo y de sumergirse por completo en la lógica de la entrega total de sí mismo (v. 18).

 

CLAVES para la VIDA

- Según el testigo Pablo, la situación del creyente ha cambiado de forma sustancial, de tal manera que le afecta a la RAÍZ misma de su existencia. Antes estaba dominado por las tinieblas, por el peso de la Ley; ahora su nueva realidad tiene una perspectiva nueva: es la LIBERTAD, como estilo y forma de ser y de vivir. La etapa y el dominio de la ley deja lugar a la nueva etapa de la libertad.

- Y, con ello, se propone una nueva clave para la vida: el AMOR MUTUO como forma de ser y de vivir. El centro de la vida pasa de ser uno mismo a que lo sean los demás. Por supuesto que siguiendo el modelo que emana de Cristo mismo y animado por su mismo Espíritu. De ahí que el creyente no está solo en ese combate, sino acompañado por el mismo Espíritu de Dios.

- Se me vuelve a recordar algo esencial a mi fe y a mi caminar como creyente: desde Cristo ha cambiado mi condición. Ahora, desde el don de su Espíritu, una nueva vida anima mi caminar y puedo vivir como hijo de la luz; ahora estoy convocado a vivir desde la libertad definitiva que se me concede en la liberación plena de Cristo Jesús. Soy una criatura NUEVA, que vive desde “claves” nuevas. Es necesario despertar en mí esta conciencia y vivir desde ahí. Hermano/a, a esto estamos llamados; no podemos olvidarlo en ningún momento ni en ninguna ocasión. ¿De acuerdo?

 

 

EVANGELIO: Lucas 9, 51-62


“… Mientras caminaban, le dijo uno: Te seguiré adonde vayas. Jesús le respondió: Las zorras tienen madriguera y los pájaros nido, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar la cabeza. A otro le dijo: Sígueme. Él respondió: Déjame primero ir a enterrar a mi padre. Le contestó: Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios. Otro le dijo: Te seguiré, Señor, pero déjame primero despedirme de mi familia. Jesús le contestó: El que echa mano al arado y sigue mirando atrás, no vale para el Reino de Dios…”

 

 

CLAVES para la LECTURA

- Jesús, hijo obediente al Padre, se dirige «de modo decidido» (literalmente, con rostro «duro») hacia Jerusalén (v. 51). La dureza de su rostro expresa la perfecta adhesión a la voluntad del Padre: nada puede distraerle de la meta. La suya es una decisión irrevocable, fruto del amor. Envía por delante a sus discípulos, a fin de que preparen el corazón de los hombres para la escucha de la Palabra. El punto de partida de su camino es un pueblo de Samaría, lugar que expresa bien la infidelidad del corazón de Israel y que podía ser considerado como el más excluido de todos.

- Pero Jesús empieza precisamente desde aquí. Esta animosa elección no recibe acogida. Santiago y Juan no aceptan ese rechazo y reaccionan con vigor, incluso ante la actitud remisiva de Jesús: todavía no poseen la docilidad (v. 54). Mientras se acercan a otro pueblo, una persona desconocida encuentra en Jesús la clave de toda su vida y promete seguirle (v. 57). Jesús coloca entonces el deseo del hombre frente a la realidad de la llamada de Dios: se trata de una inversión de toda la existencia.

- El seguimiento de Cristo es un camino de abandono total a la voluntad del Padre, y la señal de todo esto es la situación de pobreza radical en la que el discípulo debe estar dispuesto a encontrarse (v. 58). Lo que antes era fuente de seguridad ahora ya no puede serlo. La única fuente de estabilidad, la única certeza, es Cristo. Ante la petición de ocuparse de los deberes familiares, Jesús se muestra también clarísimo: no se puede anteponer nada a su amor (vv. 59ss), a fin de que el discípulo tenga un corazón libre, capaz de hacer suyos los sentimientos de Cristo, y pueda entregarse por completo a la voluntad del Padre para la edificación de su Reino (v. 62).

 

 

CLAVES para la VIDA

- Jesús, el Maestro, camina con paso firme; esto es, ha descubierto cuál es la voluntad del Padre y, a partir de ahí, todo queda relegado a segundo plano; sólo el realizar el deseo y el proyecto del Padre mueve su vida. Aunque ello suponga rechazo abierto, ya sea por los suyos como por los extraños. Así como la infidelidad ha sido la nota dominante de Israel a lo largo de la historia, ahora el Hijo amado asume sin condiciones el proyecto definitivo del Padre, aunque incluya entrega y muerte (que es lo que significa “Jerusalén” en estos momentos).
- Esto mismo exige a cuantos quieran vivir su seguimiento, aunque ello le suponga invertir toda su existencia; esto es, vivir un camino de abandono total a la voluntad del Padre, haciendo de Él la única seguridad de su vida. Si antes era la familia, ahora es el amor a él, con un corazón libre de toda atadura, para empeñarse en la edificación del Reino. Todo ello con las “notas” de la pobreza más absoluta y de una radicalidad que marca toda la existencia.
- Muy claro y radical la propuesta evangélica de este día por parte del Maestro: todo queda en segundo orden ante la apuesta del Reino, como él mismo lo vive y lo lleva adelante. Ante la propuesta no hay “deberes sagrados” (ni siquiera la familia), sino la única opción es el proyecto del Padre y lo que implica y que abarca toda la vida. Así de radical y exigente. “Lo primero es primero; lo segundo siempre es después”, sería lo que define esta actitud del maestro. Hermano/a, ¿cómo te sientes, hoy y aquí, ante esta propuesta? ¿Dispuesto/a a apostar por ella? Es la invitación.

sábado, 22 de junio de 2013

Domingo, día 23 de Junio

 
El Profeta Zacarías (12, 10-11; 13,1) anuncia y describe la imagen del Mesías sufriente: Mirad al que atravesaron.  El Bautismo nos incorpora a Cristo y todos somos uno en Él: Los que habéis sido bautizados os habéis revestido de Cristo (Gálatas 3, 26-29). Pedro, en el evangelio, confiesa la mesianidad de Jesús, el cual anuncia su Pasión: el Mesías sufriente.

 

 Evangelio: Lucas  9, 18-24

Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?" Ellos contestaron: "Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas". Él les preguntó: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?"Pedro tomó la palabra y dijo: "El Mesías de Dios". Él les pro­hibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: "El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por lo ancianos, sumos sacer­dotes y letrados, ser ejecutado y resucitar al tercer día". Y, dirigiéndose a todos, dijo: "El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará".

   La oración personal de Jesús, su intensa espiritualidad, no le motiva a aislarse de la gente y de lo que se piensa de él. Todo lo contrario. Porque su espiritualidad era tan profunda, por eso él quiere saber lo que la gen­te piensa de su vida y su persona. Una espiritualidad que bloquea al indi­viduo y lo encierra en sí mismo, desentendiéndose de lo que de él se piensa o se dice, no es la espiritualidad de Jesús.

    Jesús pregunta a los Doce. Y Pedro responde en nombre de ellos. Es decir, Pedro actúa como portavoz del "colegio apostólico". Y confiesa, no la "divinidad" de Jesús, sino su "mesianidad", es decir, su condición de "Salvador", el hombre que aporta salvación y esperanza a quienes buscan en la vida un "sentido", un "futuro". Cosa que es fundamental para todo ser huma­no que busca una respuesta a los anhelos más hondos del ser humano.

   Jesús reconoce y acepta la confesión de los apóstoles, tal como Pedro, en nombre del grupo, la acaba de formular. Pero Jesús no quiere popularidad, sino silencio. Y, sobre todo, Jesús anuncia, sin rodeos, que el mesianismo, tal como él lo entiende y lo vive, termina en sufrimiento, rechazo y muerte (J. A Fitzmyer). Más aún, Jesús declara que quien quiera unirse a su proyecto, tiene que aceptar seguir el mismo destino que los judíos de aquel tiempo habían visto tantas veces en la Palestina del s. 1: el destino fatal de los que sufrían las consecuencias de la brutalidad de los legionarios romanos, que cargaban cruces y asesinaban en ellas a quienes manifestaban su protesta por el sistema dominante y opresor que sufría la pobre gente.

sábado, 15 de junio de 2013


DOMINGO, día 16. Domingo XI del Tiempo Ordinario

 2 Samuel 12, 7-10. 13

 
“… Dijo Natán a David: Así dice el Señor Dios de Israel… ¿Por qué has despreciado tú la palabra del Señor, haciendo lo que a él le parece mal?... David respondió a Natán: He pecado contra el Señor. Y Natán le dijo: Pues el Señor perdona tu pecado. No morirás…”

 
CLAVES para la LECTURA

 
- El arrepentimiento de David que presenta el pasaje que hemos leído es la etapa final de su pecado y de la intervención de Dios, que le guía hacia el arrepentimiento. Lo que David había hecho -el adulterio, el intento de esconderlo, la decisión de hacer morir a Urías, la instalación de Betsabé en el palacio real- había estado mal a los ojos del Señor. Sólo la intervención de Dios podía restablecer en su belleza y poder vital la relación personal que se había roto entre ambos. Y Dios ayuda a David a volver a sí mismo. «En su infinita bondad y fineza psicológica, lo libera actuando sobre sus mejores sentimientos: la lealtad, la necesidad de defender la justicia… Dirige su llamada no al David pecador, sino al David justo, leal, y por eso sale airoso» (C. M. Martini).

 - El profeta Natán, por medio de un relato sencillo reconstruido a partir de la trama de la vida de David, ayuda al rey a releer, con distanciamiento y objetividad, su propia vida personal; después le conduce a volver a entrar en sí mismo y le restituye a su personal verdad con un valiente paso: «¡Ese hombre eres tú!», precisamente ese hombre al que tú has juzgado merecedor de la muerte. En ese punto toma a David como de la mano y le ayuda a recorrer toda su historia, marcada por tantas intervenciones de la benevolencia divina. La síntesis referida aquí recuerda el texto de Isaías sobre los cuidados de Dios con su viña y todos los beneficios en favor de su pueblo, que le responde con ingratitud e infidelidad (Is 5, l-7).

 - Las palabras de Natán llegan al corazón del hombre David, que no se defiende, sino que confiesa: «He pecado contra el Señor». Es casi un eco del «estoy desnudo» de Adán (Gn 3, 10). Esta confesión restaura toda la estatura espiritual de David y le libera de aquella maraña de mentira e infidelidad en la que cada vez se iba enredando más por querer liberarse solo. El arrepentimiento de David es grande: todo su corazón está contrito, se han quebrado todas sus resistencias y vive una experiencia muy concreta de humillación interior. Sobre este rostro de la humildad humana -no adquirida, sino padecida y acogida- baja el perdón del Señor, que libera a David de la muerte: «No morirás».

 

CLAVES para la VIDA

- La Biblia está tejida de páginas bellas y ejemplares, y otras que producen repugnancia y rechazo. Así escribe Dios su historia de amor y de salvación. Hoy, en el caso de David, nos encontramos con ambas facetas. Su pecado -llevado hasta extremos insospechados y rechazables-, es algo tan vivo y real, que llama a la conciencia de David. Su respuesta a la propuesta del profeta es digna del más noble los corazones arrepentidos. Y ahí se presenta la bondad, la misericordia, el perdón del Señor reconstituyendo -desde dentro- el corazón de su siervo David, a quien ha favorecido con sus dones y gracias.

 - “He pecado contra el Señor” se convierte en la nueva clave de la vida de David. Ahora sí es posible que la vida y el Espíritu del mismo Dios puedan recomponer el maltrecho corazón de su siervo. De nuevo la amistad entre Dios y David es posible y esa relación renueva todo el ser, desde sus mismas raíces y en todas las dimensiones. Ahora la benevolencia divina ha podido sanar el mundo corrompido de la mentira y de la maldad donde ha vivido el siervo de Dios. David volverá a ser el hombre nuevo que deseaba y necesitaba.

 - Página cargada de tantas experiencias que hablan de la vida y de las aventuras que conlleva. Es hermoso escuchar esas palabras que recomponen de nuevo a la criatura: “He pecado contra el Señor”, y con ello iniciar un camino, ahora sí orientado de nuevo plenamente de cara a Dios y a sus proyectos de vida. Aquí nos encontramos, también, nosotros, hoy, creyentes en este Dios del perdón y de la misericordia. Confesar la propia fragilidad y pecado; abrirme plenamente a su don y perdón; y rehacer -desde ahí- el camino que incluye relación y amistad… ¡es algo necesario y bueno en mi vida! ¿Qué te sugiere a ti, hermano/a, esta historia de David, de su pecado y de su arrepentimiento?

 
Gálatas 2, 16. 19-21

 
“… Estoy crucificado con Cristo: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí. Y mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí. Yo no anulo la gracia de Dios. Pero si la justificación fuera efecto de la ley, la muerte de Cristo sería inútil…”

 

CLAVES para la LECTURA

 

- El fragmento de la Carta a los Gálatas que leemos nos ofrece una síntesis del «Evangelio» de Pablo. Podríamos releerlo a partir de su núcleo central: «Es Cristo quien vive en mí», para encontrar expresada aquí la auténtica vida cristiana y la profunda experiencia religiosa de Pablo, una vida vivida por encima del yo natural, marcada por la presencia y la irrupción de Dios en el hombre. Es la vida nueva que tiene su origen en el bautismo y en la energía renovadora de la adhesión confiada en el amor con que Jesús abraza a cada hombre.

 - Esto es el bautismo: morir a la ley, es decir, sustraerse a su influencia, a su dominio, y morir, por tanto, al pasado, al hombre exterior, al pecado, a fin de vivir para Dios, o sea, consagrado a Dios. Y esto es la fe: el hombre queda justificado, a saber: puesto moralmente recto ante Dios y capaz de obrar como tal no por las obras de la ley, sino por la salvación llevada a cabo por Jesucristo. La fe es -por así decirlo- la puerta de acceso a Jesús salvador; es la actitud con la que el hombre acoge la revelación divina manifestada en Jesucristo y con la que le responde dedicándole su propia vida. Esta justificación es, por consiguiente, un don gratuito de Dios, un don que cambia desde dentro la vida del hombre que ha entrado en contacto con Cristo mediante la fe y el bautismo.

 - En virtud de este contacto entre Cristo y el creyente se lleva a cabo algo así como un intercambio recíproco, una simbiosis. Es la vida de Cristo que se realiza en el creyente, aunque no en el sentido de que Cristo se convierta en el sujeto de las acciones humanas. El sujeto sigue siendo siempre el creyente, con su vida de carne, absolutamente humana, con el peso de sus debilidades, con su fragilidad, su miseria, pero en ella se injerta un principio de vida superior, que es el mismo Cristo. La comprensión de esta verdad llevada a cabo por la fe en la inhabitación de Cristo transforma, renovándola, la vida del hombre, hasta compenetrarse con su conciencia psicológica.

 

CLAVES para la VIDA

 
- Una vez más, el gran apóstol Pablo se centra en la reflexión sobre aquello que da sentido a su vida y a su caminar, y descubre que no es el cumplimiento de la ley lo que le produce la vida (aunque sí lo creyó en otros tiempos), sino su fe en la persona de Jesús y el don que en él se le ofrece en plenitud. Por el cumplimiento de la ley, él permanece en la muerte, porque vuelve a recaer en los mismos errores de siempre. Sólo en el encuentro personal con el Señor Jesús se transforma -de forma real y viva- su caminar y su vida.

 - Aquí surge la nueva clave de su vida: “Es Cristo quien vive en mí”: participa de su vida por medio de ese intercambio recíproco, esa simbiosis que se ha producido. Y si es verdad que su realidad está marcada por el peso de sus debilidades y fragilidades, sin embargo Cristo ha injertado en él un principio de vida superior que le hace vivir la vida de otra forma, una forma completamente nueva y llena de vitalidad. Ahora todo su ser y quehacer está movido y motivado por ese principio de vida superior que corre por sus venas y por su espíritu.

 - De nuevo es sugerente leer y meditar las reflexiones de este gran testigo que es Pablo. Fanático hasta las raíces mismas de su vida, tras el encuentro con el Señor Resucitado cambia radicalmente su forma de pensar, de ver, de sentir, de vivir, de amar y de entregarse a la nueva causa. Y ahora sabe el secreto: “Es Cristo quien vive en mí” y desde ahí todo es diferente. ¡Menuda propuesta para mí, para nosotros, hoy y aquí! Nosotros, tantas veces enredados en pequeñeces de tipo ritual o cosas similares… ¡vaya planteamiento de vida! Hermano/a, estamos llamados a “otra historia”, a otra cosa, y no precisamente a vivir en la mediocridad y vulgaridad. ¡Buen ánimo!

 
Lucas 7, 36 – 8, 3

 

“… Un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume, y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se pasó a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume… Jesús tomó la palabra y le dijo: Simón, tengo algo que decirte. Él respondió: Dímelo, maestro. Jesús le dijo: Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más? Simón contestó; Supongo que aquel a quien le perdonó más. Jesús le dijo: Has juzgado rectamente… Por eso te digo, sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor: pero al que poco se le perdona, poco ama. Y a ella le dijo: Tus pecados están perdonados…”

 

 CLAVES para la LECTURA

 
- Hay dos personajes en el fragmento evangélico de hoy que se imponen a nuestra atención interior: Simón, el fariseo, símbolo del hombre justo, autosuficiente, que se controla y respeta la ley, pero tiene el corazón endurecido para el amor; y una pecadora cuya historia desconocemos, aunque sí nos consta su estado interior de conversión, su corazón arrepentido, triturado.

 - Los gestos de esta mujer reúnen todos los matices de la gratitud. Su ir directa a Jesús, el hecho de postrarse a sus pies (gesto típico de quien ha visto salvada su propia vida), el soltarse los cabellos en señal de humillación, la unción con el perfume (signo de alegría, de abundancia, de amor y consagración) y, además, las lágrimas y los besos: expresiones todas ellas que hablan de acogida y de vida. Esta mujer expresa así el auténtico modo de estar el hombre ante Dios: sin justificación alguna y con una enorme gratitud; pronuncia de este modo el amén de su fe en el perdón de Jesús, así como su amor que acepta dejarse amar.

 - Entre el fariseo y la pecadora está Jesús, el verdadero profeta, que conoce los designios de Dios y es capaz de leer en el corazón de los hombres. Jesús ve el desprecio y la frialdad del corazón de Simón, su sentirse justo y su creer que el amor de Dios se puede merecer. Su pecado está aquí: en querer merecer el amor de Dios, que es, por esencia, pura gratuidad.

 - En el corazón de la mujer, probablemente una prostituta, Jesús capta, en cambio, la apertura y la acogida al don del amor, que se manifiesta plenamente en el perdón (perdonar). La mujer se deja amar, es decir, perdonar, y su amar más es efecto y causa al mismo tiempo del perdón. El amor y el perdón se alimentan recíprocamente: la mujer ama en cuanto es perdonada, y, en cuanto ama, se abre a acoger el perdón.

 

CLAVES para la VIDA

 

- ¡Bello cuadro el del relato evangélico que Lucas nos regala en el pasaje de hoy! Contiene todos los ingredientes para saborear su mensaje. Jesús, como Maestro cualificado que es, pone en evidencia las actitudes de vida que se pueden vivir: la frialdad para el amor y la supuesta perfección del fariseo que se siente autojustificado y con derechos ante Dios y la salvación. Por otro lado, el amor entrañable y desbordante de una pobre mujer que es capaz de significarlo de manera clamorosa y sin ningún tipo de rubor; ella acepta la salvación como don gratuito y generoso que se le brinda en la persona de Jesús; y disfruta de ello y lo agradece.

 - “Sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor”: éste es el criterio a vivir y trabajar. La salvación de Dios es puro don en gratuidad y entonces el “amor” y el “perdón” se alimentan recíprocamente: ella, la mujer, ama cuando es perdonada, y, en cuanto ama, se abre a acoger el perdón. Aquí no se producen grandes “confesiones”; la única son los gestos que hablan de amor y entonces… ¡todo cambia! “Tus pecados están perdonados” es el anuncio que Jesús le hace en nombre de Dios mismo. No es, pues, el cumplimiento estricto de las normas lo que salva, sino el amor como respuesta al amor del mismo Dios.

 - ¡Inmensa página evangélica la que se nos ha ofrecido para disfrute en este día! Para nosotros, tantas veces empeñados en enredos legalistas y numéricos acerca de los pecados, Jesús nos ofrece una CLAVE totalmente diferente y válido para la vida. ¡Cuánto nos cuesta aprender de sus enseñanzas! Será porque, a lo menor, nos sentimos mejor en los enredos que optando claramente por el amor y por la aceptación clara y explícita del mensaje liberador que nos ofrece Jesús, tanto en sus gestos como en sus palabras. Y todo ello lo hace en nombre del mismo Dios. Hermano/a, ¿en qué clave se mueve tu vida? ¿Cómo vives tu relación con el mensaje nuevo y liberador que Jesús nos ofrece? ¡Buen ánimo!

 

 

sábado, 8 de junio de 2013

DOMINGO X DEL TIEMPO ORDINARIO (C), 9 DE JUNIO



Hermanos: bienvenidos a esta celebración, a este encuentro con el Dios de la Vida.

Tras celebrar las GRANDES FIESTAS
 de nuestra fe cristiana, nos ponemos a caminar tras las huellas de Jesús, el Maestro, porque sabemos -por experiencia- que es el único camino que nos va a llevar al encuentro con Dios mismo y con los dones que constantemente nos ofrece y nos brinda. Por eso, también hoy, en este Domingo, Él nos seguirá instruyendo y presentándonos lo que conlleva acoger el don de Dios-Padre.

Y es que Jesús, el enviado de Dios-Padre, ha resucitado y vive en medio de nosotros. De ahí que la Palabra de Dios hoy nos presentará la VIDA como el objetivo a trabajar y a acoger constantemente, porque ése es el PROYECTO definitivo de nuestro Dios. No podemos caminar como quienes no esperan nada; estamos llamados a la vida. Jesús no se cansará de decirnos que el Padre es un Dios “amigo de la vida”.

Iniciamos esta celebración y este nuestro encuentro con el Señor y con los hermanos, seguros de que nuestra vida merece la pena, especialmente cuando va haciendo posible la vida a nuestro derredor. Comenzamos.

 

 

1ª Lectura: 1 Reyes 17, 17-24

Escucharemos un relato muy antiguo. El profeta Elías, que se siente enviado por Dios, realiza un signo (un milagro) para mostrar que la fuerza de la vida reside en Dios y no en los dioses o baales, como se creía en su entorno. Y Dios concede al profeta la fuerza para dar vida a aquel niño. Este relato nos adelanta cuál va a ser el proceder de Jesús de Nazaret, como escucharemos en el relato evangélico. Acogemos este sencillo relato.


2ª Lectura: Gálatas 1, 11-19

En esta reflexión que ahora escucharemos, el apóstol Pablo nos ofrece un testimonio de su propia vida. Él, Pablo, había sido un fanático religioso; pero cuando es llamado por Dios y se encuentra con el Señor resucitado, cambia radicalmente de vida, todo queda transformado en él, y ahora dedica todas sus fuerzas en dar a conocer la Buena Noticia que Dios nos ofrece en Jesús. Escuchamos su hermoso testimonio.


Evangelio: Lucas 7, 11-17

En este relato del evangelista Lucas, se nos presenta a Jesús con una exquisita sensibilidad para con las personas, especialmente con las que sufren. De ahí que, empujado por la fuerza del mismo Dios, es capaz de dar vida a un muchacho, hijo único, y así ilumina el corazón de una madre viuda. Y es que Jesús lo tiene muy claro: el proyecto de Dios es un PROYECTO de VIDA. Ésta es su Buena Noticia y la hace realidad. Acogemos con el corazón este sencillo y hermoso relato.

 

 

Reflexión para este día
“Un gran profeta ha surgido entre nosotros.
Dios ha visitado a su pueblo”



Hemos terminado las GRANDES FIESTAS de nuestra fe cristiana (Semana Santa, Pascua, Pentecostés, Santísima Trinidad, Corpus Christi) y este domingo nos pone tras las huellas del Maestro, Jesús de Nazaret, para participar en su ESCUELA, y aquello que hemos descubierto, irlo madurando y profundizando en el caminar de cada día.

También HOY, nos encontramos con una SORPRESA: según Jesús, Dios es alguien preocupado por nosotros, y aunque las apariencias indiquen que parece que estamos abocados al fracaso, eso no es verdad. Dios ha arrebatado a Jesús de las garras de la muerte y le concede una vida en plenitud, como regalo a su fidelidad sin límites. Esta misma suerte es la que desea para cada uno de nosotros.

La misma Palabra de Dios que hemos escuchado nos habla, precisamente, de la VIDA, ésa que Dios nos ofrece gratuitamente. Él, en Jesús, nos libera de la esclavitud del pecado y de la muerte, y nos invita a participar plenamente de su misma vida divina, la que siempre ha soñado para nosotros.

¿Qué espera de nosotros? ¿A qué nos llama? A corresponder a su don apostando en favor de la VIDA, la que nuestro mundo y nuestro entorno más inmediato necesita. Esto conlleva denunciar todas y cada una de las violaciones que se cometan contra la vida. Es preciso responsabilizarnos de la defensa de sus derechos y colaborar con todos aquellas fuerzas políticas y sociales que se comprometen en este empeño.

Y, además, supone ser conscientes de que sólo se ama la vida, cuando se vive con sentido y se hacen presentes en ella los valores evangélicos; sólo se gana la vida cuando se pierde y se entrega por los demás. Es la inmensa y exigente PROPUESTA DE Jesús. Lo que gratis hemos recibido, estamos invitados a darlo gratis.
¡Dichosos los que creen en el Dios “amigo de la vida”,
porque sabrán entregarla por los demás
y serán una BENDICIÓN para nuestro mundo!

 

sábado, 1 de junio de 2013


CUERPO DE CRISTO: Domingo 2 de Junio

 

1ª Lectura: Génesis 14, 18-20

En este relato del Antiguo Testamento, Melquisedec, sacerdote pagano sin genealogía, bendice a Abrahán y realiza una ofrenda con frutos de la tierra para agradecer a Dios la victoria conseguida. La ofrenda del pan y vino anticipa la verdadera ofrenda de Cristo. La tradición cristiana, desde los primeros tiempos, ha visto en Melquisede la figura de Cristo, que ofrece el pan y el vino del sacrificio de su propia vida. Escuchamos.

2ª Lectura: 1 Corintios 11, 23-26

El apóstol Pablo no relata la institución de la cena del Señor como un episodio más de la vida de Jesús, sino como un acontecimiento que une el pasado (la muerte del Señor) con el presente (el Señor vive) y con el futuro (el encuentro definitivo con el Señor). Pablo recuerda a la comunidad que la Eucaristía crea comunión y conecta con el acontecimiento pascual de Cristo. Acogemos esta sugerente reflexión del apóstol.

Evangelio: Lucas 9, 11b-17

Nos preparamos a escuchar la Buena Noticia de Jesús. El milagro de la multiplicación de los panes y de los peces es un símbolo de la Eucaristía. Jesús hizo los mismos gestos que luego hiciera en la institución de la Eucaristía: tomó pan, levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió y dio a sus discípulos. Comieron todos y se saciaron. Escuchemos el relato.

  

“Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo;
el que come de este pan vivirá para siempre”

Siguiendo la liturgia, nos disponemos a celebrar el DÍA DEL CORPUS, una de las fiestas más luminosas de nuestro pueblo. De hecho, es el REGALO que el mismo JESÚS dejó a su comunidad en la despedida; es su testamento.

Esta fiesta -con expresiones externas y callejeras- no puede quedar ahí.
 Honrar el CUERPO de CRISTO significa comulgar con Él, con su persona, con sus sentimientos y actitudes.

Asimismo, honrar el Cuerpo de Cristo significa
 acercarse al hermano con mayor respeto y disponibilidad, porque él también es cuerpo de Cristo. El cuerpo de Cristo se parte en los altares para saciar nuestras hambres, pero también para urgir nuestras más generosas entregas desde la SOLIDARIDAD. Así adquiere su sentido más pleno para nuestras vidas.

Por eso,
 HOY es también el DÍA DE LA CARIDAD. ¡No lo olvidemos, por favor! Es la mejor honra que podemos ofrecer al Cuerpo de Cristo.

 

Guíon litúrgico.

Día de Caridad 2013.

Juntos escribimos la historia

Vive con sencillez y otro modelo de convivencia nos hará felices

 

1.- Entrada

    La crisis golpea a los que menos pueden; nos vemos envueltos en recortes, paro, desempleo, copago, retirada de tarjetas sanitarias, prima de riesgo. Cada vez que escuchamos las noticias, tenemos que protegernos para evitar que nos salpique lo negativo.

    Y si nosotros tememos el mañana, mucho más lo temen quienes más están sufriendo la crisis: los inmigrantes, los parados de larga duración, los jóvenes que no consiguen trabajo, quienes no pueden pagar los alquileres o las hipotecas, los deshauciados.

     Para tod@s quisiéramos tener una palabra de esperanza en esta fiesta del Corpus. “Dadles vosotros de comer”, leemos en el evangelio. También hoy quisiéramos preparar juntos la cena de la solidaridad con quienes más sufren hoy; no es que tengamos grandes cantidades de dinero, pero sí tenemos tiempo, entrega, cariño y solidaridad.  La economía de la gratuidad es la nuestra. Queremos dar de lo nuestro, de lo más personal y lograr la felicidad con nuestra entrega.

     Invitamos a romper con las prisas y cuidar lo importante que de verdad llena la vida. Queremos que las redes de la solidaridad nos fortalezcan.

 

2.- Peticiones de perdón

 

+  Son muchos los que mueren porque no sabemos compartir.

        Señor, ten piedad

+  Son muchos los que sufren exclusión y soledad, porque no sabemos 

        convivir.       Cristo, ten piedad

+  Son muchos los que no gustan, ni conocen el alimento de vida que

        Cristo nos ofrece, porque no sabemos evangelizar.   Señor, ten piedad

 

3.- Monición a las lecturas

     Melquisedec, rey de paz y sacerdote de bendición. Es un anticipo de la ofrenda y entrega de Cristo:   Genesis 14, 18-20

     Jesús reúne a sus discípulos en torno a la mesa de la amistad. Coge en sus manos el pan y el vino para bendecir, para ofrecer, para partir y compartir:  1 Corintios 11, 23-26

     Jesús bendice los panes y los peces, dando gracias a Dios por este alimento, lo parte y, por la fuerza de su amor, se multiplica en sus manos, para que nadie pase hambre:  Lucas 9, 11b-17

 4.- Guión para la homilía

      Vivir con sencillez ha sido la llamada de Caritas a lo largo de todo este curso. En medio de la vorágine de noticias negativas que íbamos teniendo, Caritas ha ido llamando a una nueva manera de ver la vida, con sencillez y austeridad, para que todos tengamos lo suficiente para vivir. La crisis hace aflorar lo mejor y lo peor de cada cual: en esta situación, Caritas anima a pensar en un futuro con justicia para tod@s.

     Benedicto XVI nos llama a vivir la entrega a los demás desde la gratuidad: “En la época de la globalización, la actividad económica no puede prescindir de la gratuidad, que fomenta y extiende la solidaridad y la responsabilidad por la justicia y el bien común. La solidaridad es en primer lugar que tod@s nos sintamos responsables de tod@s” (Caritas in veritate 38).

      No es por azar que el día del Corpus sea el día de la Caridad. Lo es porque el Día del Corpus es un día en el que la Iglesia quiere que los cristianos nos fijemos en uno de las detalles del amor de Cristo hacia los suyos, el detalle que le llevó a convertirse en pan y vino para darnos una nueva vida e intentar que aquéllos que coman en la misma mesa y el mismo alimento se sientan en la necesidad de repartir la vida que reciben sin guardarla para sí celosamente.

     Si algo caracteriza al estilo de vida actual es la prisa y la velocidad con que se vive. Es muy común ir acelerados y estresados, haciendo una y mil cosas. Ser los primeros, ser rápidos, ser resolutivos y efectivos, rentabilizar el tiempo, son claves actuales del éxito laboral y social. Dedicamos mucho tiempo a sin fin de quehaceres, pero quizá descuidamos las cosas más importantes de la vida. El tiempo para el silencio, para la soledad, para el encuentro con uno mismo, es el gran ausente de nuestra cultura contemporánea. Y, cuando no hay tiempo para esto, para cultivarse a uno mismo, se resiente la calidad y profundidad de nuestras relaciones humanas con los demás.

       Sin vida interior, sin meta y sin sentido, es normal que la persona busque cosas que llenen su vacío existencial. Y aquí es donde la sociedad de consumo triunfa por completo. Ofrece infinidad de ofertas para adormecer nuestros vacíos. Pero siempre quedan insatisfechos nuestros deseos y obligan a seguir consumiendo. Necesitamos un alto en el camino. Y lo necesitamos los cristianos. Hoy que es el día del Pan por excelencia podríamos muy bien preguntarnos cuál es el pan que nosotros perseguimos y qué efecto produce en nosotros el que recibimos en nuestras Eucaristías.

    Tejer redes nos fortalece.  Vivimos en la era de la comunicación, que nos habla de escucha, acogida y diálogo, nos habla de crear vínculos sólidos en un mundo frágil. Es el tiempo para cultivar la amistad, la colaboración, el amor, la cooperación. Estamos llamados a construir solidaridad y comunidad desde la compasión, desde la capacidad que tenemos todos de sentir y vibrar con el otro, desde la igualdad y dignidad común.

     Vivir sencillamente no se reduce a una pura cuestión material de conformarse con tener pocas cosas, sino que abarca a todo el ser de la persona. Implica una opción de vida; es un compromiso personal por un estilo de vivir diferente. El Día de Caritas es sencillamente un intento para que nuestras comuniones no sean un “estar”, sino un “darse”.  Un dejar de buscar  el “pan” para mí,  un abrir el corazón y la bolsa a todos los demás. Para hacer posible un mundo más justo, en el que cada persona, nazca donde nazca y viva donde viva, viva como una persona con toda su dignidad.

     En esta jornada exigimos a nuestros gobernantes que luchen para acabar con la pobreza y la exclusión; que no recorten los gastos sociales, sino que los incrementen para paliar los efectos de esta crisis en los más vulnerables. A la comunidad cristiana le pedimos que mire las necesidades de las personas que más sufren y que levanten su voz ante todo brote de discriminación. A quienes viven en nuestro Araba-Álava, les pedimos que tengamos la convicción cierta de que sí podemos hacer mucho más para mejorar la vida de millones de personas aquí y en el ancho mundo.

 

5.- Oración de los fieles

  A Ti, Señor, que multiplicaste los panes y quisiste hacerte pan para saciar nuestras hambres, te pedimos.

 

-          Oremos por la Iglesia para que ponga sus recursos humanos y materiales al servicio de los necesitados. ROGUEMOS AL SEÑOR

-          Oremos para que todos los que tienen hambre y sed de justicia sean saciados. ROGUEMOS AL SEÑOR

 

-          Para que, junto a otros grupos e instituciones, sepamos escribir una nueva historia, en justicia y libertad.  ROGUEMOS AL SEÑOR

 

-          Para que a nadie le falte el pan  y la dignidad de cada día. ROGUEMOS AL SEÑOR

 

-          Para que la vida que se nos comunica en la eucaristía y la unidad nos transforme en infatigables constructores de la unidad sin exclusiones. ROGUEMOS AL SEÑOR

 

6.- Ofrendas

 

Presentación de una hogaza de pan y una jarra de vino

      Señor, te ofrecemos este pan y este vino, que Tú mismo nos has regalado y son fruto de la tierra, la vid y el esfuerzo humano. Ellos son la fuerza y el alimento que necesitamos, para peregrinar por este mundo, a la espera de poder un día participar del Banquete de tu Reino.

 

Presentación de un carné de voluntario de Caritas

      Señor, te ofrecemos  este carné de voluntario de Caritas. Ayúdanos a entender que el seguimiento de tu Hijo exige de nosotros entender la vida como donación, entrega y servicio. Danos fuerzas para poder hacerlo.

 

Presentación de la colecta

     Señor,  te traemos el gesto de solidaridad de toda la comunidad con los más necesitados. Además de darnos, queremos compartir nuestros bienes. Tú nos los has regalado y, sin embargo, nosotros hemos realizado un reparto injusto y, por eso, unos pocos tienen mucho y unos muchos apenas nada. Haz crecer en nuestros corazones la generosidad y la solidaridad.

 

7.- Oración final

 Con la fuerza de tu Cuerpo y de tu Sangre,

queremos, Señor, hacer un mundo nuevo y una historia distinta:

sin clases, sin odios, sin discriminación, sin ricos ni pobres,

todos iguales en la justicia y en la paz.

Queremos un mundo distinto,

donde no anide la opresión contra los inmigrantes,

ni el abuso contra los económicamente débiles,

ni la violencia, ni el odio.

Queremos un mundo como Tú lo quieres,

limpio y hermoso para todos, todos iguales y en familia,

todos hermanos, solidarios y amigos.

Queremos un mundo donde dé gusto vivir,

donde todos podamos ser dichosos.

Y lo vamos a conseguir, porque ésa es tu voluntad y nuestra fuerza,

porque no vamos a escatimar esfuerzos,

porque vamos a dejar la vida en ello.

Ayúdanos, Señor, a cumplir en la tierra tu voluntad

igual que se cumple en el cielo.

  

Liturgia gidoia

2013ko Karitatearen Eguna.

 

Historia elkarrekin idazten dugu

Bizi apal eta elkarbizitzeko beste eredu batek zoriontsu egingo gaitu.

 

2.- Penitentzia

 

+   Lagun asko hiltzen dira konpartitzen ez dakigulako.

Erruki, Jauna

+  Lagun askok bazterkeria eta bakardadea pairatzen dute, elkarrekin bizitzen ez dakigulako.

Kristo, erruki

+  Lagun askok ez dute ezagutzen eta ez dute gozatzen Kristok eskaintzen digun bizi elikagaiaz, ebanjelizatzen ez dakigulako.

Erruki, jauna

 

3.- Irakurgaien gaineko oharpenak

 

    Melkisedek, bakearen erregea eta bedeinkapenaren apaiza. Kristoren eskaintzaren eta emanaldiaren aurrekaria da: Hasiera 14, 18-20

     Jesusek dizipuluak batu zituen laguntasunaren mahaiaren inguruan. Eskuetan hartu zituen ogia eta ardoa bedeinkatzeko, eskaintzeko, zatitzeko eta partekatzeko. Korintoarrei Lehen Gutuna 11, 23-26

 

    Jesusek ogiak eta arrainak bedeinkatu zituen, eta jainkoari eskerrak eman zizkion emandako janariagatik, zatitu zituen eta maitasunaren indarraren bidez biderkatu egin ziren bere eskuetan, inor gose izan ez dadin: Lukas 9, 11b-17

 

5.- Fededunen otoitza

 

 Zuri, Jauna, ogiak biderkatu zenituen eta ogi bihurtu zinen gure gosea asetzeko, ENTZUN JAUNA GURE ESKARIA.

 -          Egin dezagun otoitz Elizaren alde, giza baliabideak, baita ekonomikoak ere, jar ditzala behartsuenen zerbitzura ENTZUN JAUNA GURE ESKARIA.

 

-           Egin dezagun otoitz Jainkoaren nahia betetzeko gose-egarri direnak asetzeko, ENTZUN JAUNA GURE ESKARIA

 -          Justizia eta askatasuna ardatz, beste talde eta erakunde batzuekin batera asma dezagun historia berria idazten ENTZUN JAUNA GURE ESKARIA

 

-           Inori falta ez diezaion eguneroko ogia, ezta duintasuna ere. ENTZUN JAUNA GURE ESKARIA.

 

-           Eukaristian adierazten zaigun bizitzak bihur gaitzan batasunaren eraikitzaile nekaezinak. ENTZUN JAUNA GURE ESKARIA 

 

6.- Eskaintza

 Ogi biribil eta pitxar ardo baten aurkezpena

     Jauna, ogi hau eta ardo hau aurkezten dizkizugu. Zeuk oparitu dizkiguzu eta lurraren, mahastien eta giza ahaleginaren fruituak dira. Hauexek dira behar ditugun indar eta elikagaia mundu honetan erromes ibiltzeko, zure Erreinuaren Oturuntzan parte hartzeko zain gauden bitartean.

 

Cáritaseko boluntario-txartela bat

      Jauna, Cáritaseko boluntario-txartel hau eskaintzen dizugu. Lagundu ulertzen zure semeari jarraitzeak eskatzen digula bizitza ulertzea emate eta zerbitzu bezala. Eman indarrak egin ahal izateko.

 Diru-bilketaren aurkezpena

     Jauna, komunitate osoaren behartsuekiko elkartasunaren keinua ekartzen dizugu. Geure burua eskaintzeaz gain, gure ondasunak konpartitu nahi ditugu. Zuk oparitu arren, guk bidezkoa ez den banaketa egin dugu, eta horrexegatik, gutxi batzuek asko dute, eta askok ia ezer ez. Gure bihotzetan eskuzabaltasuna eta elkartasuna haz daitezela.