MARTES, día 29
1 Pedro 1, 10-16
“… Por eso, estad
interiormente preparados para la acción, controlándoos bien, a la expectativa
del don que os va a traer la revelación de Jesucristo. Como hijos obedientes…
como él, sed también vosotros santos en toda vuestra conducta, porque dice la Escritura : Seréis
santos, porque yo soy santo…”
CLAVES para la LECTURA
- El Espíritu es el origen
único del anuncio que proclama la salvación que nos ha sido entregada en la
resurrección de Jesucristo. Actuaba
ya en los profetas: les impulsaba a conocer y profetizar el misterio de Cristo,
los sufrimientos que debía padecer y la gloria que de ellos se seguiría. Ahora,
enviado desde el cielo después de la resurrección, obra en aquellos que
predican el Evangelio, en todos los que anuncian que Cristo actúa en la
historia para conducir a su pleno cumplimiento, entre la persecución y la
confianza, la obra de regeneración de la humanidad llevada a cabo en la
resurrección.
- Este anuncio encierra tal
belleza que constituye la alegría y la admiración de las criaturas angélicas y
tiene el poder innato de hacer que los fieles vivan en un clima pascual, y
vigilen de tal modo que centren toda su esperanza en la gracia que será entregada
en la revelación de Jesús, cuando él se manifieste en la gloria.
- Como ya han pasado de la
ignorancia al conocimiento de Dios ( Sal 78, 6; Jr 10, 25; 1 Tes 4, 5), ya no
pueden amoldarse a deseos vanos, sino que, como hijos obedientes al Padre, que los
ha regenerado en Jesús, deben comportarse como él, santos en su conducta. La posibilidad de vivir como el Padre se basa en
la participación en su misma vida a través de Cristo y brota de la
participación en la vida divina.
CLAVES para la VIDA
- La situación de la que
participan los que se han encontrado con la Buena Nueva que se ofrece en
Jesús, es la realización plena y total de cuanto estaba anunciado, incluso en
los profetas; ahora, según el apóstol, los predicadores -inspirados por el
Espíritu-, lo anuncian para así insertarse en la dinámica de la muerte y
resurrección de Cristo Jesús, haciendo NUEVA toda la realidad, de manera que
-cuantos la acogen- vivan acordes a la condición asumida.
- Así, pues, esta nueva
situación requiere un nuevo estilo de pensar, de ser y de amar. De ahí que “no os amoldéis más
a los deseos que teníais antes, en los días de vuestra ignorancia”
(v. 14); ahora, participando ya en la misma vida divina por medio de Cristo, el
cristiano vive desde otra óptica y por eso mismo necesita comportarse desde
otras claves y de forma definitiva; su nueva condición exige un estilo y un
talante diferenciador.
- Está claro: encontrarse
con la novedad que se nos ofrece en Jesús, conlleva a un nuevo estilo de vida,
que afecta al ser más profundo y no sólo a las “formas” externas. Si no se produce esa transformación interna…
habrá que dudar de que se haya dado ese ENCUENTRO; o sólo ha quedado en pura
semilla, que no ha germinado y producido frutos. Cuando vamos a iniciar la Cuaresma (mañana mismo la
iniciamos), está bien que se me invite a vivir ese encuentro transformador.
¿Animado/a, hermano/a?
Evangelio: Marcos 10, 28-31
“… Pedro se puso a decirle a Jesús: Ya
ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. Jesús dijo: Os
aseguro que quien deje casa, o hermano o hermanas, o madre o padre, o hijos o
tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces
más... y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y
muchos últimos primeros…”
CLAVES para la LECTURA
- Pedro, que se hace eco del
asombro de los discípulos ante las reflexiones del Maestro sobre la dificultad
del camino hacia el Reino, quiere saber qué va a ser de los que ya están
siguiendo al Nazareno. Jesús,
respondiendo a la pregunta de Pedro, confirma que Dios no se deja vencer en
generosidad. No sólo acoge en su bienaventuranza eterna a los que perseveran
por el camino de Cristo, sino que ahora ya, en este tiempo, los admite a gozar
de la riqueza de sus dones y de su protección, aunque sean perseguidos.
- Marcos, que presenta con
más detalle que los otros dos sinópticos los bienes de los que gozan los
discípulos en este tiempo, concluye con la máxima sobre los primeros y los
últimos en el Reino. Mateo
la presenta dos veces (19, 30; 20, 26) y Lucas la sitúa en otra parte (13, 30).
- El añadido “junto
con persecuciones” (v. 30) recuerda que en el tiempo presente no
se puede alejar la sombra de la cruz. Se goza, se obtiene, pero de un modo condicionado. El premio
definitivo es “en el mundo futuro” y consiste
en la “vida eterna”. Esa expresión no
tiene necesidad de explicaciones o de complementos. Es la vida con Dios, una
vida exuberante, que no conoce ocaso. El v. 31 es una sentencia de carácter
sapiencial que prevé el vuelco de la situación. Es un aviso para que nadie se
considere nunca de los que ya han llegado; un aviso a la vigilancia, porque el
seguimiento es siempre un compromiso de vida.
CLAVES para la VIDA
- Se nos ofrecen una serie
de conclusiones al relato de ayer, el del hombre rico, que enredado por sus
bienes, no acoge la propuesta de Jesús, se ve impedido y bloqueado. Pero sí que hay quienes le siguen, han apostado
por seguirle. Ahí están Pedro y los demás, aunque sea en medio de dudas y
deserciones, como nos muestran los evangelios. Para aquellos que han aceptado
seguirle, Dios será generoso al máximo: es la conclusión definitiva. Paga con creces y sentirán
su misma protección.
- Pero es que, sobre todo,
disfrutarán de la misma vida de Dios (“vida eterna”
v. 30), una vida exuberante y que no conoce límite. Ésta es la gran promesa. Y si es verdad que la
sombra de la cruz (“junto con persecuciones”, v.
30) no va a faltar, esa vida de Dios es mucho más plena. Apostar, pues, por
Jesús y su seguimiento es aceptar la promesa y fiarse de que así va a ser. ¡Es
un riesgo que merece la pena!
- Y el camino de la vida nos
recuerda muchas veces que ese compromiso de vida no es tan sencillo como en
ocasiones pensamos. Supone empeño
y un empeño esforzado: el seguimiento de Jesús implica cruz, como al mismo
Maestro. Es inevitable. Sólo la promesa de vida en plenitud mantiene en pie el
compromiso. ¿Dónde te encuentras tú, hermano/a?
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