lunes, 23 de julio de 2012


LUNES, día 23 Fiesta de Santa Brígida, Patrona de Europa


Ga 2,19-20: Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí.

Hermanos: Por la ley estoy muerto a la ley, a fin de vivir para Dios. Estoy crucificado con Cristo. Vivo, pero ya no soy yo el que vive; es Cristo quien vive en mí. Pues mi vida en este mundo la vivo en la fe que tengo en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Sal 33,3-11: Bendigo al Señor en todo momento.
Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo.
Yo me siento orgulloso del Señor; que se alegre su pueblo al escucharlo. Proclamemos qué grande es el Señor y alabemos su nombre. Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todos mis temores. Vuélvanse a él y quedarán radiantes, jamás se sentirán decepcionados. El Señor siempre escucha al afligido, de su tribulación lo pone a salvo.
A quien teme al Señor, el ángel del Señor lo salva y cuida. ¡Prueben! Verán qué bueno es el Señor; dichoso quien en él confía. Que amen al Señor todos sus fieles, pues nada faltará a quienes lo aman. El rico empobrece y pasa hambre; a quien busca al Señor nada le falta.
- «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador.
A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado;
permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada.
Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros,
pediréis lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»



Jn 15,1-8: El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

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