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sábado, 1 de junio de 2013


CUERPO DE CRISTO: Domingo 2 de Junio

 

1ª Lectura: Génesis 14, 18-20

En este relato del Antiguo Testamento, Melquisedec, sacerdote pagano sin genealogía, bendice a Abrahán y realiza una ofrenda con frutos de la tierra para agradecer a Dios la victoria conseguida. La ofrenda del pan y vino anticipa la verdadera ofrenda de Cristo. La tradición cristiana, desde los primeros tiempos, ha visto en Melquisede la figura de Cristo, que ofrece el pan y el vino del sacrificio de su propia vida. Escuchamos.

2ª Lectura: 1 Corintios 11, 23-26

El apóstol Pablo no relata la institución de la cena del Señor como un episodio más de la vida de Jesús, sino como un acontecimiento que une el pasado (la muerte del Señor) con el presente (el Señor vive) y con el futuro (el encuentro definitivo con el Señor). Pablo recuerda a la comunidad que la Eucaristía crea comunión y conecta con el acontecimiento pascual de Cristo. Acogemos esta sugerente reflexión del apóstol.

Evangelio: Lucas 9, 11b-17

Nos preparamos a escuchar la Buena Noticia de Jesús. El milagro de la multiplicación de los panes y de los peces es un símbolo de la Eucaristía. Jesús hizo los mismos gestos que luego hiciera en la institución de la Eucaristía: tomó pan, levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió y dio a sus discípulos. Comieron todos y se saciaron. Escuchemos el relato.

  

“Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo;
el que come de este pan vivirá para siempre”

Siguiendo la liturgia, nos disponemos a celebrar el DÍA DEL CORPUS, una de las fiestas más luminosas de nuestro pueblo. De hecho, es el REGALO que el mismo JESÚS dejó a su comunidad en la despedida; es su testamento.

Esta fiesta -con expresiones externas y callejeras- no puede quedar ahí.
 Honrar el CUERPO de CRISTO significa comulgar con Él, con su persona, con sus sentimientos y actitudes.

Asimismo, honrar el Cuerpo de Cristo significa
 acercarse al hermano con mayor respeto y disponibilidad, porque él también es cuerpo de Cristo. El cuerpo de Cristo se parte en los altares para saciar nuestras hambres, pero también para urgir nuestras más generosas entregas desde la SOLIDARIDAD. Así adquiere su sentido más pleno para nuestras vidas.

Por eso,
 HOY es también el DÍA DE LA CARIDAD. ¡No lo olvidemos, por favor! Es la mejor honra que podemos ofrecer al Cuerpo de Cristo.

 

Guíon litúrgico.

Día de Caridad 2013.

Juntos escribimos la historia

Vive con sencillez y otro modelo de convivencia nos hará felices

 

1.- Entrada

    La crisis golpea a los que menos pueden; nos vemos envueltos en recortes, paro, desempleo, copago, retirada de tarjetas sanitarias, prima de riesgo. Cada vez que escuchamos las noticias, tenemos que protegernos para evitar que nos salpique lo negativo.

    Y si nosotros tememos el mañana, mucho más lo temen quienes más están sufriendo la crisis: los inmigrantes, los parados de larga duración, los jóvenes que no consiguen trabajo, quienes no pueden pagar los alquileres o las hipotecas, los deshauciados.

     Para tod@s quisiéramos tener una palabra de esperanza en esta fiesta del Corpus. “Dadles vosotros de comer”, leemos en el evangelio. También hoy quisiéramos preparar juntos la cena de la solidaridad con quienes más sufren hoy; no es que tengamos grandes cantidades de dinero, pero sí tenemos tiempo, entrega, cariño y solidaridad.  La economía de la gratuidad es la nuestra. Queremos dar de lo nuestro, de lo más personal y lograr la felicidad con nuestra entrega.

     Invitamos a romper con las prisas y cuidar lo importante que de verdad llena la vida. Queremos que las redes de la solidaridad nos fortalezcan.

 

2.- Peticiones de perdón

 

+  Son muchos los que mueren porque no sabemos compartir.

        Señor, ten piedad

+  Son muchos los que sufren exclusión y soledad, porque no sabemos 

        convivir.       Cristo, ten piedad

+  Son muchos los que no gustan, ni conocen el alimento de vida que

        Cristo nos ofrece, porque no sabemos evangelizar.   Señor, ten piedad

 

3.- Monición a las lecturas

     Melquisedec, rey de paz y sacerdote de bendición. Es un anticipo de la ofrenda y entrega de Cristo:   Genesis 14, 18-20

     Jesús reúne a sus discípulos en torno a la mesa de la amistad. Coge en sus manos el pan y el vino para bendecir, para ofrecer, para partir y compartir:  1 Corintios 11, 23-26

     Jesús bendice los panes y los peces, dando gracias a Dios por este alimento, lo parte y, por la fuerza de su amor, se multiplica en sus manos, para que nadie pase hambre:  Lucas 9, 11b-17

 4.- Guión para la homilía

      Vivir con sencillez ha sido la llamada de Caritas a lo largo de todo este curso. En medio de la vorágine de noticias negativas que íbamos teniendo, Caritas ha ido llamando a una nueva manera de ver la vida, con sencillez y austeridad, para que todos tengamos lo suficiente para vivir. La crisis hace aflorar lo mejor y lo peor de cada cual: en esta situación, Caritas anima a pensar en un futuro con justicia para tod@s.

     Benedicto XVI nos llama a vivir la entrega a los demás desde la gratuidad: “En la época de la globalización, la actividad económica no puede prescindir de la gratuidad, que fomenta y extiende la solidaridad y la responsabilidad por la justicia y el bien común. La solidaridad es en primer lugar que tod@s nos sintamos responsables de tod@s” (Caritas in veritate 38).

      No es por azar que el día del Corpus sea el día de la Caridad. Lo es porque el Día del Corpus es un día en el que la Iglesia quiere que los cristianos nos fijemos en uno de las detalles del amor de Cristo hacia los suyos, el detalle que le llevó a convertirse en pan y vino para darnos una nueva vida e intentar que aquéllos que coman en la misma mesa y el mismo alimento se sientan en la necesidad de repartir la vida que reciben sin guardarla para sí celosamente.

     Si algo caracteriza al estilo de vida actual es la prisa y la velocidad con que se vive. Es muy común ir acelerados y estresados, haciendo una y mil cosas. Ser los primeros, ser rápidos, ser resolutivos y efectivos, rentabilizar el tiempo, son claves actuales del éxito laboral y social. Dedicamos mucho tiempo a sin fin de quehaceres, pero quizá descuidamos las cosas más importantes de la vida. El tiempo para el silencio, para la soledad, para el encuentro con uno mismo, es el gran ausente de nuestra cultura contemporánea. Y, cuando no hay tiempo para esto, para cultivarse a uno mismo, se resiente la calidad y profundidad de nuestras relaciones humanas con los demás.

       Sin vida interior, sin meta y sin sentido, es normal que la persona busque cosas que llenen su vacío existencial. Y aquí es donde la sociedad de consumo triunfa por completo. Ofrece infinidad de ofertas para adormecer nuestros vacíos. Pero siempre quedan insatisfechos nuestros deseos y obligan a seguir consumiendo. Necesitamos un alto en el camino. Y lo necesitamos los cristianos. Hoy que es el día del Pan por excelencia podríamos muy bien preguntarnos cuál es el pan que nosotros perseguimos y qué efecto produce en nosotros el que recibimos en nuestras Eucaristías.

    Tejer redes nos fortalece.  Vivimos en la era de la comunicación, que nos habla de escucha, acogida y diálogo, nos habla de crear vínculos sólidos en un mundo frágil. Es el tiempo para cultivar la amistad, la colaboración, el amor, la cooperación. Estamos llamados a construir solidaridad y comunidad desde la compasión, desde la capacidad que tenemos todos de sentir y vibrar con el otro, desde la igualdad y dignidad común.

     Vivir sencillamente no se reduce a una pura cuestión material de conformarse con tener pocas cosas, sino que abarca a todo el ser de la persona. Implica una opción de vida; es un compromiso personal por un estilo de vivir diferente. El Día de Caritas es sencillamente un intento para que nuestras comuniones no sean un “estar”, sino un “darse”.  Un dejar de buscar  el “pan” para mí,  un abrir el corazón y la bolsa a todos los demás. Para hacer posible un mundo más justo, en el que cada persona, nazca donde nazca y viva donde viva, viva como una persona con toda su dignidad.

     En esta jornada exigimos a nuestros gobernantes que luchen para acabar con la pobreza y la exclusión; que no recorten los gastos sociales, sino que los incrementen para paliar los efectos de esta crisis en los más vulnerables. A la comunidad cristiana le pedimos que mire las necesidades de las personas que más sufren y que levanten su voz ante todo brote de discriminación. A quienes viven en nuestro Araba-Álava, les pedimos que tengamos la convicción cierta de que sí podemos hacer mucho más para mejorar la vida de millones de personas aquí y en el ancho mundo.

 

5.- Oración de los fieles

  A Ti, Señor, que multiplicaste los panes y quisiste hacerte pan para saciar nuestras hambres, te pedimos.

 

-          Oremos por la Iglesia para que ponga sus recursos humanos y materiales al servicio de los necesitados. ROGUEMOS AL SEÑOR

-          Oremos para que todos los que tienen hambre y sed de justicia sean saciados. ROGUEMOS AL SEÑOR

 

-          Para que, junto a otros grupos e instituciones, sepamos escribir una nueva historia, en justicia y libertad.  ROGUEMOS AL SEÑOR

 

-          Para que a nadie le falte el pan  y la dignidad de cada día. ROGUEMOS AL SEÑOR

 

-          Para que la vida que se nos comunica en la eucaristía y la unidad nos transforme en infatigables constructores de la unidad sin exclusiones. ROGUEMOS AL SEÑOR

 

6.- Ofrendas

 

Presentación de una hogaza de pan y una jarra de vino

      Señor, te ofrecemos este pan y este vino, que Tú mismo nos has regalado y son fruto de la tierra, la vid y el esfuerzo humano. Ellos son la fuerza y el alimento que necesitamos, para peregrinar por este mundo, a la espera de poder un día participar del Banquete de tu Reino.

 

Presentación de un carné de voluntario de Caritas

      Señor, te ofrecemos  este carné de voluntario de Caritas. Ayúdanos a entender que el seguimiento de tu Hijo exige de nosotros entender la vida como donación, entrega y servicio. Danos fuerzas para poder hacerlo.

 

Presentación de la colecta

     Señor,  te traemos el gesto de solidaridad de toda la comunidad con los más necesitados. Además de darnos, queremos compartir nuestros bienes. Tú nos los has regalado y, sin embargo, nosotros hemos realizado un reparto injusto y, por eso, unos pocos tienen mucho y unos muchos apenas nada. Haz crecer en nuestros corazones la generosidad y la solidaridad.

 

7.- Oración final

 Con la fuerza de tu Cuerpo y de tu Sangre,

queremos, Señor, hacer un mundo nuevo y una historia distinta:

sin clases, sin odios, sin discriminación, sin ricos ni pobres,

todos iguales en la justicia y en la paz.

Queremos un mundo distinto,

donde no anide la opresión contra los inmigrantes,

ni el abuso contra los económicamente débiles,

ni la violencia, ni el odio.

Queremos un mundo como Tú lo quieres,

limpio y hermoso para todos, todos iguales y en familia,

todos hermanos, solidarios y amigos.

Queremos un mundo donde dé gusto vivir,

donde todos podamos ser dichosos.

Y lo vamos a conseguir, porque ésa es tu voluntad y nuestra fuerza,

porque no vamos a escatimar esfuerzos,

porque vamos a dejar la vida en ello.

Ayúdanos, Señor, a cumplir en la tierra tu voluntad

igual que se cumple en el cielo.

  

Liturgia gidoia

2013ko Karitatearen Eguna.

 

Historia elkarrekin idazten dugu

Bizi apal eta elkarbizitzeko beste eredu batek zoriontsu egingo gaitu.

 

2.- Penitentzia

 

+   Lagun asko hiltzen dira konpartitzen ez dakigulako.

Erruki, Jauna

+  Lagun askok bazterkeria eta bakardadea pairatzen dute, elkarrekin bizitzen ez dakigulako.

Kristo, erruki

+  Lagun askok ez dute ezagutzen eta ez dute gozatzen Kristok eskaintzen digun bizi elikagaiaz, ebanjelizatzen ez dakigulako.

Erruki, jauna

 

3.- Irakurgaien gaineko oharpenak

 

    Melkisedek, bakearen erregea eta bedeinkapenaren apaiza. Kristoren eskaintzaren eta emanaldiaren aurrekaria da: Hasiera 14, 18-20

     Jesusek dizipuluak batu zituen laguntasunaren mahaiaren inguruan. Eskuetan hartu zituen ogia eta ardoa bedeinkatzeko, eskaintzeko, zatitzeko eta partekatzeko. Korintoarrei Lehen Gutuna 11, 23-26

 

    Jesusek ogiak eta arrainak bedeinkatu zituen, eta jainkoari eskerrak eman zizkion emandako janariagatik, zatitu zituen eta maitasunaren indarraren bidez biderkatu egin ziren bere eskuetan, inor gose izan ez dadin: Lukas 9, 11b-17

 

5.- Fededunen otoitza

 

 Zuri, Jauna, ogiak biderkatu zenituen eta ogi bihurtu zinen gure gosea asetzeko, ENTZUN JAUNA GURE ESKARIA.

 -          Egin dezagun otoitz Elizaren alde, giza baliabideak, baita ekonomikoak ere, jar ditzala behartsuenen zerbitzura ENTZUN JAUNA GURE ESKARIA.

 

-           Egin dezagun otoitz Jainkoaren nahia betetzeko gose-egarri direnak asetzeko, ENTZUN JAUNA GURE ESKARIA

 -          Justizia eta askatasuna ardatz, beste talde eta erakunde batzuekin batera asma dezagun historia berria idazten ENTZUN JAUNA GURE ESKARIA

 

-           Inori falta ez diezaion eguneroko ogia, ezta duintasuna ere. ENTZUN JAUNA GURE ESKARIA.

 

-           Eukaristian adierazten zaigun bizitzak bihur gaitzan batasunaren eraikitzaile nekaezinak. ENTZUN JAUNA GURE ESKARIA 

 

6.- Eskaintza

 Ogi biribil eta pitxar ardo baten aurkezpena

     Jauna, ogi hau eta ardo hau aurkezten dizkizugu. Zeuk oparitu dizkiguzu eta lurraren, mahastien eta giza ahaleginaren fruituak dira. Hauexek dira behar ditugun indar eta elikagaia mundu honetan erromes ibiltzeko, zure Erreinuaren Oturuntzan parte hartzeko zain gauden bitartean.

 

Cáritaseko boluntario-txartela bat

      Jauna, Cáritaseko boluntario-txartel hau eskaintzen dizugu. Lagundu ulertzen zure semeari jarraitzeak eskatzen digula bizitza ulertzea emate eta zerbitzu bezala. Eman indarrak egin ahal izateko.

 Diru-bilketaren aurkezpena

     Jauna, komunitate osoaren behartsuekiko elkartasunaren keinua ekartzen dizugu. Geure burua eskaintzeaz gain, gure ondasunak konpartitu nahi ditugu. Zuk oparitu arren, guk bidezkoa ez den banaketa egin dugu, eta horrexegatik, gutxi batzuek asko dute, eta askok ia ezer ez. Gure bihotzetan eskuzabaltasuna eta elkartasuna haz daitezela.  

  

 

sábado, 9 de junio de 2012


DOMINGO, día 10:  CORPUS CHRISTI


Éxodo 24, 3-8
“... En aquellos días, Moisés bajó y contó al pueblo todo lo que había dicho el Señor y todos sus mandatos, y el pueblo contestó a una: Haremos todo lo que dice el Señor. Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó temprano y edificó un altar en la falda del monte, y doce estelas, por las doce tribus de Israel. Y mandó a algunos jóvenes israelitas ofrecer al Señor holocausto...”

            CLAVES para la LECTURA
- El pasaje del libro del Éxodo que hemos leído hoy como primera lectura es una página espléndida que describe la alianza del Sinaí y habla de la buena disposición del pueblo para escuchar la Palabra de Dios. Las alianzas antiguas, entre pueblos o reinos vecinos, o entre Dios y su pueblo, incluían una serie de ritos simbólicos que expresaban la intención del corazón y la promesa de fidelidad al pacto establecido. Se requería, a continuación, una afirmación explícita de la voluntad de mantener la alianza.
- En la perícopa del Éxodo leemos, en primer lugar, que Moisés refiere al pueblo la voluntad de Dios, y la respuesta unánime, afirmativa, de Israel en el sentido de cumplir los mandamientos de Dios. En ese momento de fervor, impresionado aún por el espectáculo de la misteriosa y terrible teofanía de su Dios, el pueblo acepta escuchar la voz de Dios y cumplir sus mandamientos.
- Sin embargo, los antiguos, muy conscientes de la fragilidad del corazón y de las buenas intenciones manifestadas en un momento determinado, quisieron introducir, en el rito de la alianza, una ratificación externa, simbólica: la de la aspersión con sangre tanto del altar como de las personas que establecían la alianza. Moisés, intercesor y mediador entre Dios e Israel, pretende unir a Dios y a su pueblo con el rito de la aspersión de la sangre: la mitad de la sangre es derramada sobre el altar, la otra mitad sobre el pueblo. Este gesto simboliza la recíproca fidelidad de las partes, sancionada por la sangre de la misma víctima que las une. La infidelidad de una de las partes supondría la ruptura de la alianza.
             CLAVES para La VIDA
- Aunque puede parecernos un tanto macabro el rito utilizado para sellar la Alianza, no podemos olvidar que la sangre es símbolo de la vida y la vida es algo sagrado, que viene de Dios. Éste es el contexto profundo y significativo de este pacto mutuo, donde tanto Dios como el pueblo se comprometen a vivir en fidelidad: cumpliremos todo lo que ha dicho el Señor (vv. 3. 7). La sangre “ata” esa alianza.
- Este rito de la Alianza entre Dios y su pueblo, teniendo como mediador a Moisés, adquiere su plenitud en la Nueva y Definitiva Alianza que establece Dios con la humanidad en Cristo Jesús. De hecho, las palabras del Sinaí y las dejadas por Jesús en el memorial de su entrega y muerte en la Eucaristía, casi son idénticas. “Mi” sangre: es la diferencia: ya no es el sacrificio de los animales, sino la de su propio Hijo. Dios lleva su Alianza hasta este punto. ¡No se puede pedir más en su fidelidad!
- ¡Nosotros participamos de este inmenso compromiso de entrega y fidelidad! Ahora podemos entrar en comunión con este Dios y lo hacemos por medio de su Hijo y es que ahora el Mediador es Jesús, el Hijo amado y Hermano nuestro. ¡Todo ha llegado a su plenitud! ¡PARTICIPA...!

Hebreos 9, 11-15
“... Pero Cristo ha venido como Sumo Sacerdote de los bienes definitivos... se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, llevándonos al culto del Dios verdadero...”

            CLAVES para la LECTURA
- El autor de la carta ofrece sus propias reflexiones sobre el sacerdocio de Jesús, esto es, sobre su facultad para hacer de camino entre la humanidad y Dios. Eso no se ha realizado, como en el Antiguo Testamento, penetrando en un lugar material, la tienda del templo de Jerusalén, en cuyo interior había otro ámbito, el Santo de los santos, en el que sólo se permitía entrar al sumo sacerdote una vez al año.
- Con Jesús, el culto cambia radicalmente: de exterior se convierte en interior, porque Cristo entra una sola vez y para siempre en el santuario del cielo, ofreciendo su cuerpo como ofrenda viva y agradable a Dios, obteniéndonos la salvación con su sangre. Éste es precisamente el precio del culto perfecto del que también nosotros hemos sido hechos partícipes.
- En efecto, el sacrificio de Jesús, que se ha ofrecido en el Espíritu al Padre como víctima pura, nos abre también a nosotros la posibilidad de entrar en la fiesta trinitaria del don recíproco entre Padre, Hijo y Espíritu Santo. El culto ya no es un cúmulo de ritos externos, sino un movimiento festivo de honor rendido y recibido entre las personas de la Santísima Trinidad.
             CLAVES para la VIDA
- Algo ha cambiado radicalmente entre el Antiguo Testamento y la realidad actual que se da en Jesús, el nuevo Sacerdote de la Alianza definitiva: antes era cuestión de ofrecer numerosos sacrificios de expiación para lograr la salvación; eran animales los que se ofrecían. Ahora, Cristo, él mismo en persona, se ha ofrecido como holocausto al Padre, y así alcanza plenamente el don de la salvación para sus hermanos.
- Para que podamos dar culto al Dios vivo (v. 14), y es que ahora la ofrenda que es posible ofrecer al Padre, es algo profundamente agradable a su corazón y a su voluntad, como fue la ofrenda del mismo Jesús: la ofrenda de la propia vida como el culto por antonomasia. Además, la mediación de Jesús ante el Padre es constante, de ahí que la ofrenda a favor de los hermanos (como Jesús mismo) es mucho más apropiada que los sacrificios de animales y que el resto de ofrendas.
- Se me invita a asumir ese culto NUEVO y definitivo, al estilo del mismo Jesús. Y es que el culto ya no es un cúmulo de ritos externos; Jesús me invita a vivir en el culto agradable al Padre, SIEMPRE a favor de los hermanos. Hacer de la vida una ofrenda; compartir con el mismo Jesús la tarea de la MEDIACIÓN a favor de los hermanos, ejerciendo vitalmente el Sacerdocio, el más característico y propio que ejerció Jesús... ¡realmente todo un estilo de ser y de vivir! ¡No lo debiéramos olvidar, hermano/a! Con todo, es una tentación constante en nuestra vida: es más fácil quedarse en “lo externo”, a veces en el “mero cumplimiento”, pero el corazón, el núcleo de nuestro ser, queda al margen... ¡Tengamos cuidado!

Evangelio: Marcos 14, 12-16. 22-26
“… Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: Tomad y comed, ésta es mi carne… Y cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio y todos bebieron. Y les dijo: Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el Reino de Dios…”

            CLAVES para la LECTURA
- En Marcos, la institución de la Eucaristía, celebrada en el marco de la última cena de Jesús con sus discípulos, está tan ligada a la muerte del Señor que es, además de una anticipación sacramental, también una profecía de la misma. En efecto, Jesús, en la intimidad del cenáculo y antes de su pasión, tanto con la palabra como con los gestos, realiza lo que anuncia. El pan partido y la copa que ofrece a sus discípulos, como requería la costumbre de la pascua judía, constituyen el anuncio del nuevo pacto, sellado con su sangre, que, como «cordero sin mancha», ofrece por la salvación de todos.
- La última cena con sus discípulos tiene lugar en la fiesta de la Pascua. La Pascua es el paso de Israel -gracias a la intervención liberadora de Dios- de Egipto, tierra de opresión e injusticia, a la tierra prometida, espacio de libertad y justicia. No podemos separar la última cena de Jesús de la pascua judía; ésta constituye, histórica y teológicamente, su contexto.
- En el relato de la institución de la Eucaristía, sin alusión alguna al cordero, que ocupaba el centro de aquella comida, el acento recae en los gestos y las palabras de Jesús. Estos gestos y palabras nos han llegado envueltos en el ropaje de las reflexiones comunitarias y, aun encontrándonos en el terreno firme de la historia, es difícil poder remontarnos al acontecimiento en su tenor original. No obstante, el significado fundamental es bien palpable. Jesús realiza el signo profético de lo que ha sido toda su vida y de lo que está a punto de acontecer con su muerte: un pan que se comparte, una existencia entregada y rota por todos. Es, pues, la explicación del misterio de la encarnación y, en definitiva, la clave de lectura de toda la historia de la salvación, historia de donación y comunión.
- En esta cena tiene un puesto destacado la copa de vino que hace pasar entre todos, contra el habitual vaso individual. Las palabras del v. 25 son, sin duda, un recuerdo histórico. Intuye muy cercano su fin y lo anuncia a los suyos: Ya no beberé más del fruto de la vid. Pero incluso ahora sigue creyendo en el Reino y lo anuncia a los suyos: Hasta el día aquel en que lo beba de nuevo en el reino de los cielos. La despedida, aún siendo triste y dolorosa, está llena de esperanza; hay un más allá, no puramente espiritual sino íntimamente vinculado con este mundo, donde está el vino “que alegra el corazón humano”.
             CLAVES para la VIDA
- La reflexión que se nos propone en este relato es realmente profunda: en el pan y en el vino entregados está la presencia de una vida vivida como don, dada y rota por todos, que obliga necesariamente a tomar parte en ella. El gesto que Jesús hace es profético-simbólico, pero recoge todo lo que él ha hecho: él ha ido rompiendo el pan de su vida hasta la muerte. Ha compartido con la gente su pan, su vida, su fe en el reinado del Padre. Ahora comparte su cuerpo-pan para la vida, y su sangre será el sello de la Alianza que constituya el nuevo pueblo de Dios.
- Es aquí donde se visualiza la NUEVA ALIANZA de Dios con la humanidad, la definitiva. Es en el Hijo donde Dios sella su compromiso perpetuo; y es en ese Hijo donde la humanidad encuentra a Dios como una presencia única e irrepetible. Aquí todo se hace nuevo y definitivo: la comunión se realiza en la entrega, en el servicio máximo de Jesús. De ahí que Él se convierta en ese vínculo definitivo, con toda la carga que significa.
- Es muy importante que se nos diga en este Día del Corpus Christi el significado y el marco que la Eucaristía tomó en los gestos de Jesús: no es algo “piadoso”, para venerar; es muchísimo más. La entrega de la vida; una vida hecha servicio, hasta el final… es el marco apropiado y único. ¡Cuán lejos puede que estén de este marco muchas de nuestras expresiones litúrgicas…! Recuperar, pues, toda la profundidad de la Eucaristía y de lo que supone para Jesús y su planteamiento… ¡todo un quehacer y una inmensa necesidad para mí, para nosotros, para nuestras comunidades! ¿Qué dices tú, hermano/a?