jueves, 24 de mayo de 2012


VIERNES, día 25


Hechos de los Apóstoles 25, 13-21
“... Pero, cuando los acusadores tomaron la palabra, no adujeron ningún cargo grave de los que yo suponía; se trataba sólo de ciertas discusiones acerca de su religión y de un difunto llamado Jesús, que Pablo sostiene que está vivo ...”
 CLAVES para la LECTURA
- Han pasado dos años y Pablo sigue prisionero. Pero también ha llegado Festo, un magistrado mucho más honesto y solícito que el anterior. La lectura presenta una de las muchas vicisitudes por las que pasa el prisionero Pablo, que no pierde ocasión para anunciar lo que, para él, es lo más importante, incluso ante el rey y los príncipes, por muy indignos y poco ejemplares que sean, como la incestuosa pareja formada por Agripa y Berenice. El procurador Festo había comprendido bien el núcleo de la cuestión: lo que separaba a los judíos de Pablo no era una doctrina, sino un hecho, mejor aún: el testimonio sobre el hecho de la resurrección de Jesús.
- Lucas parece un admirador del sistema jurídico romano e incluso saca a la luz algunos de sus principios rectores. Y pone de manifiesto la prontitud para explotar en favor del Evangelio este admirado ordenamiento jurídico. Pablo podrá ir a Roma gracias a su apelación al César. Irá como prisionero, es verdad, pero irá a Roma.
- Es interesante leer la continuación del relato, donde se presenta el encuentro de Pablo con la extraña pareja y con el representante del Imperio romano: también ellos están interesados en el asunto de Jesús y convierten la resurrección en tema de conversación. El valor de Pablo, que no teme exponerse, obliga a todo tipo de personas a ponerse frente al hecho de la resurrección, que ahora se ha convertido en el motivo fundador del nuevo camino de salvación.
 CLAVES para la VIDA
- Se nos siguen ofreciendo datos sencillos sobre los acontecimientos de Pablo, su situación, su testimonio, porque una cosa sigue estando clara: él, allí donde esté, sigue dando testimonio de aquél que ha dado sentido pleno a su vida. Será en la cárcel, ante los gobernadores, o en medio de los judíos... pero confiesa su fe en el Señor Resucitado. ¡Ahí es nada!
- Y es que, además de su fe en Jesús, Pablo fuerza a cada persona a posicionarse ante este acontecimiento de la resurrección de Jesús, que se ha convertido en fundamento del nuevo camino de la salvación. Así lo ha entendido; mejor, experimentado él mismo, y ahora está convencido de que es así, de modo que no le importará entregar hasta su propia vida para testimoniarlo. ¡Valor de apóstol y testimonio de vida!
- Casi terminando este camino Pascual será necesario que me pregunte si se ha renovado en mí el ENCUENTRO con ese Señor de la vida, porque ese encuentro es el que transforma toda la realidad desde sus mismas raíces. ¿Qué balance hago de este tiempo de Pascua? ¿Positivo? ¿Ni fu ni fa? ¿Puedo decir con el apóstol que mi GOZO es ser testigo del Señor Jesús?

Evangelio: Juan 21, 15-19
“... Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, y comiendo con ellos, preguntó a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Él le contestó: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dice: apacienta mis corderos. Por segunda vez le pregunta: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Él le contesta: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Él le dice: pastorea mis ovejas. Por tercera vez le pregunta: Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero. Jesús le dice: apacienta mis ovejas... Dicho esto, añadió: Sígueme...”
 CLAVES para la LECTURA
- La perícopa está totalmente centrada en la figura de Simón Pedro. El evangelista, con dos pequeños fragmentos discursivos, especifica cuál es el papel del apóstol en la comunidad eclesial: ha sido llamado para desempeñar el ministerio de pastor (vv. 15-17) y para dar testimonio con el martirio (vv. 18s). De ahí que el Señor, antes de confiar a Pedro el encargo pastoral de la Iglesia, le exija una confesión de amor. Ésa es la condición indispensable para poder ejercer una función de guía espiritual. Y el Señor requiere el amor de Pedro tres veces (vv. 15.16.17), con un ritmo creciente.
- La insistencia de Jesús en el amor ha de ser leída como condición para establecer la relación de intimidad filial que Pedro debe mantener con el Señor. Antes que en cualquier dote humana, el ministerio pastoral de Pedro se basa en una confiada comunión interior y no en un puesto de prestigio o de poder: una intimidad que no puede ser apreciada con medidas humanas, sino que es reconocida por el Señor mismo, que escruta el corazón. Y el Hijo de Dios, que conoce bien el ánimo del apóstol, le responde confiándole la misión de apacentar a su rebaño: «Apacienta mis ovejas» (v. 17c).
- Al ministerio pastoral le sigue después el testimonio del martirio. También Pedro debe refrendar su amor a Jesús con la entrega de su vida (Jn 15, 13). El fragmento concluye con algunas palabras redactadas por el autor sobre el tema del seguimiento. La misión de la Iglesia y de todos sus discípulos es siempre la del seguimiento de Jesús, único modelo de vida.
 CLAVES para la VIDA
- Hoy y mañana, en estos últimos días de Pascua, cambiamos de escenario. Ya no nos encontramos en la Última Cena, sino que este relato pertenece a una de las apariciones del Resucitado a orillas del lago. Este relato, que la liturgia nos ofrecía la primera semana de Pascua, hoy se nos repite mostrándonos la conexión entre el principio y la despedida de Jesús con los suyos. Es un cuadro, donde se refuerzan los mensajes centrales.
- El relato de hoy está centrado en Simón Pedro, quien ha recibido de Jesús la misión pastoral de cuidar de sus hermanos. De ahí que el examen sea sobre el amor: nos encontramos con una confesión de amor a la que es “forzado” Pedro. Él que ha sido capaz de negar a Jesús, ahora está necesitado de manifestar su amor y su unión y comunión con el Maestro y poder así ejercer el ministerio pastoral. Sólo desde esa unión lo podrá realizar.
- Ahora sí, ahora el testimonio de Pedro será hasta el martirio, hasta la entrega de la vida: así imitará a su Maestro; así animará a sus hermanos a vivir el seguimiento de Jesús. ¿Qué tal me siento ante este “examen” que, hoy, se me hace también a mí? Al menos si quiero seguir a Jesús...

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