VIERNES,
día 25
Hechos de los Apóstoles 25,
13-21
“... Pero,
cuando los acusadores tomaron la palabra, no adujeron ningún cargo grave de los
que yo suponía; se trataba sólo de ciertas discusiones acerca de su religión y
de un difunto llamado Jesús, que Pablo sostiene que está vivo ...”
CLAVES para la LECTURA
- Han pasado dos años y
Pablo sigue prisionero. Pero también ha llegado Festo, un magistrado mucho más
honesto y solícito que el anterior. La lectura presenta una de las muchas
vicisitudes por las que pasa el prisionero Pablo, que no pierde ocasión para
anunciar lo que, para él, es lo más importante, incluso ante el rey y los
príncipes, por muy indignos y poco ejemplares que sean, como la incestuosa
pareja formada por Agripa y Berenice. El procurador Festo había comprendido
bien el núcleo de la cuestión: lo que separaba a los judíos de Pablo no era una
doctrina, sino un hecho, mejor aún: el testimonio sobre el hecho de la
resurrección de Jesús.
-
Lucas parece un admirador del sistema jurídico romano e incluso saca a la luz
algunos de sus principios rectores. Y pone de manifiesto la prontitud para
explotar en favor del Evangelio este admirado ordenamiento jurídico. Pablo
podrá ir a Roma gracias a su apelación al César. Irá como prisionero, es
verdad, pero irá a Roma.
- Es
interesante leer la continuación del relato, donde se presenta el encuentro de
Pablo con la extraña pareja y con el representante del Imperio romano: también
ellos están interesados en el asunto de Jesús y convierten la resurrección en
tema de conversación. El valor de Pablo, que no teme exponerse, obliga
a todo tipo de personas a ponerse frente al hecho de la resurrección, que ahora
se ha convertido en el motivo fundador del nuevo camino de salvación.
CLAVES para la VIDA
- Se nos
siguen ofreciendo datos sencillos sobre los acontecimientos de Pablo, su
situación, su testimonio, porque una cosa sigue estando clara: él, allí donde
esté, sigue dando testimonio de aquél que ha dado sentido pleno a su vida. Será
en la cárcel, ante los gobernadores, o en medio de los judíos... pero confiesa
su fe en el Señor Resucitado. ¡Ahí es nada!
- Y
es que, además de su fe en Jesús, Pablo fuerza a cada persona a posicionarse
ante este acontecimiento de la resurrección de Jesús, que se ha convertido en
fundamento del nuevo camino de la salvación. Así lo ha entendido;
mejor, experimentado él mismo, y ahora está convencido de que es así, de modo
que no le importará entregar hasta su propia vida para testimoniarlo. ¡Valor de
apóstol y testimonio de vida!
-
Casi terminando este camino Pascual será necesario que me pregunte si se ha
renovado en mí el ENCUENTRO con ese Señor de la vida, porque ese encuentro es
el que transforma toda la realidad desde sus mismas raíces. ¿Qué balance hago
de este tiempo de Pascua? ¿Positivo? ¿Ni fu ni fa? ¿Puedo decir con el apóstol
que mi “GOZO” es ser testigo del Señor
Jesús?
Evangelio: Juan 21, 15-19
“...
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, y comiendo con ellos, preguntó a
Simón Pedro: Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Él le contestó: Sí,
Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dice: apacienta mis corderos. Por
segunda vez le pregunta: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Él le contesta: Sí,
Señor, tú sabes que te quiero. Él le dice: pastorea mis ovejas. Por tercera vez
le pregunta: Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Se entristeció Pedro de que le
preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: Señor, tú conoces todo,
tú sabes que te quiero. Jesús le dice: apacienta mis ovejas... Dicho esto,
añadió: Sígueme...”
CLAVES para la LECTURA
- La
perícopa está totalmente centrada en la figura de Simón Pedro. El evangelista, con dos pequeños fragmentos discursivos, especifica cuál
es el papel del apóstol en la comunidad eclesial: ha sido llamado para
desempeñar el ministerio de pastor (vv. 15-17) y para dar testimonio con el
martirio (vv. 18s). De ahí que el Señor, antes de confiar a Pedro el encargo
pastoral de la Iglesia ,
le exija una confesión de amor. Ésa es la condición indispensable para poder
ejercer una función de guía espiritual. Y el Señor requiere el amor de Pedro
tres veces (vv. 15.16.17), con un ritmo creciente.
- La
insistencia de Jesús en el amor ha de ser leída como condición para establecer
la relación de intimidad filial que Pedro debe mantener con el Señor. Antes que en cualquier dote humana, el ministerio pastoral de Pedro se
basa en una confiada comunión interior y no en un puesto de prestigio o de
poder: una intimidad que no puede ser apreciada con medidas humanas, sino que
es reconocida por el Señor mismo, que escruta el corazón. Y el Hijo de Dios,
que conoce bien el ánimo del apóstol, le responde confiándole la misión de
apacentar a su rebaño: «Apacienta mis
ovejas» (v. 17c).
- Al
ministerio pastoral le sigue después el testimonio del martirio. También Pedro
debe refrendar su amor a Jesús con la entrega de su vida (Jn 15, 13). El
fragmento concluye con algunas palabras redactadas por el autor sobre el tema
del seguimiento. La misión de la
Iglesia y de todos sus discípulos es siempre la del
seguimiento de Jesús, único modelo de vida.
CLAVES para la VIDA
- Hoy y
mañana, en estos últimos días de Pascua, cambiamos de escenario. Ya no nos
encontramos en la Última Cena, sino que este relato pertenece a una de las
apariciones del Resucitado a orillas del lago. Este relato, que la liturgia nos
ofrecía la primera semana de Pascua, hoy se nos repite mostrándonos la conexión
entre el principio y la despedida de Jesús con los suyos. Es un cuadro, donde
se refuerzan los mensajes centrales.
- El
relato de hoy está centrado en Simón Pedro, quien ha recibido de Jesús la
misión pastoral de cuidar de sus hermanos. De ahí que el examen sea
sobre el amor: nos encontramos con una confesión de amor a la que es “forzado”
Pedro. Él que ha sido capaz de negar a Jesús, ahora está necesitado de
manifestar su amor y su unión y comunión con el Maestro y poder así ejercer el
ministerio pastoral. Sólo desde esa unión lo podrá realizar.
-
Ahora sí, ahora el testimonio de Pedro será hasta el martirio, hasta la entrega
de la vida: así imitará a su Maestro; así animará a sus hermanos a vivir el
seguimiento de Jesús. ¿Qué tal me siento ante este “examen” que, hoy,
se me hace también a mí? Al menos si quiero seguir a Jesús...
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