martes, 24 de abril de 2012

San Marcos


MIÉRCOLES, día 25:  San Marcos, Evangelista

1 Pedro 5, 5b-14
“... Tened sentimientos de humildad unos con otros, porque Dios resiste a los soberbios, pero da su gracia a los humildes. Inclinaos, pues, bajo la mano poderosa de Dios... Sed sobrios, estad alerta, que vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe... Tras un breve padecer, el mismo Dios de toda gracia, que os ha llamado en Cristo a su eterna gloria, os restablecerá, os afianzará, os robustecerá... Os he escrito esta breve carta por mano de Silvano... Os saluda la comunidad de Babilonia, y también Marcos, mi hijo. Saludaos entre vosotros con el beso del amor fraterno. Paz a todos vosotros, los cristianos...”

CLAVES para la LECTURA

- El apóstol Pedro llama a Marcos en este fragmento «mi hijo» (v. 13): a partir de esta preciosa noticia, la tradición ha considerado que Marcos había recogido en su evangelio la predicación del primero de los apóstoles, cuyas exhortaciones están dirigidas a los que ejercen responsabilidades de guías y maestros en la Iglesia.

- Un auténtico pastor, en primer lugar, debe estar revestido de humildad, consciente de que no posee nada como propio, sino que todo lo ha recibido de Dios. Humildad es verdad: esto vale para todo auténtico creyente y, con mayor razón, para quien está revestido de autoridad. Quien haya sabido vivir en la humildad, recibirá a su tiempo el reconocimiento por parte de ese Dios que «resiste a los soberbios, pero concede su favor a los humildes» (v. 5; Prov 3, 34).

- Además de humildes, los pastores deben ser también sobrios y estar alerta. Se repiten aquí las recomendaciones que Jesús había dirigido a sus discípulos en el discurso escatológico (Mc 13, 1ss). La sobriedad y la vigilancia son buenas hermanas: ambas, juntas, pueden oponer una firme y segura resistencia -la resistencia de la fe- al enemigo número uno: el diablo, representado aquí con el aspecto de un león rugiente y devorador. A los pastores humildes y fieles, sobrios y vigilantes, el apóstol Pedro les dirige la promesa: el Dios que les ha llamado a la vida nueva en Cristo, tras un breve sufrimiento, les confirmará en la gracia y les coronará de gloria (v. 10).
  
CLAVES para la VIDA

- En la fiesta del evangelista Marcos, la Palabra nos propone -a través del apóstol- el vivir con los mismos sentimientos y actitudes de Cristo Jesús, y es que Él se ha convertido en referente, pleno y constante, para todos cuantos se han encontrado con el don de la salvación. Y si es verdad que la reflexión es dirigida a los responsables de la comunidad, su propuesta es válida para cuantos le acogen. “Vivir en humildad” es todo un desafío; pero lo cierto es que el mismo Jesús lo asumió como estilo de vida.

- Y es que... el Dios de toda gracia, que os ha llamado en Cristo...” (v. 10): ésta es la clave de todo seguimiento, tanto para los pastores como para el resto de la comunidad. Sólo así, desde esta llamada, que produce una estrecha vinculación con Él, será posible escapar del enemigo, del león rugiente, que constantemente amenaza, intentando separar de Cristo, el Señor. De ahí que el “vivir en humildad” es necesario, y como estilo de vida, para no dejarse engañar. La sobriedad y la vigilancia son las “notas” que ayudan en ese caminar.

- Lo que el apóstol sugería a los pastores y a la comunidad de su tiempo, sigue teniendo plena validez para nosotros, a pesar del tiempo transcurrido. Vivir y experimentar la LLAMADA en Cristo, es la fuente de la nueva vida; sólo desde ahí podré (podremos) vivir como el mismo Señor desea y propone. Porque también hoy, el enemigo (el “león rugiente”) acecha nuestras vidas, aunque presente otras características y se “disfrace” con otros ropajes. De ahí que el “vivir en humildad”, también hoy, es necesario. Y no podemos olvidar nunca... Dios resiste a los soberbios (v. 5b): su opción y preferencia siguen siendo los sencillos y los humildes. ¿Estaré en onda y en sintonía con este Dios?

Evangelio: Marcos 16, 15-20
“... Se apareció Jesús a los Once y les dijo: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará... A los que crean, les acompañarán estos signos... Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban...”
  
CLAVES para la LECTURA

- En la fiesta de san Marcos, la Iglesia nos propone para nuestra reflexión la última página del evangelio de Marcos, el llamado «final canónico» del segundo evangelio: no es auténtico, en el sentido de que no pertenece al evangelio originario, pero es inspirado, porque ha sido recibido por la Iglesia desde la antigüedad.

- Encontramos, en primer lugar, el mandato misionero: Jesús envía a sus discípulos a llevar el Evangelio a todas las criaturas (vv. 15ss). El misionero del Padre tiene necesidad de otros misioneros; aquel que es la Palabra tiene necesidad de otros portavoces que divulguen su conocimiento; aquel que es el Evangelio hecho persona confía ahora el Evangelio a sus apóstoles: «Id... Proclamad».

- El segundo elemento que encontramos en esta página evangélica describe, también en términos telegráficos, el hecho prodigioso de la ascensión de Jesús al cielo: «Y se sentó a la diestra de Dios» (v. 19). Una vez subido al cielo, Jesús entra en plena posesión de sus poderes de Mesías, Salvador, Dios.

- He aquí, por último, la respuesta de los apóstoles a los mandatos que les ha dado Jesús: «Ellos salieron a predicar por todas partes» (v. 20). Se trata de una reacción no verbal, sino práctica; no abstracta, sino concreta, que se traduce en una decisión tan fuerte que da la vuelta por completo a la vida de los apóstoles e implica a muchas de las personas que les escuchan.
  
CLAVES para la VIDA
- Ha concluido la tarea de Jesús y ahora es el tiempo de su comunidad. De ahí que se le presente a esa su comunidad el mandato de Id al mundo entero...”: es la tarea misionera que formará parte del ser de los seguidores del mismo Señor Jesús. Así como el Padre ha echado mano de Jesús, quien se ha puesto a plena disposición de su proyecto, así Jesús pide a sus amigos que sigan anunciando la Buena Nueva y la ofrezcan a todos los hombres. Es una oferta gratuita y universal.

- Y ellos... salieron a predicar por todas partes (v. 20): así han asumido y comparten con el mismo Señor Jesús la tarea y la misión, quien por cierto los acompaña con esa nueva presencia, no visible pero profundamente real y cercana. Los signos que los acompañan serán la muestra clara y patente de que participan plenamente de la fuerza y el poder del mismo Señor Jesús. No estarán, pues, solos, sino que todos ellos se empeñarán en la causa del Reino, de modo que llegue hasta los confines de la tierra.

- También nosotros participamos de ese mandato misionero, al mismo tiempo que somos fruto del quehacer de aquellos primeros enviados por el mismo Jesús. Pero... ¡todavía queda tarea! Tantos hombres y mujeres no han tenido la suerte de poder gustar, en plenitud, el gozo de la Buena Noticia. El Evangelio no produce en ellos y ellas ningún estímulo especial. De ahí que necesitamos volver a experimentar el envío de Jesús en cada una de nuestras vidas y en cada una de nuestras comunidades. ¿Estaremos, también hoy, dispuestos a aceptar su envío y sentir su nueva presencia como compañera de camino? ¡Ojala!

No hay comentarios:

Publicar un comentario