jueves, 10 de mayo de 2012


VIERNES, día 11


Hechos de los Apóstoles 15, 22-31
“… Los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron elegir algunos de ellos y mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas Barsaba y a Sila... Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables…”
 CLAVES para la LECTURA
- La asamblea concluye con la elección de una delegación y el envío de una carta. En ella se desautoriza a los rigoristas -o sea, a los que habían provocado el altercado- y se da vía libre a la apertura a los paganos, sin imponerles demasiadas cargas. Es importante la conciencia que tiene la asamblea de haber tomado una decisión bajo la iluminación del Espíritu Santo: la Iglesia ha experimentado, desde sus orígenes, la presencia del Espíritu y la ha transmitido a lo largo de los siglos. El discernimiento practicado -en el que ha participado toda la Iglesia- ha sido verdaderamente «espiritual», es decir, ha sido guiado por el Espíritu.
- La delegación debe explicar los detalles del contenido del texto, así como las cláusulas de Santiago, presentadas como generosas; esto es, no como cargas pesadas. De hecho, esas limitaciones caerán pronto en desuso frente a la aplastante presencia de los procedentes del paganismo y la disminución del componente judío. El mismo Pablo, por su parte, no hizo nunca alusión a estas cláusulas.
- La línea de Antioquía tiene ahora vía libre para su estilo de evangelización: sus tesis han sido aceptadas y avaladas plenamente. Se comprende que «su lectura les llenara de alegría y les proporcionara un gran consuelo». Este consuelo les animó a seguir por el camino emprendido. Antioquía se convierte ahora en el nuevo centro de irradiación del Evangelio y en el punto de partida de las nuevas empresas de Pablo. Reina un clima de alegría y de serenidad por el avance del Evangelio, que les hace cerciorarse de la importancia vital de la difusión del camino de la salvación a todos los hombres.
 CLAVES para la VIDA
- Seguimos aprendiendo de aquella primera Comunidad Cristiana: tras el discernimiento profundo, intenso y, muy probablemente, tenso, han llegado a una conclusión y la comparten con otras comunidades. Se abre una nueva vía de evangelización y, así, Antioquía, será la nueva plataforma de irradiación del Evangelio; desde ahí partirá Pablo en sus caminatas, tanto para el anuncio como para la implantación de nuevas comunidades y su organización.
- Detrás de este discernimiento y decisión hay una convicción profunda y teológica: la salvación viene de Jesús y no es necesario pasar por el judaísmo para participar en esa plenitud; es la tesis de Pablo y Bernabé; ha triunfado la tesis de la tolerancia; ha quedado claro en dónde radica el núcleo de todo, y éste no es otro que Jesús. ¡Enorme lección, básica pero muy interesante! Si bien muy olvidada a través de la historia.
- Esta afirmación el Espíritu Santo y nosotros hemos decidido...” se convierte en todo un estilo y forma de hacer las cosas. ¡Vaya desafío! Lo malo es que creamos que tenemos “más Espíritu” que los demás. En cualquier campo de mi vida... ¿cómo trabajo la corresponsabilidad? ¿cómo busco el discernimiento y el consenso compartido? ¿soy tolerante y acogedor?...

Evangelio: Juan 15, 12-17
“… Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como Yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos... No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido; y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros…”
 CLAVES para la LECTURA
- Las relaciones entre Jesús y los discípulos asumen una intensidad particular en esta breve perícopa, donde se afronta el tema del mandamiento del amor fraterno: Amaos los unos a los otros como yo os he amado (v. 12). Los mandamientos que debe observar la comunidad mesiánica están compendiados en el amor fraterno. Este precepto del Señor glorifica al Padre. Supone vivir como verdaderos discípulos y dar como fruto el testimonio. Ahora bien, la calidad y la norma del amor al hermano son una sola: el amor que Jesús tiene por los suyos, un amor que ha llegado a su cima en la cruz (v. 13).
- La cruz es el ejemplo de la entrega de Jesús hasta el extremo por sus discípulos: ha entregado su propia vida por aquellos a los que ama. Lo que desea de los suyos, a cambio, es la fidelidad al mismo mandamiento siguiendo su ejemplo. La riqueza del amor que une a Jesús con los suyos, y a los discípulos entre ellos es, en consecuencia, total y de una gran calidad.
- El modelo del amor de Jesús por sus discípulos no tiene que ver solamente con el sacrificio de su vida, sino que contiene también otras prerrogativas: es relación de intimidad entre amigos y don gratuito (vv. 14s). El signo mayor de la amistad entre dos amigos consiste en revelarse los secretos de sus corazones. El amor de amistad, del que nos habla Jesús, no se impone; es respuesta de adhesión en el seno de la fidelidad. El Maestro, al hacer partícipes a sus discípulos de los secretos de su vida, ha hecho madurar en ellos el seguimiento, les ha hecho comprender que la amistad es un don gratuito que procede de lo alto.
- La verdadera amistad se sitúa en el orden de la salvación. Jesús ya no es para ellos el señor, sino el Padre y el confidente, y ellos ya no son siervos, sino amigos. Convertirse en discípulo de Jesús es don, gracia, elección y certeza de que nuestras peticiones dirigidas al Padre en nombre de Jesús serán escuchadas (vv. 16s).
 CLAVES para la vida
- La reflexión de Jesús en este contexto de la última Cena progresa en círculos: ya ha insistido en lo de “permanecer en él” y que, en concreto, deben permanecer en su amor, guardando sus mandamientos. Pero ahora añade matices entrañables y significativos: no os llamo siervos, sino amigos (v. 15), no sois vosotros los que me habéis elegido, yo soy quién os ha elegido (v. 16); amaos unos a otros como yo os he amado (v. 17): ahí están las claves de todo cuanto Jesús ha vivido y quiere que vivan sus amigos, sus seguidores, con toda la carga de intimidad y de profundidad.
- El “amor fraterno” que Jesús propone va hasta el extremo de ofrecer la vida; así es el amor concreto y sacrificado que busca el bien del otro, incluso por encima del propio y ello con esfuerzo y renuncia. Y Él se presenta como Modelo y Maestro en esta inmensa tarea.
- Sólo desde la experiencia íntima de relación personal con Él, de sentir y experimentar que soy su “amigo” y no su siervo, podré hacerme cargo de su propuesta-mandato del amor fraterno, como él mismo lo ha vivido. Si quiero hacerle caso a cuanto nos está revelando en esta última Cena, vivir una RELACIÓN íntima y personal es absolutamente imprescindible, es cuestión de vida o... “no vida” (muerte).

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