domingo, 31 de marzo de 2013
domingo, 17 de marzo de 2013
DOMINGO, día 17 de Marzo
Isaías
43, 16-21
CLAVES
para la LECTURA
- Los capítulos 40-55 del libro del profeta Isaías se atribuyen a un
discípulo suyo al que se llama Segundo Isaías, que vivió la experiencia del
destierro babilonense. Dirige la palabra consoladora de Dios a un pueblo sin
esperanza, “sordo” y “ciego” (Is 43, 8).
CLAVES
para la VIDA
- El profeta, con esa capacidad de “leer” el corazón de Dios como
tiene, vislumbra algo grande, nuevo y hermoso que se acerca en el horizonte y
ésta sí que será una liberación definitiva. Eso sí: recordar las gestas de Dios
a través de la historia, especialmente en el Éxodo, le lleva a profundizar en
su convicción de que Él siempre cumple sus promesas, que son de vida y de
plenitud. Hasta la misma naturaleza se une para vivir la nueva situación que se
acerca.
Filipenses
3, 8-14
- La perícopa nos ofrece el testimonio de un hombre tocado por la
novedad de Dios. Pablo, que quizás como ningún otro podría jactarse de su
pasado glorioso en el seno del judaísmo, cogido por Cristo, no duda en
considerar basura lo que hasta ahora había sido para él motivo de prestigio.
CLAVES
para la VIDA
- Una vez más
aparece la figura de Pablo, con ese grafismo en su exposición. La antítesis
“ganancia-pérdida” era muy conocida. De ahí que el apóstol toma ese lenguaje
para describir su situación actual: aquí no hay privilegios que valgan (según
mentalidad en el judaísmo), sino que en Cristo había que empezar desde cero, y
vale tanto para el judío de siempre, como para el gentil recién llegado. Él,
Pablo, no es más por su pasado intachable en el judaísmo, sino por la gracia
del encuentro con el Señor Jesús que transforma TODO en él.
Evangelio:
Juan 8, 1- 11
“...
Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio... El que esté
sin pecado, que le tire la primera piedra... Ellos, al oírlo, se fueron
escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos, hasta el último... Jesús
se incorporó y le preguntó: Mujer, ¿ninguno te ha condenado? Ella contestó:
Ninguno, Señor. Jesús dijo: Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques
más...”
CLAVES
para la LECTURA
-
La trama es sencillísima: al amanecer (v. 2), después de pasar la noche orando
en el monte de los Olivos (7, 53 – 8, 1), escribas y fariseos someten al juicio
del rabí a una mujer sorprendida públicamente en adulterio (8, 3-9a). ¿Con qué
intención? Para tender una trampa a Jesús (v. 6), obligándole subrepticiamente
(Jr 17, 13) a pronunciarse o contra la
Ley de Moisés, que manda la lapidación en tales casos, o
contra el derecho romano, que desde el año 30 d. C. ha privado al sanedrín del “jus
gladii”, reservándose el poder de declarar las condenas a muerte.
CLAVES
para la VIDA
-
En el relato evangélico se nos presenta, además de la mujer acusada, a un
Jesús, el Justo, rodeado por sus perseguidores. Porque no olvidemos que ése es
el objetivo que persiguen sus enemigos: tenderle una trampa. Jesús, pues, está
cada vez más solo; sólo porque ha decidido llevar su misión hasta las últimas
consecuencias, llegando donde nadie ha llegado y nadie más que el Padre le
puede ayudar. Y es admirable que, precisamente en esa hora de mayor soledad, él
manifieste la grandeza de su amor por los hermanos, por los más débiles. El
pasaje de hoy es una muestra de ello.
sábado, 9 de marzo de 2013
DOMINGO, día 10 Marzo
Josué
5, 9a. 10-12
“… El Señor dijo a Josué: Hoy os
he despojado del oprobio de Egipto… Cuando comenzaron a comer del fruto de la
tierra, cesó el maná. Los israelitas ya no tuvieron maná, sino que aquel año
comieron de la cosecha de la tierra de Canaán…”
CLAVES
para la LECTURA
- La historia de la salvación está jalonada por promesas, que van
emplazando siempre a la humanidad hacia nuevas metas. Primero estaba sólo
Abrahán; no había pueblo ni Ley ni tierra. Luego ya hubo pueblo: en Egipto los
clanes patriarcales se convirtieron en “pueblo numeroso”. Después, en el Sinaí,
hubo Ley. Y, ahora, con la entrada en Canaán, hay tierra. Por lo tanto, la
entrada en la tierra constituye una nueva etapa y muy importante.
CLAVES
para la VIDA
- La historia de la salvación continúa paso a paso; las antiguas
promesas van dejando lugar a las acciones liberadoras de Dios en favor de
Israel. Así, Abrahán deja paso a la liberación de la esclavitud de Egipto; a la
liberación se le añade la
Alianza y la posesión de la tierra. De este modo, las
antiguas promesas de Dios van cristalizándose en la realidad y en la historia
vivida. Así lo siente Israel y lo celebra renovando con ello la alianza que le
vincula PARA SIEMPRE con su Dios, a pesar de las constantes infidelidades que
caracterizan su caminar.
- Ahora se inicia una NUEVA ETAPA en esa historia y es que… “Hoy os he despojado del oprobio de Egipto”
(. 9); termina la peregrinación por el desierto, la vida nómada, y empieza la
vida sedentaria, con lo que supone de posesión de la tierra, la “tierra
prometida” a Abrahán. Aquí en la celebración de la Pascua , se renueva la Alianza con ese Dios, que
siempre cumple las promesas realizadas y que se ha mantenido en fidelidad. Los
ritos de la circuncisión y la celebración de la Pascua han renovado los
privilegios de pertenencia al pueblo escogido.
- Por medio de estos “sencillos” relatos, el autor sagrado nos quiere
conducir a vivir la experiencia de pertenencia bajo la “mirada” de la fidelidad
de Dios, que es como transcurre la historia. Tomar conciencia de las promesas
de Dios; ser consciente de su fidelidad; ratificar esa relación por medio de
los “ritos” adecuados… es la manera como la Palabra de Dios quiere conducirnos en la vida.
Ahí nos encontramos, hoy, nosotros, abiertos a que Dios siga realizando sus
promesas de vida y de salvación para nosotros, en nuestras vidas. Hermano/a,
¿estaremos dispuestos/as a dejarle actuar para que lleve a cabo su salvación,
sus planes de vida?
“... Nos apremia el amor de Cristo al considerar que si uno murió
por todos, todos murieron. Cristo murió por todos, para que los que viven, ya
no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos... En nombre de
Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no había pecado, Dios lo
hizo expiar nuestros pecados, para que nosotros, unidos a él, recibamos la
salvación de Dios...”
CLAVES
para la LECTURA
- El itinerario de
este fragmento del pensamiento paulino es cristológico con implicaciones
eclesiológicas. La conexión entre
ambas perspectivas, la relación entre Cristo y la Iglesia , se encuentra en
la reconciliación. Sigue siendo vigorosa la convicción de
Pablo, consolidada en su experiencia veterotestamentaria, de que, respecto a
Dios, la humanidad pecadora se merece la indignación divina; esta convicción,
sin embargo, se ha perfeccionado a través del conocimiento mesiánico de Cristo,
el cual se ha convertido en lugar, precio y signo de la reconciliación. En el
texto griego, el sustantivo (katalleghé) y el verbo (katallássô)
significan también «permuta» (por ejemplo, de valores venales como el
dinero), «acuerdo» (alianza) o «concordia» (proyectar conjuntamente). Estos
matices léxicos confirman el acontecimiento de la reconciliación global entre
Dios y el hombre a través de un coste y de un intercambio.
CLAVES
para la VIDA
-
Para el apóstol, el modelo en todo momento de su agitada vida es Jesús: “Nos apremia el amor de Cristo, que murió por todos”
(v. 14); esto es lo que le da ánimos para seguir actuando como apóstol a pesar
de todo. Según Pablo, la reconciliación que realizó Cristo con su muerte, hizo
que todos pudiéramos vivir: “Dios mismo estaba en Cristo reconciliando
al mundo consigo” (v. 18). Y las consecuencias de esta iniciativa son
claras: todo es nuevo, todo ha cambiado de sentido: “el que
es de Cristo es una criatura nueva” (v. 17). Y, además, la
comunidad así reconciliada recibe el encargo y el ministerio de reconciliar.
Pablo se siente particularmente satisfecho de este ministerio.
-
La misión de su comunidad-Iglesia queda descrita con toda nitidez: “nos encargó el servicio de reconciliar” (v.
18). Ser mediadores de la reconciliación de todos con Dios, y de los hombres
entre sí: es la gran misión y la tarea. Y aquí queda “tarea pendiente” en medio
de nuestra cultura, de nuestro mundo y de nuestro pueblo. ¡No podemos mirar a
otra parte!
-
Aquí nos encontramos nosotros que, como el apóstol, hemos tomado a Cristo como
modelo de acción y en quien todo se hace nuevo para nosotros, “... es criatura nueva”: ésta es nuestra
condición y situación. Desde ahí, dejarnos reconciliar y ser constructores de
reconciliación es una de nuestras tareas, como expresión de la esencia misma
del Evangelio. Así lo vivió Pablo; así lo han vivido y lo viven tantos hombres
y mujeres anónimos. Y... ¿tú? Y... ¿yo?
EVANGELIO:
Lucas 15, 1-3. 11-32
“... Un
hombre tenía dos hijos: el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte
que me toca de la fortuna... Empezó él a pasar necesidad y recapacitando se
dijo: Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado
contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo... Su hijo mayor
estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa preguntó qué
pasaba... Y le replicó a su padre: Mira: en tantos años como te sirvo... y
cuando ha venido este hijo tuyo... El padre le dijo... deberías alegrarte,
porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido...”
CLAVES
para la LECTURA
- Se ha definido el de Lucas como el “evangelio de la misericordia”. El
capítulo 15 está precisamente en el centro: comprende tres parábolas de la
misericordia que son similares en la estructura pero están dispuestas in
crescendo: el dracma perdido, la oveja descarriada, el hijo pródigo que pide su
parte de herencia y se va. A mayor lejanía corresponde mayor amor: por la
moneda y la oveja encontradas se celebra una fiesta; por el hijo recobrado se
mata el ternero cebado y se le pone el anillo y el traje real.
CLAVES
para la VIDA
-
¡No es de extrañar que los fariseos y letrados se escandalicen de Jesús! ¡No
era para menos! ¡Mira que dejarles en tan mal lugar…! Lo que no es seguro es
cuál fue el motivo de su escándalo, si porque les identificaba con el “hijo
mayor” o por el rostro de Dios que ofrece y presenta. Desde luego, los motivos
están ahí y será necesario que ellos y nosotros saquemos las consecuencias
pertinentes. ¿Nos atrevemos?
sábado, 2 de marzo de 2013
DOMINGO, día 3 de Marzo
Éxodo 3, 1-8a. 13-15 “Yo soy el que soy” (Ex 3, 14)
“… Yo soy el Dios de tus padres, el Dios
de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob. Moisés se tapó la cara,
temeroso de ver a Dios. El Señor le dijo: He visto la opresión de mi pueblo en
Egipto, he oído sus quejas contra los opresores… Si ellos me preguntan cómo se
llama este Dios ¿qué les respondo? Dios dijo a Moisés: Soy el que soy. Esto
dirás a los israelitas: Yo soy, me envía a vosotros…”
|
- La narración de la vocación de Moisés es una de las
cumbres de la Biblia ,
juntamente con la revelación del nombre de Dios. Moisés, huido de Egipto,
renunció a proseguir con sus generosos proyectos de liberación y vive su vida
(v. 1). Pero el Señor le sorprende en su vida ordinaria: la curiosidad ante el
hecho extraordinario de la zarza que arde sin consumirse hace acercarse a
Moisés; allí, Dios, que le esperaba, le llama dos veces por su nombre,
suscitando el “Aquí estoy” de la plena
disponibilidad a la escucha y la obediencia.
CLAVES para la VIDA
- Toda historia tiene sus raíces; también la de
Israel, donde la presencia de Dios toma manifestaciones singulares. Una de las
más importantes es que Dios se manifiesta como el que LIBERA a este pueblo de
las situaciones límites. Así, de la esclavitud de Egipto que, según Israel,
Dios lo llevará a cabo con brazo poderoso y por medio de acciones prodigiosas.
A esta clave nos lleva la lectura de este día.
- Y este Dios se hace presente en medio de la vida
ordinaria, y cuenta con personas concretas para llevar a cabo sus grandes
gestas de vida y de liberación. Moisés es una persona muy significativa en esta
historia. El “aquí estoy”, con todo lo que
implica de disponibilidad y de fidelidad, es algo que cambia la vida de la
persona, como también la historia de ese pueblo. Y eso a pesar de que Moisés se
siente incapacitado para llevar a cabo la MISIÓN que Dios tiene diseñado para él. Pero es
que al “aquí estoy” le sigue el “Yo-soy, me envía a vosotros”: es el ENVÍO
que tiene su origen en el mismo Dios; ya no depende sólo de las cualidades
personales del llamado, sino la misma presencia de Dios es el garante de la
misión.
1 Corintios 10, 1-6. 10-12
“… No protestéis como protestaron algunos
de ellos, y perecieron a manos del Exterminador. Todo esto les sucedía como un
ejemplo: y fue escrito para escarmiento nuestro, a quienes nos ha tocado vivir
en la última de las edades. Por lo tanto, el que se cree seguro, ¡cuidado!, no
caiga…”
- La comunidad de Corinto es viva e inquieta; de
conversión reciente, experimenta la peligrosa insidia de un contexto pagano con
costumbres proverbialmente relajadas. Por eso, Pablo les recuerda que ellos
mismos no están tan lejos del peligro de la idolatría, algo que siempre ha
estado presente en la historia de Israel como pueblo. De ahí que el apóstol
haga mención expresa de esa historia.
CLAVES para la VIDA
- Las situaciones del pasado de la historia de Israel
pueden también hoy repetirse, según el apóstol. De ahí que es necesario tenerla
muy en cuenta para no caer en la misma trampa idolátrica de las falsas
seguridades. No es tanto el pertenecer a un pueblo, ni someterse a unos ritos,
ni el ofrecer sacrificios… lo que salva (tentación idolátrica muy presente en
la historia de Israel), sino que es necesario entrar en la dinámica de la CONVERSIÓN , como un
caminar con Cristo y participar en sus dones de vida y de salvación.
“... Se presentaron
algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre vertió Pilato con la
de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó: ¿Pensáis que esos galileos
eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no;
y si no os convertís, todos pereceréis lo mismo... Y les dijo esta parábola:
Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto de ella, y no
lo encontró. Dijo entonces al viñador: Ya ves, tres años llevo viniendo a
buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar
terreno en balde? Pero el viñador contestó: Señor, déjala todavía este año; yo
cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, el año que
viene la cortarás...”
CLAVES para la LECTURA
- Según un
esquema frecuente en Lucas, después de una afirmación de Jesús sigue una
ilustración por medio de una parábola. La enseñanza global es la siguiente: los
signos de los tiempos deben ser leídos e interpretados no sólo en la vida de
Jesús, sino también en nuestra historia, en nuestra vida personal. Sin embargo,
es preciso estar en guardia contra el peligro de las pseudolecturas, dictadas
más bien por nuestros preconceptos, del mismo modo que los contemporáneos de
Jesús se dejaron desviar por una concepción de la retribución personal superada
ahora, pretendiendo percibir en algunas calamidades un castigo de Dios dirigido
contra los que las han sufrido.
CLAVES para la VIDA
- Seguimos en la clave y en la enseñanza de aprender a leer los “signos
de los tiempos”, y Jesús invita a leerlos, también, en nuestra propia historia
personal, porque es necesario reconocer, en esos tiempos que vivimos, esa
presencia discreta, pero eficaz de Dios; presencia escondida, pero real del
Señor resucitado. ¡Por cierto, presencias que iluminan nuestro camino!
sábado, 23 de febrero de 2013
DOMINGO, día 24
Génesis 15,
1-12. 17-18
“... El
Señor le dijo: Yo soy el Señor que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en
posesión esta tierra. Él replicó: Señor Dios, ¿cómo sabré que voy a
poseerla?... Aquel día el Señor hizo una alianza con Abrahán en estos términos:
A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran
Río...”
CLAVES para la LECTURA
- Nos encontramos
ante un texto en el que confluyen tradiciones muy antiguas, que usan imágenes
arcaicas. Se narra la estipulación del pacto entre Dios y Abrahán, la alianza
que tendrá su continuación en Moisés y encontrará su formulación plena y
definitiva en Cristo.
- Abrahán aparece
presentado como un profeta al que Dios le comunica una palabra en visión. El
oráculo de salvación («No temas»)
contiene la seguridad de la protección divina («Yo soy
tu escudo») y una
promesa («Tu recompensa será muy grande»).
Abrahán, el portador de la promesa, vive en medio de una condición paradójica
que parece anular la promesa misma: no tiene hijos y ha sido muy probado en la
fe. Dios le responde prometiéndole un hijo y una descendencia numerosa. A
Abrahán se le pide, una vez más, que «salga» para «ver» el signo que Dios le
ofrece.
- El v. 6 constituye
el centro de todo este capítulo: Abrahán cree, pero no en algo, sino a alguien,
a Dios, el cual -como los sacerdotes delante de las víctimas sacrificiales que
se ofrecían- atestigua su «justicia».
A la promesa de la tierra le sigue un arcaico rito de juramento con el que
Yahvé se compromete totalmente en favor del hombre. Yahvé, en efecto -y sólo
él, pasando entre las víctimas- invoca sobre sí una automaldición (a saber:
padecer la misma suerte que los animales descuartizados) en el caso de que no
cumpla el juramento formulado. Cuando el sol estaba para ponerse, cayó sobre
Abrahán un «sueño pesado» (es el mismo
término empleado para indicar el sueño de Adán en el momento de la creación de
Eva). Se trata de un estado extraordinario, en el que se entra en contacto con
el misterio inexpresable de Dios.
- La presencia de
las aves rapaces, que intentan impedir que se «concluya» este misterioso pacto
entre Dios y el hombre, constituye también un motivo de turbación. «Un gran terror» se apoderó de Abrahán, pero precisamente en medio de esta profunda
turbación le proclama Dios su inmutable fidelidad.
CLAVES para la VIDA
-
Aunque sea con signos extraños para nosotros, lo que el autor sagrado nos
ofrece es la alianza que Dios pacta con Abrahán. Este hombre, que se ha fiado
de Dios pero que siente “miedo” ante la falta de descendencia y ante la promesa
de la posesión de la tierra, de nuevo se abre a Dios, cree en Él: es la gran
lección que el autor sagrado quiere ofrecernos y a la que nos invita.
- Y
es que la fidelidad, también en Abrahán, es costosa y difícil. Cuando todo
parece abocado a la esterilidad (“no tiene descendencia”), cuando
rondan las dudas y el temor (“temor intenso y
oscuro”), entonces seguir creyendo en las promesas de Dios... no
es fácil. Es entonces cuando resuena para este “Patriarca de la fe” la palabra
del mismo Dios “no temas, Abrahán…”. Y ahí
vuelve a surgir el GRAN creyente que anida en el corazón de aquel hombre, que
cree en esa descendencia que Dios le promete, como también en la promesa de la
tierra.
-
¡Hermosa y sugerente la figura de Abrahán, una vez más, para nosotros, para mí,
hoy y aquí...! ¡Cuántos trabajos sin frutos visibles...! Y cuando todas las
apariencias nos hablan de fracaso... mantenerse en la fidelidad... ¡cuánto
cuesta! Por eso es sugerente su figura y una gran invitación. ¡Buen ánimo y
coraje, hermano/a!
Filipenses 3,
17 – 4, 1
“... Seguid
mi ejemplo y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en mí. Porque,
como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos, hay
muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la
perdición; su Dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas... Nosotros, por el
contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador...”
CLAVES para la LECTURA
- Pablo señala dos
caminos posibles a los cristianos de Filipos, que desean hacerse discípulos del
Crucificado: uno es aquel por el que caminan «los
enemigos de la cruz de Cristo» (3, 18). Son esos cuyo «paradero es la
perdición; su dios, el vientre; se enorgullecen de lo que debería avergonzarles
y sólo piensan en las cosas de la tierra» (v. 19) y están completamente absorbidos por los intereses
terrenos. Para ésos, «su paradero es la
perdición» (v. 19a). Resulta fácil entrever en esta categoría de
personas a un grupo de cristianos que, a pesar de haberlo recibido ya, se han
olvidado del bautismo y, sobre todo, se han perdido en una práctica de vida
contraria al Evangelio.
- El otro camino es
el recorrido e indicado por el mismo Pablo y por los que se han mantenido
fieles a la «regla de vida» que han aprendido. Pablo no siente pudor a la hora
de ponerse como «ejemplo» (v. 17) no tanto por
los dones naturales que ha recibido como por el don de la gracia que le
sorprendió en el camino de Damasco y le descompuso literalmente su vida,
dándole una nueva orientación: nueva según la novedad de Cristo muerto y
resucitado.
- Los fieles de
Filipos están invitados, por tanto, a realizar su elección libre y consciente
no sólo en virtud del ejemplo que tienen delante, sino también y sobre todo en
virtud de la esperanza que alimentan, a saber: «Tenemos
nuestra ciudadanía en los cielos, de donde esperamos como salvador a
Jesucristo, el Señor» (v. 20). Es tal el bien que espero (se
dibuja aquí la patria celestial, lugar de alegría indefectible y de comunión
amistosa) que acepto por él cualquier pena (ésa es la dura batalla que cada uno
está llamado a librar en los días de su vida terrena). Se advierte así la
dinámica del ya pero todavía no que caracteriza la experiencia de todo
creyente.
CLAVES para la VIDA
-
Al apóstol Pablo, en otras ocasiones, le hemos contemplado como ejemplo de los
que han sabido descubrir a Cristo en su vida y dejar por él otras
posibilidades. Hoy se vuelve a poner como ejemplo en cuanto ESTILO de VIDA. Y
es que Pablo ha sufrido una transformación total desde su encuentro con Jesús
en el camino de Damasco, hasta el punto de que este Jesús condiciona totalmente
su vida, su forma de pensar, sus planteamientos... ¡TODO!
- “Nosotros, por el contrario, somos ciudadanos del cielo”
(v. 20): ésta es la razón por la que el seguidor de Jesús queda afectado en la
manera de vivir, en el estilo de conducta. No sólo en cuanto a los
comportamientos de tipo moral y costumbres, sino porque vive en actitud de
esperanza y vigilancia de cara al futuro: “aguardamos un
Salvador” (v. 20), y esto crea un hombre/mujer con mirada más
profunda, que va “más allá”, no dejándose anular por lo inmediato, por lo más
cercano.
-
Toda una invitación la que sigue ofreciendo el apóstol para los seguidores de
todos los tiempos; también para mí, sin duda alguna. Eso sí y me lo deja claro:
todo parte del “ENCUENTRO” con Jesús, sea en “Damasco” o... en el rincón que
fuere. Sólo desde ahí y desde una vivencia del mismo, será posible vivir con
esos criterios y estilo de vida, que difieren -en muchos casos- de los que
rigen en nuestro entorno y en nuestra cultura. Aquí me encuentro, pues, mirando
hacia ese Señor y deseando revivir ese encuentro transformante y decisivo.
Hermano/a: ¿existe en ti ese deseo profundo de ENCUENTRO? ¿lo “alimentas” y
dejas que vitalice toda tu existencia?
Evangelio:
Lucas 9, 28b-36
“... Jesús se llevó a Pedro, a Juan y a
Santiago... para orar. Y mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos
brillaban blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y
Elías, que aparecieron con gloria... Maestro, qué hermoso es estar aquí.
Haremos tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías... Todavía
estaba hablando cuando llegó una nube que los cubrió... Una voz desde la nube
decía: Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle...”
CLAVES para la LECTURA
- Como en los otros
evangelios sinópticos, también en el de Lucas la trasfiguración está en
relación con los acontecimientos precedentes (vv. 18-27). Son los mismos
hechos, pero se relatan con una perspectiva particular que ayuda a profundizar
en su significado. Jesús sube al monte con los tres discípulos privilegiados “para orar” (v. 28). También los
acontecimientos precedentes estaban enmarcados en la oración de Jesús “aparte”
con los suyos. Después de orar, el Maestro había preguntado a los discípulos
para saber hasta qué punto habían comprendido su identidad y enseñarles lo
referente a ello. Ahora en la oración ofrece la confirmación extraordinaria a
su palabra: el coloquio orante con el Padre transfigura a Jesús y su aspecto es
“otro”. Su resplandor hace que lo reconozcamos como el Hijo del hombre
profetizado y esperado.
- Moisés y Elías, la Ley y los Profetas son los testimonios
de la veracidad del evento. Hablan con Jesús de su éxodo: como los dos
grandes reveladores de Dios, también Jesús está llamado a “salir”, a pasar
decididamente unos límites. Para él será el límite extremo, el de la vida
terrena. Un sopor se apodera de los discípulos, como sucederá en Getsemaní: el
hombre no puede soportar el peso de lo divino en sus manifestaciones, sean de
gloria o de sufrimiento.
- La nube que cubre
con su sombra a los presentes indica que Jesús es el cumplimiento de la historia
y los ritos de Israel: ahora es él la tienda del encuentro de Dios con el
hombre. La voz divina desde la nube lo proclama Hijo elegido: es el título del
Siervo de Yahvé en Is 42, 1, título atribuido al Hijo del hombre en la
apocalíptica judía contemporánea a Jesús. Así es como el Padre testimonia la
identidad y misión de Cristo, mandando que lo escuchemos. Cuando se desvanece
la visión, Jesús se queda solo con los suyos. De nuevo el camino de la fe, una
fe que nace de la escucha-obediencia (Rom 10, 17) y se lleva a la práctica en
la fidelidad del seguimiento.
CLAVES para la VIDA
-
Es necesario descubrir el “marco” en el que se producen este cambio y
transfiguración de Jesús: se había retirado
“para orar”
es la afirmación del evangelista. Jesús necesita ESTAR en comunión profunda con
el Padre y sus proyectos y es tal esa comunión... “que el
aspecto de su rostro cambió...”. Todo en Él se transforma al
estar con el Padre; es una comunión en plenitud, aunque ello suponga entrega e,
incluso, muerte sacrificial.
- “Es mi Hijo, el escogido, escuchadle” (v.
35): es la propuesta por parte del mismo Dios. Y es que Dios mismo se complace
en Jesús, en su actitud y en la plena disponibilidad que ofrece. De ahí que, de
ahora en adelante, la “tienda del Encuentro” de Dios con el hombre tiene un
nombre propio: JESÚS, el Hijo amado, al que merece la pena “escuchadle”. Ésta
es la propuesta de la
Transfiguración.
-
Mucho más allá de los datos “anecdóticos” del relato, la invitación que se me
realiza es a descubrir en Jesús al “Hijo amado y escogido”, a vivir
constantemente una actitud, la única válida: “escuchadle”.
Todo un camino a hacer; toda una actitud a vivir; todo un estilo a cultivar y
cuidar. ¡Feliz experiencia de Encuentro, hermano/a!
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