DOMINGO DE RAMOS, día 13 de Abril
Isaías 50, 4-7
“... Ofrecí la
espalda a los que golpeaban, la mejilla a los que mesaban mi barba. No oculté
el rostro a insultos y salivazos... Mirad, el Señor me ayuda, por eso no sentía
los ultrajes... sabiendo que no quedaría defraudado...!
-
En este “tercer poema del Siervo de Yahvé“, se acentúa el tema del fracaso, que
ya estaba presente en Is 49, 1-6: el profeta encuentra hostilidad y
persecución, incluso violencia. Su vocación, con rasgos sapienciales, lo
califica como un discípulo que, por don y misión del Señor Dios, transmite la
Palabra a los descorazonados e indecisos. Sólo si el profeta se manifiesta cada
día como un discípulo pronto a escuchar, podrá llegar a ser verdadero maestro:
no dispone de la Palabra a su gusto.
-
Consciente desde el principio de las exigencias de su vocación, el Siervo no
opone resistencia a Dios; y su pleno consentimiento le hace fuerte y manso de
cara a los perseguidores: no se sustrajo a la Palabra, ni se echó atrás ante
las injurias y la violencia de los que quisieran acallarla, reduciéndola al
silencio (vv. 5s). No le rinde el sufrimiento, ni le desorienta.
CLAVES para la VIDA
-
Hoy se nos ofrece el tercer canto del Siervo (y es que ya estamos en la Semana
Santa, donde volveremos a escuchar los diversos cánticos del Siervo). Sigue la
descripción poética de la misión del Siervo, pero con una carga más fuerte de
oposición, incluso de violencia: “ofrecí
la espalda... mesaban mi barba”
(v. 6). Desde el comienzo el Siervo es consciente de ello, pero ni así
acallarán su voz, porque -también en este canto- la confianza en la ayuda de
Dios triunfa sobre todas las dificultades y adversidades: “el Señor me ayuda...” (v. 7).
-
Proclamar “una palabra de aliento a los
abatidos” (v. 4) es parte de la misión del Siervo. Pero antes “cada mañana me espabila el oído” (v. 4):
he ahí el secreto del Siervo, escuchar al mismo Dios, ser su discípulo para
luego poder anunciar su mensaje. Ésta es la gran propuesta que creo que se nos
ofrece en cada Semana Santa; de ahí que proclamemos estar en su “ESCUELA” y...
¡es que hay tantas lecciones que aprender...!
-
Hemos llegado al final de este camino de preparación; estamos a las puertas y
tenemos la posibilidad de gustar, aprender, hacer vida todo aquello que es
nuclear en nuestra fe y vivencia cristiana. El Siervo es quien camina delante y
nos invita: “quien quiera seguirme, tome su cruz y me siga”. ¡Ahí
es nada! ¡Ojalá tengamos el valor de aceptar su propuesta! Muy posiblemente no
nos arrepentiremos. ¡Cuestión de decisión, hermnao/a!
Filipenses
2, 6-11
“... Cristo, a pesar de su
condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se
despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a
la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le
concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda
rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua
proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre...”
CLAVES para la LECTURA
- Se
trata de un magnífico himno cristológico prepaulino. Complejo en cada una de
las expresiones que lo constituyen, puede entenderse a partir de la expresión
“tesoro celoso” (en castellano “alarde”), en griego harpagmós (v. 6), que literalmente significa “objeto de rapiña”.
¿Qué significado puede tener la afirmación: Cristo, que es de condición (morphé) divina, no considera su
igualdad a Dios un objeto de rapiña?
CLAVES para la VIDA
- Como
tantas veces, también en ésta, el gran apóstol nos ofrece toda una síntesis de
su pensamiento y de su vivencia, donde Cristo Jesús es el CENTRO de todo; pero
lo es despojándose de todo tipo de poderío. Ahí radica la fuerza del Mediador,
que recibe de Dios Padre, la nueva condición de “Nombre-sobre-todo-nombre”.
Relato de la PASIÓN: Mateo 26, 14 – 27, 66
“... En aquel tiempo, uno de los
doce... ¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego? Ellos ajustaron con
él en treinta monedas. Y desde entonces andaba bus-cando ocasión propicia para
entregarlo... Ellos fueron, sellaron la piedra y con la guardia aseguraron la
vigilancia del sepulcro...”
CLAVES para la LECTURA
CLAVES para la VIDA
-
El camino recorrido a través del tiempo cuaresmal nos ha llevado a este momento
culminante: estamos participando de la “hora” de Jesús. Todo el proyecto de
salvación y de vida de Dios ha llegado hasta este punto y el Siervo, Jesús, nos
manifiesta todo el amor “loco” de este Dios, que llega hasta el extremo.
Recorrer con Él este tramo final del camino es una necesidad.
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