sábado, 10 de noviembre de 2012


DOMINGO, día 11

 

1 Reyes 17, 10-16


“... Elías se puso en camino hacia Sarepta, y, al llegar a la puerta de la ciudad, encontró allí una viuda que recogía leña. La llamó y le dijo: Por favor, tráeme un poco de agua en un jarro para que beba. Mientras iba a buscarlo, le gritó: Por favor, tráeme también en la mano un trozo de pan. Respondió ella: Te juro por el Señor tu Dios, que no tengo ni pan... Respondió Elías: No temas. Anda, prepáralo como has dicho, pero primero hazme a mi un panecillo y tráemelo; para ti y para tu hijo lo harás después... Ella se fue, hizo lo que había dicho Elías y comieron él, ella y su hijo. Ni la orza de harina se vació, ni la alcuza de aceite se agotó: como lo había dicho el Señor por medio de Elías…”


CLAVES para la LECTURA


- La mano del Dios de Israel obra también en tierra pagana y guía a Elías hacia una localidad costera del Líbano, donde tendrá asegurado el alimento. El prodigio que realiza es el signo que da autenticidad a su misión. No es, por tanto, Jezabel y sus falsos dioses, sino una viuda inerme quien puede dar testimonio de la intervención de Yahvé en favor de los que en él confían. Y, puesto que se trata de una extranjera, el episodio abre una perspectiva universalista que tomará cuerpo con el Nuevo Testamento: la viuda de Sarepta se convierte en el tipo de los paganos llamados a la mesa del Reino.

- El sentido del episodio podemos tomarlo de la cita del mismo por Jesús en la sinagoga de Nazaret (Lc 4, 24-26): el profeta a quien no escuchan los suyos tiene más crédito en tierras paganas. Por otra parte, podemos establecer una comparación entre la viuda de Sarepta y la del evangelio (Mc 12, 41-44; Lc 21, 1-4), para subrayar su gran generosidad. Pero no sólo esto: la viuda se contrapone asimismo a Jezabel, cuya insaciable avidez condena el autor sagrado (1 Re 21, lss).

- Pero, el contexto de este relato es la batalla al baalismo y, además, en su propio terreno. Baal era considerado el dios de la lluvia y, consiguientemente, el abogado de la fertilidad y de las buenas cosechas. Aquí se atribuyen a Yahvé los mismos títulos y actividades que el pueblo idólatra aplicaba a Baal. Toda esta pedagogía entraba dentro de un esfuerzo titánico por salvar del naufragio la fe yahvista.


CLAVES para la VIDA


- El autor sagrado nos sigue refiriendo esa “historia” que sigue siendo una historia cargada de presencia divina y que se manifiesta, incluso de forma prodigiosa, para salvar a su profeta. Y es que Elías, para quien “Yahvé es mi Dios”, ser presencia salvadora de Dios en medio de su pueblo, es el quehacer y compromiso máximo. De ahí que el mismo Dios cuide de su profeta, aunque para ello tenga que servirse de una mujer, “viuda y extranjera”: el colmo de la situación.

- Y es que en esta sencilla mujer y en el profeta se entreven valores que se irán convirtiendo en nucleares para la fe más auténtica. El profeta en contra de toda apariencia, se fía de la Palabra de Dios; la viuda obedece la palabra del profeta y se produce el prodigio, “no faltará harina en la tinaja ni aceite en la orza...” (v. 14). Asimismo, se destaca la generosidad de la viuda. Y como respuesta a todo ello, la providencia del mismo Dios a favor de sus siervos fieles.

- Se me siguen ofreciendo rasgos y elementos de una enorme validez para nuestras vidas; inmensas enseñanzas que están indicándonos el camino hacia lo mejor: Dios no se dejará ganar en generosidad si nuestro estilo de acción es como el de la mujer del relato, capaz de correr la aventura de dar hasta lo último que posee. En estos tiempos... ¡cuán difícil recorrer este camino! ¿Qué tal te sientes de ánimo, hermano/a?

 

 

Hebreos 9, 24-28


“... Cristo ha entrado no en un santuario construido por hombres…Tampoco se ofrece a sí mismo muchas veces, como el sumo sacerdote que entraba en el santuario todos los años y ofrecía sangre ajena… Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos. La segunda vez aparecerá, sin ninguna relación al pecado para salvar definitivamente a los que lo esperan...”


CLAVES para la LECTURA


- En continuidad con las precedentes afirmaciones sobre la “novedad” traída por Cristo a la historia, el autor de la carta a los Hebreos considera ahora un ulterior aspecto de la doctrina cristiana, refiriéndose siempre a la ley antigua. Así como el sumo sacerdote entraba, en nombre de todo el pueblo, en relación directa con Dios mediante los sacrificios de víctimas animales, le presentaba las ofrendas y llevaba a la asamblea la bendición divina en señal de reconciliación, así también Cristo es mediador entre Dios y la humanidad.

- Sin embargo, la continuidad termina aquí y comienza la novedad. En efecto, Jesús es al mismo tiempo sacerdote y víctima. Él -puro de toda mancha de pecado- se entrega en su pasión a Dios por los pecadores; no ofrece una sangre ajena, sino la suya propia. De la perfección del sacrificio deriva su unicidad y la unicidad de la alianza que, mediante Él, se establece.

- Con su muerte en la cruz, Jesús consuma su actividad sacerdotal; con su ascensión entra no en el “Santo de los santos”, no en un templo construido por mano de hombres, sino en el mismo cielo, y allí permanece como Cordero erguido ante Dios para interceder en favor de nosotros (Ap 5, 6). Ahora le ha sido arrebatada toda la fuerza al pecado y se nos ha abierto a cada uno el “camino nuevo” (Heb 10, 20) para volver al Padre.


CLAVES para la VIDA


- Se nos sigue ofreciendo la reflexión del autor de la carta a los Hebreos donde se muestra la superioridad del sacerdocio de Cristo, el “mediador de la nueva alianza” (v. 15), como lo proclama, una vez más. Y para ello, argumenta en las mismas acciones que ejercía el sumo sacerdote, que entraba una vez al año en el “santísimo” para ofrecer sacrificios por sí mismo y por el pueblo. No así en Cristo, que lo realiza una vez para siempre, entregándose a sí mismo.

- Y aquí radica no sólo la diferencia con todo lo anterior, sino también las ventajas de la nueva realidad. Y es que Cristo se ha convertido en el gran Mediador para todos nosotros, un mediador siempre dispuesto a interceder por nosotros. Ésta es la buena noticia, que debe de impregnar nuestra historia de cada día.

- De ahí, la significación que pueda tener la celebración de la Eucaristía en la vida de los creyentes: “cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa anunciáis ...” (1 Cor 11, 26). Y es que, de esta manera, recuperamos toda la fuerza del “haced esto en memoria mía”: es aceptar todo su sentido y renovar su mediación para con la humanidad. ¿Será así como la vivimos, o... nos “pueden” otras cosas, como la rutina, la superficialidad, la tibieza?..


Evangelio: Marcos 12, 38-44


“... Estando Jesús sentado enfrente del cepillo del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a sus discípulos, les dijo: Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el cepillo más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir...”


CLAVES para LECTURA


- El pasaje evangélico de hoy está compuesto por dos cuadros contrapuestos: por una parte, el comportamiento de los maestros de la Ley; por otra, el comportamiento de una viuda pobre. Los dos cuadros representan la falsa y la verdadera religiosidad.

- «Tened cuidado con los maestros de la Ley» (v. 38): vanidad, ostentación, una práctica religiosa contaminada por la avidez y por la hipocresía, éstas son las tres deformaciones de los maestros de la Ley contra las que Jesús quiere ponernos en guardia. La expresión «tened cuidado con» pone de relieve la gravedad particular del peligro en el que pueden caer los discípulos. Marcos (en 8, 15) usa la misma expresión para poner en guardia contra la levadura de los fariseos y de Herodes, y en 13, 15 para poner en guardia contra los falsos profetas.

- «Sentado frente al lugar de las ofrendas» (v. 41): en el atrio del templo, al que también podían acceder las mujeres, estaban alineadas las cestas en las que se echaban las monedas. Probablemente, los oferentes declaraban en voz alta al sacerdote que estaba de servicio la entidad del don y la finalidad para la que lo ofrecían. De este modo, el gesto se hacía público y se prestaba a la vanidad.

- «Jesús llamó entonces a sus discípulos» (v. 43): hay muchos ricos que hacen opíparas ofrendas, y hay una viuda pobre que ofrece sólo dos monedas de escaso valor, todo lo que posee. Jesús se da cuenta y llama la atención de los discípulos con unas palabras que el evangelio reserva para las enseñanzas más importantes: «Os aseguro que». Jesús ha encontrado un gesto auténtico y quiere que sus discípulos lo aprendan. Lo que ha sorprendido a Jesús no es sólo la falta de ostentación, sino sobre todo la totalidad del don: esa mujer no ha dado lo superfluo -es decir, lo que le sobra después de haber asegurado su vida dentro de unos amplios márgenes de seguridad-, sino «todo lo que tenía para vivir» (v. 44).


CLAVES para la VIDA


- Este Maestro, de las situaciones más triviales de la vida, es capaz de sacar las lecciones más interesantes y llenas de contenido. Y ante el deseo de los “primeros puestos”, de la ostentación de los Maestros de la Ley, Jesús advierte la enorme gravedad que conlleva esa forma de actuación, ese estilo de práctica contaminada. Esa religiosidad está falseada en su misma raíz y no vale más que para engañarse uno mismo, y acaso a los demás, pero no a Dios.

- Y tomando buena cuenta del “estilo” de la viuda, este Maestro llama a sus discípulos y les plantea claramente la actitud válida: la que parte desde el corazón y no tiene ni siquiera en cuenta su propia situación: “todo lo que tenía para vivir” (v. 44). Todo ello sin ninguna ostentación; sólo llevado por el amor, callado y profundo de la pura gratuidad. ¡Es el núcleo del Evangelio!

- ¡Ahí es nada para el que lo quiera aprender y vivir! ¡Cuántas lecciones se me siguen ofreciendo y de forma continuada! ¿Estaré dispuesto/a a aprender, a hacerlas mías? No dejarme llevar ni vivir el estilo de los “maestros de la Ley”; aprender de la pobre y sencilla viuda; hacer mías las propuestas de Jesús... ¡Toda una TAREA!..


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