viernes, 18 de mayo de 2012


SÁBADO, día 19


Hechos de los Apóstoles 18, 23-28
“... Pasado algún tiempo en Antioquía, emprendió Pablo otro viaje y recorrió Galacia y Frigia animando a los discípulos. Llegó a Éfeso un judío llamado Apolo, natural de Alejandría, hombre elocuente y muy versado en la Escritura...”
 CLAVES para la LECTURA
- Pablo empieza a viajar de nuevo desde Antioquía, que se ha convertido en el punto de partida y de referencia para la misión a los paganos, como lo era Jerusalén para los judíos cristianos. Sin embargo, la atención se dirige ahora a Éfeso, otra ciudad importante, donde se habían detenido Priscila y Aquila (nótese la precedencia otorgada a la mujer). Y aquí, en ausencia de Pablo, conocen a Apolo, un notable predicador, teólogo y misionero, que enseña exactamente lo que se refería a Jesús, aunque de manera incompleta, dado que sólo conocía el bautismo de Juan.
- Frente a estas afirmaciones debemos confesar que conocemos bastante poco sobre la situación de las comunidades primitivas, sobre los circuitos de comunicación de la fe, sobre la geografía de la difusión, sobre las corrientes de pensamiento o sobre los grupos ligados a los distintos personajes. Apolo, que viene de Egipto, a donde ya ha llegado la Buena Noticia, ¿ha sido convertido por los discípulos de Juan que conocieron a Jesús? La vida de las primeras Iglesias debió de ser muy viva, y lo que se presenta en los Hechos de los Apóstoles es sólo una pequeña parte, una muestra, de la gran empresa de la evangelización, aunque una parte autorizada -ciertamente- por estar centrada en las dos columnas que son Pedro y Pablo; con todo, debe andar muy lejos de proporcionar un cuadro completo de la situación. Al mismo tiempo que tenían lugar los acontecimientos narrados en los Hechos de los Apóstoles, un gran número de misioneros, aptos y entusiastas como Apolo, recorrían el mundo.
- También es digna de destacar la tarea de los laicos, que se permiten «corregir» a muchas personalidades, proporcionando una contribución de no poca monta al arraigo del nuevo «camino del Señor» en Grecia, gracias a la cultura y a la dialéctica de un Apolo «puesto al día». Toda la Iglesia participa en la empresa de la evangelización, cada uno con sus límites, aunque con el apoyo y la aportación fraterna de todos. Es verdaderamente maravillosa esta Iglesia fraterna, que parece tener en la cima de sus preocupaciones la difusión del Evangelio en todos los ámbitos.
 CLAVES para la VIDA
- La vitalidad de aquella joven Iglesia llama la atención y de qué manera. Todos sus miembros son Agentes vivos en la tarea de la evangelización, de la difusión del Evangelio, en cada rincón y situación de la vida. Esta inmensa tarea está animada por la presencia de Pablo y por la fuerza de una vida fraterna que empuja a la acción.
- Pero no es sólo el apóstol el Agente de esta acción evangelizadora. Un laico, Apolo, se convierte en el artífice de ese anuncio, en un lugar tan significativo como Éfeso. Y es que el monopolio de la verdad no está encerrado en condicionantes como la edad, sexo o si pertenece o no al clero. Saber reconocer la presencia y los signos del Espíritu en otras personas y en la Comunidad misma, es otra tarea viva que nos enseña aquella Primera Comunidad.
- Estas páginas de la historia viva de la Primera Comunidad nos interrogan a los creyentes de hoy y a todos los Agentes de evangelización. Vivir con una mentalidad abierta a otras posibilidades y Agentes para dicha tarea evangélica, hoy -más que nunca- es una necesidad y un reto; y no siempre es una realidad en nuestras estructuras eclesiales y comunitarias. ¿Cuál es, hermano/a, tu actitud HABITUAL ante la posibilidad de acoger nuevos Agentes y nuevas formas de evangelización? ¿Te esfuerzas en “aprovechar” esa fuerza del Espíritu?

Evangelio: Juan 16, 23b-28
“... Yo os aseguro: Si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará... pedid y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa... Aquel día pediréis en mi nombre... Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre...”
CLAVES para la LECTURA
- El fragmento subraya el tema de la oración. La nueva era predicha por el Señor a los suyos consistirá en la comprensión de la relación recíproca que existe entre el Padre y el Hijo y en la manifestación de Jesús con el don de la oración eficaz, porque él es el único camino para la oración dirigida a Dios. Los discípulos no estaban acostumbrados a orar en el nombre de Jesús (v. 24). Ahora, sin embargo, por medio del Espíritu Santo enviado por el Padre, se ha inaugurado un tiempo nuevo en el que se pueden dirigir al Padre en el nombre de Jesús, porque su Señor, en virtud de su paso al Padre, se ha convertido en el verdadero mediador entre Dios y el hombre.
- En consecuencia, Jesús, prosiguiendo el diálogo con sus discípulos, realiza una constatación sobre el pasado y, a continuación, proyecta una mirada sobre el futuro. Por lo que se refiere al pasado, que abarca toda su vida terrena, afirma que se ha servido de palabras y de imágenes que encerraban un significado profundo que ellos nos comprendían con frecuencia. Por lo que se refiere al futuro, desde el acontecimiento de la pascua en adelante, sus palabras dejarán de tener velos y llegarán al fondo de sus corazones (v. 25). En efecto, con la venida del Espíritu después de la pascua se inicia la nueva era en la que Jesús hablará abiertamente y todos podrán comprender la verdad sobre el Padre y lo que él pretende hacer conocer a los hombres.
- En la oración es donde los discípulos conocerán la íntima relación que existe entre Jesús y el Padre, y la de éstos con ellos. A continuación serán escuchados, porque existirá un entendimiento perfecto en el amor y en la fe con Cristo, con el que serán casi una sola cosa. Más aún, serán escuchados porque son amados por el mismo Padre a causa de su fe en el misterio de la encarnación del Hijo (vv. 26s). La Palabra de Jesús es una palabra de vida que merece ser custodiada en el corazón.
 CLAVES para la VIDA
- En la reflexión que nos ofrece el “discípulo amado”, Jesús sigue profundizando tanto en su relación con el Padre como en la consecuencia que esta unión tiene para sus seguidores: esta vez respecto a su oración. Ahora que Jesús vuelve al Padre, que es el que le envió al mundo, les promete a sus discípulos que la ORACIÓN que dirijan la Padre en su nombre, será eficaz, dado que el Padre y Él están íntimamente unidos.
- Pero es que, además, los mismos seguidores de Jesús, al estar unidos a Jesús, también lo están al Padre, puesto que el mismo Padre les ama, porque han aceptado a Cristo. Por eso, su oración no puede no ser escuchada para que su alegría sea completa (v. 24), y es que el discípulo queda “incardinado” en su viaje de vuelta al Padre, puesto que la unión con el Mediador, es -en definitiva- unión con el Padre.
- ¡Hermosa y sugerente reflexión del “discípulo amado” en su comprensión y exposición de la intimidad de Jesús! Es la NUEVA condición que cambia todas las cosas. Aquí se me invita a vivir una NUEVA relación, especial y estrecha con el Padre, una NUEVA espiritualidad, como corresponde a esta situación que se crea en mi relación con Jesús y con el Padre. ¿Cómo es mi (tu) relación con este misterio de intimidad que Jesús me propone? ¿Soy, efectivamente, hijo y hermano o... “esclavo”? ¡Buena suerte, hermano/a!

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