DOMINGO, día 3 de Noviembre
- Para el sabio israelita, el hecho de que haya también otras naciones
que siguen los pasos del pueblo elegido es síntoma de la bondad infinita de
Dios. Hubiera podido barrerlas como granos de arena, pero Dios, «el señor de la fuerza, juzga con mansedumbre y gobierna con
indulgencia» (12, 18). Su verdadera justicia consiste en
encontrar una estrategia que le permita al pecador seguir en vida, mientras sea
posible. Por consiguiente, si los enemigos de Israel todavía subsisten, es
porque Dios es demasiado bueno y tiene también compasión de ellos. La reflexión
sapiencial sobre los hechos del Éxodo le permite a Israel salir de su
particularismo y darse cuenta de que el amor de Dios se extiende a todas las
criaturas. ¿Se puede criticar esta justicia divina?
- El autor del libro de
- Aquí se encuentra el núcleo de todo el mensaje: el
amor de Dios hacia los hombres y hacia las cosas, creándolas y manteniéndolas
con vida por la fuerza de su mismo espíritu. Por eso, es un Dios “amigo de la vida” y ese espíritu habita en
todas las criaturas. El universo entero aparece, pues, envuelto en la bondad
amorosa de Dios, que lo ha traído a la existencia y la conserva. Esta misma
actitud es la que vive Dios respecto de los pecadores.
- Estas reflexiones del Sabio nos van preparando para
entender a fondo el mensaje definitivo que nos ofrecerá el Evangelio de Jesús.
Toda la creación está animada y sostenida por la fuerza del espíritu de ese
Dios y somos invitados a ACOGERLO como el que es: “amigo
de la vida”. ¡Cuántas cosas sugiere este “rostro” de Dios! Y…
¡cuántas veces, por desgracia, hemos deformado este rostro! La reflexión del
Sabio debe llevarnos a acoger con gozo este anuncio que se va a manifestar
plenamente en las obras y palabras de Jesús, amigo de los pecadores, a quienes
anuncia la Buena Nueva
de este Dios. Lo descubriremos en el evangelio de este día.
- Pablo ora para que, también en las fatigas y en las tribulaciones,
pueda responder la Iglesia
de Tesalónica a la llamada que le ha sido dirigida por medio de un apóstol y
que Dios le renueva día a día. La comunidad está invitada a vivir en el orden
concreto su pertenencia al señorío de Jesucristo y a traducir su fe en gestos
animosos. Ya desde las primeras líneas de su carta, Pablo invita a los
tesalonicenses a no huir de las fatigas del presente, por angosto y difícil que
sea, y a no dejarse vencer por la tentación de evadirse fuera del tiempo,
reclamando como inminente la venida del día del Señor. El nombre del Señor
Jesús, que en el presente les procura molestias y penalizaciones, será
glorificado sólo si el cristiano lo acepta como propio. La «glorificación del
nombre» pasa por la cruz de la prueba y por tomar opciones de vida que cuestan.
- En la oración pide que sea Dios el que favorezca la plena asimilación
entre Cristo y el cristiano. Gracias a la complacencia de Dios, el deseo de
bien que nace en el corazón del hombre produce frutos buenos, también gracias a
Dios se traduce la fe en testimonio del Evangelio. El apóstol sabe bien que,
sin la gracia de Dios, el camino de la comunidad de Tesalónica no llegará
lejos.
- Una comunidad tan joven, en la que Pablo sólo pudo pasar un breve
tiempo, está expuesta además a la persecución y a las falsas doctrinas sobre el
inminente retorno del Señor. La fuerza y la fascinación que ciertos discursos
ejercen sobre los miembros de la comunidad son tan grandes que les hacen perder
la cordura. Los instrumentos de persuasión son también múltiples: inspiración,
discursos y cartas atribuidas falsamente a la autoridad del apóstol. Respecto a
la parusía
y a la reunión con Jesucristo, Pablo se ve obligado a repetir la enseñanza de
la primera carta que envió a los cristianos de Tesalónica y a completarla a lo
largo de esta segunda misiva.
-
“Nuestro Dios os considera dignos de vuestra vocación”
(v. 11): aquí radica el punto de partida de la nueva realidad, y es que el
mismo Dios les ha convocado a la Nueva Familia en Jesucristo, el Señor. Es la GRATUIDAD por parte de
Dios el origen de la nueva condición, de la que participa la comunidad de Tesalónica,
pero que es necesario ir progresando y creciendo en la calidad de la vida de
fe. El apóstol se muestra preocupado por esta situación.
- No caer en el
estancamiento; más bien, ir progresando y creciendo en la calidad de vida de
fe… ¡es la llamada de esta carta del apóstol! Y con plena validez, también hoy
y para mí. En esta “cultura” nuestra, se producen rumorologías de todo tipo,
pero que especialmente nos invitan a lo espectacular, a lo maravilloso y mágico
como la solución a las cuestiones vitales. Aquí vuelve a resonar esa propuesta
a la constancia y a la fidelidad, a lo que hemos recibido como don gratuito y
transformante de la realidad. Aquí estamos, hermano/a. ¿Cuál es tu actitud
HABITUAL? ¿Milagritos, sí o no?
CLAVES para la LECTURA
- Jesús se detiene,
pero en esta ocasión, en vez de una pregunta, dirige a Zaqueo una orden: «Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en
tu casa» (v. 5). Zaqueo no pide ningún milagro, exteriormente no
parece que se encuentre en ninguna necesidad; sin embargo, Jesús responde a su
petición implícita, porque la atención y la premura con las que obra muestran
ya el comienzo de la fe. La muchedumbre, con la murmuración en contra de Jesús
(v. 7), sirve también aquí de contrapunto, pero no reacciona a la conversión de
Zaqueo.
-
Nuevamente, Jesús, atento a los que le desean y quieren el don del que es
portador su persona, es capaz de acercarse a Zaqueo, de proponerle “alojarme en tu casa”, de aceptar las
disposiciones que presenta este pobre hombre a pesar de las murmuraciones de
los “santones” y ofrecerle el don de la salvación. Y es que él se siente
enviado a salvar lo que estaba perdido. Es su MISIÓN; por lo tanto, es la
voluntad de Dios Padre para con nosotros. Las obras y palabras de Jesús revelan
al Padre.
Sabiduría 11, 22 – 12,
2
“… Te compadeces de todos, porque
todo lo puedes, cierras los ojos a los pecados de los hombres, para que se
arrepientan… Pero a todos perdonas, porque son tuyos, Señor, amigo de la vida…
Por eso, corriges poco a poco a los que caen. Les recuerdas su pecado y lo
reprendes, para que se conviertan y crean en ti, Señor…”
CLAVES para la LECTURA
- En el interior del primer díptico, que representa el Éxodo como historia
de la salvación e historia de condena simultáneamente, el autor del libro de la Sabiduría encuentra un
espacio para esbozar el rostro de Dios, «amigo de la vida»
(11, 26). Resulta sorprendente que este particular no haya sido insertado en la
tabla del díptico que habla de la salvación de Israel, sino en la que
representa la condena de los egipcios. Si éstos adoraban a los animales como
dioses, Yahvé, casi respetando la ley del contrapaso, ha enviado contra ellos
pequeños bichos para que les piquen y les molesten (11, 15ss; Ex 8, 1-2. 13-14.
20 y 10, 12-15). El autor se pregunta la razón de que envíe estos pequeños
animalitos y no leones, osos o dragones, que los hubieran devorado de un solo
bocado (11, 17-19). ¿Por qué Dios no ha acabado de inmediato la partida con
Egipto? La respuesta es que a Dios le gusta perder tiempo con el pecador, ronda
a su alrededor con su pedagogía, le hace sentir el escozor y la molestia del
pecado, en vistas a engendrar en él el arrepentimiento y el deseo de emprender
una vida más bella.
CLAVES para la VIDA
- El autor del libro de la Sabiduría reflexiona
sobre unos hechos pasados de su pueblo y descubre en ellos la mano divina. Esta
lectura se inserta dentro de una serie de “castigos” de Dios contra los
egipcios, donde se destaca sobre todo la moderación de Dios al castigar, y es
que si Dios se todopoderoso (y esto se descubre en toda la creación), a la vez
es misericordioso y actúa en todo momento desde esta clave: desvía su mirada de
los pecados de los hombres para darles tiempo a convertirse.
2 Tesalonicenses 1, 11
– 2, 2
“… Pedimos continuamente a Dios
que os considere dignos de vuestra vocación, para que con su fuerza os permita
cumplir buenos deseos y la tarea de la fe; y para que así Jesús nuestro Señor
sea vuestra gloria y vosotros seáis la gloria de él… Os rogamos, a propósito de
la última venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestro encuentro con él, que
no perdáis fácilmente la cabeza ni os alarméis por supuestas revelaciones,
dichos o cartas nuestras: como si afirmásemos que el día del Señor está
encima…”
CLAVES para la LECTURA
- El fragmento contiene una oración (1, 11ss) y un ruego dirigido a los
tesalonicenses (2, lss). La primera concluye la parte de la acción de gracias;
la segunda abre la explicación del apóstol, contenida en la parte central de la
carta.
CLAVES para la VIDA
- También aquellas
primeras comunidades cristianas se ven obligadas a vivir en situaciones
hostiles a su nueva realidad, de la que el apóstol ha sido portador singular: “manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis
aprendido…”. Pero no resulta nada fácil. Y es que siempre “lo
espectacular”, lo grandioso que conlleva la rumorología es una constante
provocación, y fácilmente engañosa para distraerse y perder en fidelidad y
autenticidad.
Evangelio: Lucas 19,
1-10
“... En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad.
Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir
quién era Jesús... y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar
por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: Zaqueo, baja
en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa... Y dijo al Señor: Mira, la mitad de mis
bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré
cuatro veces más... Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo
que estaba perdido...”
- El episodio de
Zaqueo está casi calcado del precedente (el ciego de Jericó). También aquí se
ve interrumpido un movimiento de Jesús (que atravesaba la ciudad) por la
iniciativa de un hombre. Esta vez no se trata de un mendigo, sino de un rico
publicano; sin embargo, es también un marginado (los publicanos eran
despreciados), golpeado asimismo por una inferioridad física (era pequeño de
estatura) y, sobre todo, necesitado también de redención. Zaqueo pasa de una
curiosidad inicial (ver quién era Jesús: v. 3) a un movimiento (se subió a una
higuera: v. 4), a la acción febril y alegre con la que recibió a Jesús en su
casa (v. 6) y, por último, a la conversión y al cambio de vida (v. 8).
- También este
episodio valora la iniciativa humana: el deseo de Zaqueo es algo más que una
simple curiosidad: le impulsa a realizar un gesto impropio de un hombre
conocido. El poder de Jesús se expresa con su simple presencia y con la
palabra: llama a Zaqueo por su nombre (v. 5), y esto basta para suscitar en él
la alegría (v. 6), el arrepentimiento y la reparación (v. 8); en pocas
palabras, la vida nueva. Con Jesús ha entrado la salvación en casa de Zaqueo, y
el mismo Jesús da testimonio de ello.
CLAVES para la VIDA
-
Lucas, el evangelista de la misericordia y del perdón, es el único que nos
ofrece el relato de Zaqueo, de sus deseos y búsquedas, de su Encuentro con
Jesús y de su conversión y transformación total. También aquí nos volvemos a
encontrar con un hombre cansado de su situación personal y de vida como
recaudador de impuestos y vendido a los romanos. Y vuelve a surgir en él el
deseo de otra cosa, y es que necesita de la salvación. “Se subió
a una higuera” (v. 4) es la expresión de su deseo.
-
¡Cuántas veces he leído y reflexionado sobre este relato y cuánto me cuesta,
más que entender, el ACEPTAR el proceder de Jesús y de Dios! ¡Qué complicado
vivir en profundidad (no tanto teóricamente) su estilo, sus formas, su
proximidad a cuantos le buscan, aunque sea mínimamente! ¡Que HOY llegue la
salvación a mi vida y a mi corazón! ¡También a ti, hermano/a!
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