Mi
2,1-5: Codician los campos y se apoderan de las casas.
Ay de
los que meditan maldades, traman iniquidades en sus camas;
al amanecer las cumplen, porque tienen el poder.
Codician los campos y los roban, las casas, y se apoderan de ellas:
oprimen al hombre y a su casa, al varón y a sus posesiones.
Por eso, dice el Señor: Mirad, yo medito una desgracia contra esa familia.
No lograréis apartar el cuello de ella; no podréis caminar erguidos,
porque será un tiempo calamitoso.
al amanecer las cumplen, porque tienen el poder.
Codician los campos y los roban, las casas, y se apoderan de ellas:
oprimen al hombre y a su casa, al varón y a sus posesiones.
Por eso, dice el Señor: Mirad, yo medito una desgracia contra esa familia.
No lograréis apartar el cuello de ella; no podréis caminar erguidos,
porque será un tiempo calamitoso.
Aquel
día entonarán contra vosotros una sátira, cantarán una elegía: han acabado con nosotros;
venden la heredad de mi pueblo;
nadie lo impedía, reparten a extraños nuestra tierra.
Nadie os sortea los lotes en la asamblea del Señor.
nadie lo impedía, reparten a extraños nuestra tierra.
Nadie os sortea los lotes en la asamblea del Señor.
Mt 12,14-21: Les mandó que no lo
descubrieran. Así se cumplió lo que dijo el profeta.
En
aquel tiempo, los fariseos, al salir, planearon el modo de acabar con Jesús.
Pero Jesús se enteró, se marchó de allí y muchos le siguieron.
El los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran.
Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: «Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado, mi predilecto. Sobre él he puesto mi espíritu para que anuncie el derecho a las naciones. No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pabilo vacilante no lo apagará, hasta implantar el derecho; en su nombre esperarán las naciones».
Pero Jesús se enteró, se marchó de allí y muchos le siguieron.
El los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran.
Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: «Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado, mi predilecto. Sobre él he puesto mi espíritu para que anuncie el derecho a las naciones. No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pabilo vacilante no lo apagará, hasta implantar el derecho; en su nombre esperarán las naciones».
CLAVES para la VIDA
Nuevamente nos encontramos con Jesús
enfrentado a los fariseos que le critican sanara uno en sábado y en la misma
sinagoga. ÉL justifica su acción argumentando que estaba permitido salvar una
oveja si caía en un pozo en sábado, con cuanta mayor razón se podía sanar un
hombre enfermo; el hombre valía mucho más que una oveja. El hombre no había
nacido para servir al sábado, sino que todo debe estar a su servicio. Es el
momento en que los fariseos deciden eliminar a Jesús (v. 14), ÉL sigue haciendo
el bien a quienes lo necesitan, sólo les pide que no lo digan
a nadie. ¿Cuál es el motivo para imponer
silencio? Es el secreto mesiánico. La prudencia le aconseja evitar nuevos controversias con los fariseos, necesitaba
tiempo para exponer su doctrina y su mesianismo. Pero la razón más importante
es de carácter teológico: Jesús es el Siervo de Yahvé (cfr. Is. 42,1-4), que
actuará sin ostentación, con sobriedad que busca a los pobres y necesitados,
concederá la justicia a todos incluidos los paganos. Jesús, es el Siervo de
Yahvé, en que se cumplen las esperanzas de las naciones, vive oculto en el
misterio, pero se esclarece con su muerte y resurrección, en total sintonía con
el hombre pecador al que vino a rescatar para hacerlo hijo de Dios. La voz de
Jesús, su palabra vive en el espíritu de todos los que muertos al pecado, son hijos de la resurrección por su condición
bautismal. La semilla del evangelio vive en una religión sincera, en aquellos
que aman a Dios y al prójimo, vacíos de sí mismos para dejarse llenar por el
amor misericordioso de Dios. Como Jesús, optan por el servicio desinteresado
por los demás con el espíritu de las bienaventuranzas. Si Jesús muere es porque
libremente entrega la vida, en plena sintonía con el plan de salvación diseñado
por el Padre para todo ser humano. La Cruz se alza desde entonces como
esperanza nuestra, fuente de vida.
El alma poética de Teresa de Jesús, nos
invita en estos versos a descubrir en la Cruz el camino de la vida verdadera
que nos dejó abierto con su ofrenda al Padre Jesucristo, el Señor por toda la
humanidad. “En la Cruz está la vida y el consuelo, y ella sola es el camino
para el cielo” (Poesía 19).
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