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lunes, 16 de julio de 2012


MARTES, día 17
 Isaías 7, 1-9

“... Entonces el Señor dijo a Isaías: Sal al encuentro de Acaz, con tu hijo Sear Yasub, hacia el extremo del canal de la Alborea de Arriba, junto a la Calzada del Batanero; y le dirás: ¡Vigilancia y calma! No temas, no te acobardes ante esos dos cabos de tizones humeantes... Así dice el Señor: No se cumplirá ni sucederá: Damasco es capital de Siria, y Rasín, capitán de Damasco. Samaría es capital de Efraín, y el hijo de Romelía, capitán de Samaría...”

 CLAVES para la LECTURA
 - Sobre el fondo de la guerra siro-efraimita, que opuso a los reyes de Israel y de Siria contra el rey de Judá, se abre con el capítulo 7 de Isaías el así llamado «libro del Enmanuel». «Enmanuel», Dios-con-nosotros, es el nombre del hijo anunciado a Ajaz, rey de Judá, como signo que garantiza la intervención salvífica de Yahvé, a pesar de la incredulidad del soberano y de los grandes del reino.
- En torno a esta figura se agrupan los oráculos de los capítulos 7-11, en los que se atribuye al hijo que ha de nacer prerrogativas que superan los confines de su historia contemporánea y lo elevan a símbolo e imagen del Mesías que había de venir. Dios cumplirá su promesa y asegurará el futuro de la dinastía davídica. Al rey y al pueblo les corresponde esta adhesión de fe, condición indispensable para participar de la promesa misma.
- Frente a la inminente amenaza de Israel y de Siria, que no perdonan a Judá su no participación en la coalición antiasiria, el rey Ajaz, por un lado, dota a Jerusalén de defensas que puedan asegurarle la supervivencia en caso de asedio y, por otro, intenta aliarse con el más fuerte, esto es, precisamente Asiria.
- El profeta va al encuentro del rey para recordarle que lo que cuenta y marca la diferencia no es tanto la estrategia política y militar como la fe en Dios (v. 9b), único auténtico soberano de Judá, a quien el profeta representa. El Señor garantiza la victoria sobre los dos reyes, cuyo poder es comparable al de «dos tizones humeantes» (v. 4).

 CLAVES para la VIDA
 - En medio de la situación confusa de guerras y alianzas, el profeta recuerda -al rey y a los dirigentes del pueblo- los criterios de fidelidad religiosa que deben cuidar y mantener. En nombre de Yahvé, el Dios fiel, el profeta anuncia que ese Dios seguirá apoyando la dinastía de David, la línea mesiánica. La condición es que ellos también sean fieles y crean en las promesas de Dios. Aquí radica el secreto de ese futuro esperanzador.
- Y es que el plan de Dios es de fidelidad a las promesas. Así, es hermoso el gesto simbólico que Dios sugiere a Isaías: tiene que ir al encuentro del rey acompañado del hijo del profeta, que lleva por nombre “Sear Yasub”, que significa “un resto volverá”. Dios nunca cierra del todo la puerta a la esperanza; al contrario, siempre apuesta por ese camino que se abre a nuevos horizontes y que sugiere la vida. ¡Ahí está Dios!
- Hoy, para nosotros sigue siendo sugerente esa invitación constante a la esperanza y a la fidelidad. La situación, confusa y complicada como la actual, es momento para volver a acoger las promesas de salvación y de vida. La causa de la humanidad ha sido plenamente asumida como propia por el mismo Dios. Ésta es nuestra garantía: ésta es la propuesta. ¡No es fácil aceptarla!..

 Evangelio: Mateo 11, 20-24

“... Se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho casi todos sus milagros, porque no se habían convertido: ¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza. Os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras..."

 CLAVES para la VIDA
 - El fragmento evangélico de Mateo que hemos leído hoy es una lección sapiencial como muchas otras que podemos encontrar en el Antiguo Testamento; a saber: un hecho concreto explicado sobre la base de una semejanza de términos opuestos (como la de los dos caminos: el bien y el mal; los dos árboles: el plantado en terreno árido y el plantado junto al agua). La expectativa frustrada es una realidad humana desconcertante, aunque frecuente en la vida.
- El pasaje nos presenta el duro reproche de Jesús contra las ciudades que no acogen su Palabra. Se trata de tres ciudades de Galilea -Corozaín, Betsaida y Cafarnaún- que, aun habiendo oído la predicación de Jesús, acompañada por tantos milagros, permanecen frías e insensibles, sin abrir su ánimo.
- Para acentuar aún más su culpabilidad, Jesús emplea la comparación con otras ciudades paganas especialmente conocidas por sus pecados, como Tiro y Sidón, Sodoma y Gomorra. Y nos hace ver que estas ciudades, aun corrompidas por tantos vicios, habrían tenido un comportamiento diferente, más acogedor y respetuoso, aunque sólo hubiera sido por haber visto los milagros realizados por Jesús. Sin embargo, las ciudades «creyentes» de Galilea, a pesar de sus acciones milagrosas, se niegan a escuchar, prefieren su dureza de corazón y se cierran al mensaje de salvación que se les ha ofrecido.

 CLAVES para la VIDA
 - ¡Qué “misterio” que aquellas gentes que están en contacto con Jesús y sus acciones milagrosas no acepten en esas obras la presencia salvadora de Dios! Ésta es la situación a la que alude el texto evangélico de hoy. Éste es uno de los dramas que el mismo Jesús tuvo que sufrir en propia carne. Y que, sin duda alguna, en momentos determinados, le dejó perplejo y preguntándose si su camino era el acertado y estaba viviendo lo que el Padre deseaba. Como respuesta se abrirá plenamente al Padre.
- Y es que el “perfil mesiánico” que el pueblo esperaba, especialmente sus dirigentes, no coincidía con lo que ellos estaban viendo. Sus esquemas religiosos y de vida podían más que lo que la realidad de cada día les mostraba. Renunciar a sus esquemas de siempre y aceptar la novedad de Jesús y de su propuesta resulta un reto imposible. Éste es el cuadro del relato evangélico de hoy.
- Aquí tenemos, también nosotros, un desafío constante, porque Jesús siempre nos sorprende: su estilo, su mensaje adaptado a cada momento y a tantas situaciones de vida, su propuesta arriesgada y con aire de radicalidad y exigencia, sus promesas futuras, pero que hay que esperar... ¡todo eso es un inmenso desafío! ¿Lo aceptas, hermano/a? ¿Te lanzas?..