sábado, 8 de diciembre de 2012


DOMINGO, día 9


Baruc 5, 1-9

“… Dios ha mandado abajarse a todos los montes elevados, a todas las colinas encumbradas, ha mandado que se llenen los barrancos hasta allanar el suelo, para que Israel camine con seguridad, guiado por la gloria de Dios…”


CLAVES para la LECTURA

- El canto de Baruc forma parte de un poema más amplio y tiene como tema el fin del destierro y la reconstrucción de la capital, Jerusalén. Probablemente se trata de una composición posterior, en la que la situación de la ciudad se convierte en paradigma, en ejemplo aplicable a diversas situaciones. El fragmento se subdivide en dos momentos, marcados por los imperativos.

- «Jerusalén, despójate de tu vestido de luto, y vístete de gala» (vv. 1-4): se dará un cambio radical en la ciudad pasando del luto al gozo, y asumirá nombres nuevos, signo de su nueva situación («paz en la justicia, gloria en la piedad»). Para Baruc la promesa divina conlleva una vida de justicia; ésta traerá la paz y la piedad, es decir, el respeto a Dios, y será motivo de gloria para la ciudad (v. 4). «Levántate, Jerusalén, y mira hacia oriente» (vv. 5-9): el renacer de la ciudad consiste en concreto en la vuelta de sus hijos, bajo la guía de Dios que los conduce.

- En el v. 2 notamos en particular que a Dios se le llama «El Eterno». Se trata de un apelativo importante porque invita a los oyentes a tener una perspectiva amplia de las circunstancias históricas; el triunfo del mal es pasajero, aunque a veces cause trastornos al hombre. El autor inspirado enseña que Dios es Señor de la historia y puede resolver a favor del hombre los tiempos de prueba. Es él quien allana el camino de regreso: «Porque Dios ha mandado que todo monte elevado y toda colina secular se abajen; que los valles se rellenen» (v. 7). Para ello somete, a favor de su pueblo, los elementos de la naturaleza (v. 8).

- En la página profética aparecen con insistencia algunos términos -como gozo, gloria, justicia- para significar que el encuentro con Dios que viene es gloria para los suyos, para el atribulado que confía en él.


CLAVES para la VIDA

- Éste es el mensaje reiterado de los profetas: Dios vuelve a salvar a su pueblo. En este caso, con la vuelta del destierro y la reconstrucción de Jerusalén, donde -de nuevo- el pueblo vivirá días de gloria y de fidelidad, porque renovará su alianza con el Dios que salva. Por eso, el luto y el llanto dejarán paso a la justicia y a la paz. Así ve el corazón del profeta el proyecto de Dios, que está a punto de llevarse a cabo.

- “Porque Dios guiará a Israel con alegría a la luz de su gloria, con su justicia y su misericordia” (v. 19): éste es el motivo fundamental y la razón de ser de todo el caminar de Israel. Su Dios es alguien que ama la justicia y Dios es misericordioso. A partir de ahí es posible seguir creyendo y esperando en este Dios, e Israel lo ha experimentado con creces, tanto en el gran acontecimiento de la liberación de Egipto, como luego a través de la historia. Y si en algún momento Dios ha permitido que el pueblo de Israel sufriera alguna desgracia, siempre ha sido con el fin de que tomara conciencia de su infidelidad a la alianza, la que les une a ambos.

- El mensaje profético llega también a nuestra vida como Buena Noticia, especialmente desde que Jesús de Nazaret lo ha acreditado con su enseñanza y con los signos obrados. Dios siempre es más grande que nuestras visiones y comprensiones acerca de Él. Ésta es la clave de la lectura. De ahí que hacer que resuene en mí ese mensaje; asumirlo como clave en mi vida y caminar creyente… es absolutamente necesario. Este texto profético me ayuda a aceptar y acoger al Dios-Padre, Abbá, que nos propone Jesús. ¿Cuál es tu visión de Dios, hermano/a? ¿Cuáles son sus “notas” peculiares? Tema para un buen examen de conciencia.


Filipenses 1, 4-6. 8-11

“... Testigo me es Dios de lo entrañablemente que os quiero, en Cristo Jesús. Y ésta es mi oración: que vuestra comunidad de amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores. Así llegaréis al día de Cristo limpios e irreprochables, cargados de frutos de justicia, por medio de Cristo Jesús, a gloria y alabanza de Dios...”


CLAVES para la LECTURA

- La carta que Pablo escribe a los filipenses -durante uno de los períodos que pasó en la cárcel (v. 7c; v. 14a), pero cuya datación es insegura- figura entre las más afectuosas del epistolario paulino, según el testimonio de sus óptimas relaciones con la primera comunidad cristiana de Europa.

- Aquí se trata de la página de apertura de la carta a los Filipenses. Nos choca el tono afectivo de Pablo, manifestación de su solicitud pastoral. El tema dominante es el del progreso de los cristianos de Filipos. Dos veces menciona el «día de Cristo Jesús» (vv. 6 y 10), prueba clara de que esta espera era muy viva en las primeras comunidades. Esta espera es un estímulo al compromiso, porque el tiempo presente es el tiempo en el que el cristiano puede «crecer», esperando el encuentro definitivo con el Señor.

- En cuanto al crecimiento, Pablo recuerda ante todo que Dios mismo lo posibilitará y lo llevará a buen término (v. 6). Se trata sobre todo de un crecimiento en el «amor», que a su vez nos hace profundizar en el «conocimiento», mayor agudeza en el discernimiento, la tensión constante hacia lo mejor, la transparencia e integridad de costumbres: «ruego que vuestro amor siga creciendo más y más en conocimiento y en sensibilidad» (v. 9).

- El fin último de toda esta gran tensión espiritual del cristiano es para Pablo «la gloria y alabanza de Dios» (v. 11).


CLAVES para la VIDA

- El apóstol conservaba un recuerdo muy cariñoso de aquella comunidad que él mismo había fundado y que tanto colaboró y ayudó a Pablo en todo momento. Un Pablo que se considera a sí mismo “servidor de Cristo Jesús” (v. 1) porque él así siente su vida entera, dedicada a la causa del Reino, como su Maestro. Por eso, “os llevo dentro”, como corresponde al padre y pastor de aquella comunidad; la vinculación del apóstol con su comunidad es estrecha y se siente comprometido con su causa.

- Por eso está convencido “que el que ha inaugurado entre vosotros una empresa buena la llevará adelante hasta el día de Cristo Jesús” (v. 6). El secreto está en que aquella comunidad siga creciendo más y más en el amor, como corresponde a los seguidores de Jesús, asumiendo y viviendo los valores de Reino que marcan su vida. Y esto sí que es motivo de alegría y de alabanza para el apóstol, a pesar de encontrarse detenido.

- Sigue siendo un ejemplo a imitar la actitud y la vida de este apóstol Pablo, capaz de valorar a su comunidad y de reconocerlo públicamente, pero también de pedirle y exigirle que no se estanque, sino que siga creciendo en profundidad y en calidad en el seguimiento al proyecto de Jesús. Una propuesta, hoy, válida para mí (para nosotros), y también la muestra de una actitud valiente de pastor la que ofrece Pablo, para cuantos desean ser comunidad viva de Jesús, invitada a crecer en calidad de vida. ¡Toda una invitación para nuestras comunidades, hoy y aquí!


Lucas 3, 1-6

“… Vino la Palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto… Y recorrió toda la comarca del Jordán… Una voz grita en el desierto: preparad el camino del Señor, allanad sus senderos…Y todos verán la salvación de Dios…”


CLAVES apara la LECTURA

- Lucas tiene algunos aspectos originales al presentar la predicación del Bautista que permiten captar mejor su mensaje. Pone de manifiesto en primer lugar el acontecimiento de gracia de la «palabra» que viene a él: «vino la Palabra de Dios sobre Juan en el desierto». El desierto de Marcos aparece aquí como el lugar donde la Palabra divina llega al hombre convirtiéndolo en profeta (la expresión es similar a la de Jer 1, 4).

- Al “acontecimiento” de la Palabra Lucas antepone un cuadro histórico con tono muy solemne: «El año quince del emperador Tiberio César...» (vv. 1-2). Esta página no sólo es importante por sí misma, sino también porque enmarca la efusión de la Palabra sobre el Bautista, y cuando sobreviene la Palabra de Dios, la historia humana se convierte en historia de salvación.

- Lucas distingue a continuación los dos lugares en los que actúa el Bautista: el «desierto» y el «Jordán». El desierto es el lugar donde “recibe” la Palabra; el Jordán es el lugar donde proclama esta Palabra a los demás invitándolos a la conversión. Habiendo escuchado la Palabra de Dios en el desierto, Juan puede hacer resonar su invitación como oferta de salvación a todos.

- La palabra del Bautista se inspira en la magnífica predicación de Isaías (40, 3ss): «En el desierto preparad el camino al Señor», pero a Lucas le gusta proseguir con la cita de Isaías hasta el texto en que proclama: «todos verán la salvación de Dios» (Lc 3, 6) porque Dios desea verdaderamente llegar a todos.


CLAVES para la VIDA

- Juan el Bautista será el “señalador” que nos presenta la liturgia en este domingo y el siguiente, ofreciéndonos una imagen clara y definida de este profeta que nos ABRE a la Buena Nueva de Jesús. Puede ayudarnos, pues, a vivir este momento tan significativo como un acontecimiento real y vivo y que hoy quiere repetirse para nosotros. El Bautista, un hombre que no pertenece a ninguna jerarquía, y que no posee poder, ni dinero, ni autoridad alguna, es aquél sobre el que “vino la Palabra de Dios” (v. 2), palabra que debía oír todo el pueblo.

- El “lugar” donde escucha esa Palabra es el “desierto”, indicándonos, una vez más, que el desierto es el lugar del silencio, de la escucha, del encuentro con el Dios de la Alianza (como aparece tantas veces en el Antiguo Testamento). La escucha de la Palabra le lleva a la MISIÓN, a vivir su propio camino con la “fuerza” que le caracteriza a este gran profeta. Su Misión es ANUNCIAR, gritar que es necesario preparar el CAMINO al Señor que llega.

- No está nada mal que, en este segundo domingo del Adviento, resuene esta voz ruda y fuerte del profeta Juan. Él es el “intuitivo”, como el que “olfatea” la presencia nueva y definitiva del Salvador. De ahí que se pueda aprender mucho de él. “Busca” con ahínco y luego “señala” a aquel que durante tanto tiempo ha sido el esperado. Interesante, muy sugerente este personaje del Bautista; será necesario estar junto a él (así nos lo ofrece la liturgia) y aprender a estar atento a percibir el “paso” del Esperado. ¿Cómo le sientes tú, hermano/a? ¿No te parece sugerente la persona de Juan, el Bautista?

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