viernes, 29 de junio de 2012


SÁBADO, día 30

Lamentaciones 2, 2. 10-14. 18-19

“... El Señor destruyó sin compasión todas las moradas de Jacob con su indignación demolió las plazas fuertes de Judá, derribó por tierra, deshonrados, al rey y a los príncipes. Los ancianos de Sión se sientan en el suelo silenciosos, se echan polvo en la cabeza y se visten de sayal; las doncellas de Jerusalén humillan hasta el suelo la cabeza... Levántate y grita de noche, al relevo de la guardia; derrama con agua tu corazón en presencia del Señor, levanta hacia él las manos por la vida de tus niños, desfallecidos de hambre en las encrucijadas...”


CLAVES para la LECTURA
 - Jerusalén fue tomada el año 587. Históricamente era el fin de un pueblo. Teológicamente parecía el fin de una religión. La palabra de Yahvé a través de su profeta Jeremías se había cumplido. En verdad, Yahvé había hablado. Jeremías había sido su verdadero profeta. Esta constatación histórica y teológica fue origen de dos situaciones antagónicas. La de quienes todo lo daban por perdido y la de unos pocos que seguían viendo en ello la mano de Yahvé. Eran los verdaderos creyentes contra toda esperanza humana. Entre ellos, el autor de este cántico eclesiástico entresacado de las llamadas Lamentaciones de Jeremías.
- El libro de las Lamentaciones está compuesto de cinco cánticos, obra de una misma pluma. La tradición judía y la cristiana junto con la versión alejandrina pensaron en Jeremías como autor. Algunos argumentos internos corroboran esta tradición común. Otros más decisivos de fondo y forma han confirmado la opinión contraria nacida en el s. XVIII. Hoy es opinión común atribuir estos cantos a un contemporáneo de Jeremías.
- Escritas en verso, según el metro elegíaco, cada una de sus estrofas comienza por una letra del alefato. El sistema es, sin duda, artificial y adolece de falta de espontaneidad. Su autor era consciente de ello, pero no hemos de buscar la explicación en una posible decadencia literaria. Todo lo contrario. Con un mérito literario y poético excepcional, el poeta inspirado, teólogo de los acontecimientos, ha pretendido servirse de una forma mnemotécnica que permitiera a sus oyentes aprender y repetir con facilidad aquello que se les ofrecía. Por rebuscado que pueda parecernos, es lo suficientemente íntimo, fuerte, expresivo y directo como para reflejar el testimonio espontáneo de un testigo presencial.
- El contenido doctrinal de los cinco cánticos está en línea con toda la predicación profética, especialmente jeremiana, de la que se presenta como su culminación. La ruina de Jerusalén y la suerte de sus moradores no es fruto casual de una fracasada política humana sino la culminación religiosa de todo un proceso de alejamiento humano-divino, que ha conducido al pueblo escogido a ese otro alejamiento simbólico del destierro. La lejanía de Dios les ha llevado a la lejanía del trono de Dios, de Jerusalén. Dios busca que esta experiencia física de soledad y distanciamiento divino les haga comprender la malicia afectiva y efectiva de su ruptura con Dios. En la selección de que está compuesta la presente lectura se comienza presentando a Yahvé como el realizador de la catástrofe que padecen. Lo hecho por el ejército de Nabucodonosor ha sido obra exclusiva de Yahvé. Es la teología de la historia, que no es una historia falsificada sino una historia objetiva y verdadera contemplada desde la fe.

CLAVES para la VIDA
- Nos encontramos con una sufrida meditación sobre el exilio que soporta el pueblo elegido, consecuencia de sus prácticas idolátricas y por haber seguido las indicaciones de los falsos profetas. Este conjunto de acontecimientos conduce, al autor sagrado, al arrepentimiento y a la súplica. De hecho, la lejanía de la patria es la imagen palpable de la lejanía de Dios. La única respuesta válida es la oración por parte del pueblo y sus manos alzadas al cielo.
- Es la reflexión sobre la propia historia como pueblo y las consecuencias que ha acarreado esa forma de vivir de Israel, sin hacer caso al compromiso que supone la mutua Alianza. Pero ahí mismo, el autor sigue descubriendo motivos para la esperanza, ya que la actitud de Dios es de acogida y de perdón. Sólo una actitud humilde y confiada por parte del pueblo alza tus manos hacia él...” (v. 19), atraerá de nuevo la acción salvadora de Dios.
- Una lectura de fe la que nos invita a realizar este texto bíblico, al final de este recorrido por la  historia del pueblo elegido y que hemos seguido estas semanas. Ahí hemos descubierto también nuestro caminar, con sus grandes o pequeños altibajos. Abrirnos a este Dios que SIEMPRE salva; reconocer nuestra situación, tantas veces confusa y complicada... es el CAMINO del encuentro y de la nueva liberación. ¡Estamos en disposición...! ¡Buen ánimo!

Evangelio: Mateo 8, 5-17

“... Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho. Él le contestó: Voy yo a curarlo. Pero el centurión le replicó: Señor, ¿quién soy yo para que entres bajo mi techo? Basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano... Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe...”


CLAVES para la LECTURA
- El evangelista Mateo, tras la curación de un leproso, presenta como segundo milagro de Jesús la curación de un pagano. En esta narración se pone de manifiesto, en particular, la condición necesaria para que Dios obre respecto a nosotros: la fe. El centurión presentado por Mateo es un oficial subalterno que manda sobre la guarnición del presidio de Cafarnaún, una pequeña ciudad de cierta importancia en aquellos tiempos. Jesús -al ser interpelado- responde probablemente con una frase interrogativa: «¿Tengo que ir a curarlo?». Sin embargo, la fe del centurión es firme, y, frente a una posible resistencia de Jesús, dado que él era pagano, considera que el Señor, con una sola palabra, puede llevar a cabo el milagro. En efecto, como oficial, sabe lo que significa obedecer a una palabra y cree que Jesús tiene autoridad para sanar también a distancia.
- «Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero di una sola palabra...»: maravillosa afirmación que, desde entonces, continúa resonando en la boca de los creyentes, llamados a acoger como huésped al Señor en el misterio eucarístico. Jesús exalta esta actitud de humildad y de fe, y acepta llevar a cabo lo que se le ha pedido, afirmando de manera abierta que la fe anula toda distinción entre judíos y paganos. Añade incluso que serán excluidos del Reino todos aquellos que, aún perteneciendo a la raza de Abrahán, no crean en el Hijo del hombre.
- Viene, a continuación, el episodio relacionado con la suegra de Pedro. Se trata de una mujer y, por consiguiente, de la tercera categoría de personas excluidas de la plena participación en el culto de Israel. En el relato de Mateo no están presentes los personajes secundarios que dan vivacidad a la narración de Marcos (1, 29-31). Aquí es Jesús quien parece entrar por sí solo en la casa de Pedro, ve a la suegra, se acerca y le coge la mano. Es sorprendente, sobre todo, el hecho de que la mujer, tras levantarse del lecho, se ponga a servirle de inmediato. Según algunos exégetas, esa precisión nos ayuda a comprender que, con Jesús, ha cambiado el culto: también la mujer puede ofrecer un servicio personal y directo a su Señor. Ha sido curada, en efecto, para servir a los hermanos.
- El pasaje se cierra observando que le llevaron muchos endemoniados a Jesús y que éste los curó a «todos». La suya es una autoridad absoluta, que está dotada del poder de curar con una palabra, con un simple contacto, y hace al hombre -a todo hombre- idóneo para servir al Señor, algo que es consecuencia del hecho de que Jesús se hizo cargo de nuestros males en la cruz. En efecto, quien ama, carga con el mal del amado.

CLAVES para la VIDA
- Si los días pasados era el Maestro el que nos enseñaba su nuevo estilo de ser y de vivir, hoy se nos presenta a ese Maestro actuando y su actuar es para crear vida, especialmente donde hay marginación, ya sea con un leproso, con un pagano y del poder ocupante, o con una pobre mujer, la suegra de Pedro. Donde se da la fe y la humildad, se hace presente la fuerza liberadora y curativa de Jesús para realizar el proyecto de Dios.
- Y es que ese proyecto no se detiene ante las barreras religiosas, culturales o sociales que se presentan. La salvación está abierta a TODOS y la actuación de Jesús es un buen exponente de este acontecimiento. El final del evangelio de hoy Él tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades (v. 17) es el resumen que mejor recoge la tarea y la actividad de Jesús, con un objetivo claro: ofrece la vida de Dios a los hombres y así puede alcanzar la humanidad la plena felicidad.
- Si ésta es la oferta que se me hace, soy llamado a ACOGERLA, hacerla mía, y gustarla. Y desde ahí, hacerla llegar a cada rincón y a cada situación de mi pequeña historia. Así participaré en la acción liberadora de Jesús. ¿Estoy dispuesto/a a ello? ¿Me siento ilusionado/a? ¡Es una hermosa oportunidad!

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