sábado, 8 de marzo de 2014


DOMINGO, día 9 de Marzo                       I- Domingo de Cuaresma


 
 
 
 
 
 


 

 
 

Génesis 2, 7-9; 3, 1-7

“... El Señor Dios modeló al hombre de arcilla del suelo, sopló en su nariz un aliento de vida, y el hombre se convirtió en ser vivo... El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles... La mujer tomó del fruto, comió y ofreció a su marido, el cual comió. Entonces se les abrieron los ojos a los dos y se dieron cuenta de que estaban desnudos...”

 

CLAVES para la LECTURA

- El plan de Dios y el problema del mal constituyen, en síntesis, los temas propuestos por la liturgia en este fragmento. De la tierra ('adamah), de la materia, Dios plasma al hombre ('adam), pero insufla en él su misma respiración; lo rodea de bien y de belleza (v. 9), le coloca en un ambiente preparado con esmero y le confía una tarea, una misión (v. 15); le da amplia libertad para determinar y transformar la realidad que le rodea mediante el trabajo y la autoridad personal (vv. 9s).

- Pero el hombre no debe establecer su norma del bien y el mal: esta norma la impone Dios; no debe conocer por experiencia el mal, so pena de llevarle a la ruina (vv. 16s). “Conocimiento” es para los semitas un hecho de experiencia más, antes que algo intelectual o moral. Dios da, pues, su mandamiento para la vida y la felicidad. Al hombre se le propone la elección de una libre obediencia, reconociendo la relación particular que el Creador le ofrece de vivir con él.

- Allí está el árbol, en medio del jardín, guardado únicamente por la advertencia de Dios. En este punto se insinúa la presencia del mal: el texto bíblico nos dice que el mal no es primariamente una opción errónea, sino más bien una entidad creatural que induce a esa opción astutamente. El término para indicar la serpiente significa también “adivinación”, dejando entrever los cultos idolátricos, en los que el símbolo de la serpiente tenía mucho que ver y que no dejaban de atraer a Israel. En efecto, la serpiente trata de que parezca una mentira el mandato de Dios por una especie de falso oráculo (vv. 4s). La narración de la transgresión es una obra maestra de psicología, una secuencia de sensaciones perfectamente estudiadas (v. 6) en un deseo creciente; pero el éxito del pecado consiste en comprobar la propia desnudez -es decir, nuestra fragilidad, el estar inermes, derrotados-, que lleva a avergonzarse de sí mismo y a no poder soportar la mirada de Dios.

 

CLAVES para la VIDA


- El autor sagrado, con mano maestra y como profundo conocedor de la sicología humana, nos ofrece su visión de la vida y de la historia. Y descubre dos aspectos importantes: por un lado, que el proyecto original fue de bien, de bondad, de relación amistosa entre Dios y la criatura. El segundo aspecto es que la libertad del hombre le lleva a una opción errónea (del tipo que fuere) y ahí algo se “rompe” en esa estrecha relación con Dios. Así es la “explicación” del autor sagrado respecto de la existencia del mal en la vida de la criatura.

- Desde la primera página de la historia se nos presenta cómo el proyecto de Dios es BUENO, de relación y de armonía; si bien, “algo” ha roto esa situación y el “conocimiento” se torna ruptura y división. Pero, a través de los tiempos y vericuetos de la historia, Dios mantendrá su deseo de BONDAD para con el hombre y nace la Historia de la salvación. Es, según el autor sagrado, la gran lección que es necesario sacar y mantener. La vida y la felicidad es la propuesta de Dios; el hombre elegirá el camino a seguir.

- Así iniciamos el camino de la Historia de la salvación. ¡Lástima que tantas veces nos “perdamos” en lecturas pobres o interesadas para no llegar a las conclusiones adecuadas! Aquí se nos ofrece la experiencia más original, la de la bondad, la del proyecto de vida y felicidad de Dios. Pero... ¡hay cosas que nos cuesta demasiado entenderlas y aceptarlas! ¡Cuántas lecturas literales de este pasaje nos han llevado a conclusiones sin salida...! El inicio de la Cuaresma me (nos) invita a volver a “lo original”, al sentido auténtico y al mensaje, aunque sea abandonando tantas adherencias y añadidos. Hermano/a... ¡ojalá descu-bramos las “raíces” válidas de nuestra fe!

 

Romanos 5, 12-19   

“... Lo mismo que por un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y la muerte se propagó a todos los hombres, porque todos pecaron...  Por tanto, si el pecado de uno trajo la condena a todos, también la justicia de uno traerá la salvación y la vida... Si creció el pecado, más desbordante fue la gracia...”

 

CLAVES para la LECTURA


- La página que estamos leyendo es un texto clásico de la teología sobre el pecado original. Tras haber afirmado que todos, judíos y griegos, son culpables e inexcusables, Pablo recuerda el acontecimiento original que, a su modo de ver, determina y justifica esta universal fragilidad, esta debilidad común, esta pobreza radical de toda persona frente a Dios y a las exigencias de su voluntad.

- Con el pecado -razona Pablo- también ha entrado en el mundo la muerte: la muerte total (v. 12). Y así como cada persona humana se reconoce débil frente a la muerte física, tampoco puede dejar de reconocerse impotente frente a la muerte total. También aquí saca a la luz el apóstol una doble solidaridad que une a toda la humanidad: la solidaridad en el mal, que amenaza con dejar reinar la muerte en el mundo, y la solidaridad en el bien, que está garantizada por la presencia de Jesús (vv. 17ss).

- Existe una clave de lectura muy sencilla y muy eficaz para esta página paulina: consiste en la contraposición entre la figura de Adán, a causa del cual «entró el pecado en el mundo» (v. 12), y la persona de Jesús, merced al cual ha llegado a nosotros la gracia de Dios. Este concepto, desarrollado siempre en una tensión histórico-salvífica, se repite más veces en estas pocas líneas (vv. 15b. l7ss). De este modo, Pablo nos ayuda a volver, con un estupor siempre mayor y con un deseo de comprender siempre creciente, sobre el gran aconteci-miento de la muerte y la resurrección de Jesús, que ha cambiado el rostro a la historia de toda la humanidad, que ha renovado el corazón de todo hombre, hijo de Adán, que ha hecho reinar definitivamente en el mundo la gracia de Dios.

 

CLAVES para la VIDA


- El pecado “entró en el mundo”: ésta es una constatación, y a Pablo le lleva a establecer la célebre comparación entre Adán, el primer hombre, y Jesús, el nuevo y definitivo Adán. El poder del mal se extiende a toda la humanidad, pero ahora ha sucedido algo mucho más importante todavía: “gracias a Jesucristo vivirán y reinarán todos los que  han recibido un derroche de gracia y el don de la salvación” (v. 17c). La vida de Dios, pues, es comunicada por un hombre a toda la humanidad. 

- Por lo tanto, si hay solidaridad en el mal y que amenaza a toda la humanidad, también hay una solidaridad en el bien y está garantizada por la presencia de Jesús y es que por su mediación llega a nosotros la vida, la gracia de Dios; esto es, se hace realidad -y en plenitud- la promesa de la salvación. Éste es el núcleo de toda la verdad de la historia de la salvación.

- No puedo perder la confianza, porque aunque en mi historia exista el pecado y la debilidad, en esta misma historia sobreabunda la gracia y el amor de Dios. Por muchos fracasos que tengamos que contar, son más los signos de que Dios nos ama. La solidaridad que Dios nos ofrece en su Hijo no tiene límites. Aceptarlo y volverlo a aceptar, y así cada día de mi vida, es un estilo de vivir y de ser creyente; es la gran invitación de este texto; es una NECESIDAD. ¡También para ti, hermano/a!

 

Evangelio:  Mateo 4, 1-11

“... Después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre. El tentador le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes... Si eres Hijo de Dios, tírate abajo... Jesús le dijo: No tentarás al Señor, tu Dios... Todo esto te daré, si te postras y me adoras... Vete, Satanás, al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto...”

 

CLAVES para la LECTURA

- Jesús, proclamado por el Padre Hijo de sus complacencias, inmediatamente después del bautismo es conducido al desierto “por el Espíritu” para ser “tentado por el diablo”: por consiguiente, esta prueba es querida por Dios. Jesús, que vino para recapitular toda la humanidad dando al Padre esa total adhesión que debía haber ofrecido Israel, es sometido a las mismas tentaciones del pueblo del Éxodo, como indican las citas del Deuteronomio con las que responde a Satanás (Dt 8, 3; 6, 16; 6, 13). Pero donde Israel falló, Jesús vence.

- La insidia diabólica comienza presentando a Jesús las esperanzas mesiánicas y pidiéndole que demuestre si es verdad que, como había afirmado la voz del cielo, es Hijo de Dios. A la propuesta de un mesianismo que satisfaga con facilidad las necesidades materiales del hombre, Jesús responde contraponiendo al alimento material el alimento espiritual de la Palabra vivificante de Dios (vv. 3s). A la imagen de una misión milagrera y espectacular que le propone el diablo, Jesús opone una sumisión incondicional a los designios de Dios (vv. 5-7). A la tentación del éxito sigue finalmente la del dominio -convertirse en señor de la tierra, ceder a la idolatría del poder-, pero el camino mesiánico que Cristo intuyó en el desierto es muy distinto. Con la autoridad que le viene de su dedicación plena a Dios, él, el perfecto adorador del Padre, expulsa al demonio (vv. 8-11).

- Mateo nos presenta a Jesús no sólo como el verdadero Israel, sino también como el nuevo Moisés, al citar el ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, y la mención del “monte altísimo” desde donde el diablo le muestra todos los reinos de la tierra, aludiendo a Dt 34, 1-4. Estos cuarenta días en el desierto preparan a Jesús para que asuma la guía del nuevo pueblo de Dios, a quien ofrece la Ley nueva.

 

CLAVES para la VIDA


- Hasta este punto llega la encarnación del Hijo amado del Padre: experimentando en su propia carne la duda y la tentación. Así nos lo muestra el texto evangélico de este día. Tomar el camino más fácil; ir a su “aire”, al margen del proyecto y del querer de Dios-Padre, “deslumbrando a las masas” con actos espectaculares... fueron las pruebas que sintió, según el entender del evangelista y de forma viva e intensa, este Jesús a quien nos aprestamos a seguirle.

- Y al “si te postras y me adoras...” (v. 9), sigue la sentencia del Hijo amado: “al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo le darás culto” (10): aquí está la clave de la vida del Hijo; por eso es “el amado”, porque ha hecho de Dios-Padre y de su designio el centro, el único centro de su vida. Y aquí se superan todas las pruebas y tentaciones. Cuando Jesús apuesta radicalmente por el proyecto de Dios, entonces TODO se hace NUEVO y DEFINITIVO: todo queda iluminado desde esa opción, que en él es la definitiva y la que marca toda su vida. ¡Casi nada!

- Me encuentro, pues, con algo, con mucho más que un “relato para niños”, como algunos pueden calificar este texto evangélico. Aquí se me ofrecen las claves de la vida de Jesús, sus opciones, y, ésas, definitivas: dedicará su vida entera a lo que el Padre decida; él es su hijo y servidor; todo lo demás queda en segundo plano. Y ésta es su ESCUELA, de la que yo (nosotros) formo parte, porque he tenido la suerte (o la “tentación”) de encontrarle. Pero la “lección” de hoy también es complicada. La síntesis es sencilla: “Lo primero es lo primero; lo segundo siempre es después”: es el resumen de Jesús, el Hijo amado. Hermano/a, ¿qué sientes y como te encuentras?

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