lunes, 28 de mayo de 2012


MARTES, día 29
           
1 Pedro 1, 10-16           
“… Por eso, estad interiormente preparados para la acción, controlándoos bien, a la expectativa del don que os va a traer la revelación de Jesucristo. Como hijos obedientes… como él, sed también vosotros santos en toda vuestra conducta, porque dice la Escritura: Seréis santos, porque yo soy santo…”
             CLAVES para la LECTURA
- El Espíritu es el origen único del anuncio que proclama la salvación que nos ha sido entregada en la resurrección de Jesucristo. Actuaba ya en los profetas: les impulsaba a conocer y profetizar el misterio de Cristo, los sufrimientos que debía padecer y la gloria que de ellos se seguiría. Ahora, enviado desde el cielo después de la resurrección, obra en aquellos que predican el Evangelio, en todos los que anuncian que Cristo actúa en la historia para conducir a su pleno cumplimiento, entre la persecución y la confianza, la obra de regeneración de la humanidad llevada a cabo en la resurrección.
- Este anuncio encierra tal belleza que constituye la alegría y la admiración de las criaturas angélicas y tiene el poder innato de hacer que los fieles vivan en un clima pascual, y vigilen de tal modo que centren toda su esperanza en la gracia que será entregada en la revelación de Jesús, cuando él se manifieste en la gloria.
- Como ya han pasado de la ignorancia al conocimiento de Dios ( Sal 78, 6; Jr 10, 25; 1 Tes 4, 5), ya no pueden amoldarse a deseos vanos, sino que, como hijos obedientes al Padre, que los ha regenerado en Jesús, deben comportarse como él, santos en su conducta. La posibilidad de vivir como el Padre se basa en la participación en su misma vida a través de Cristo y brota de la participación en la vida divina.
          CLAVES para la VIDA
- La situación de la que participan los que se han encontrado con la Buena Nueva que se ofrece en Jesús, es la realización plena y total de cuanto estaba anunciado, incluso en los profetas; ahora, según el apóstol, los predicadores -inspirados por el Espíritu-, lo anuncian para así insertarse en la dinámica de la muerte y resurrección de Cristo Jesús, haciendo NUEVA toda la realidad, de manera que -cuantos la acogen- vivan acordes a la condición asumida.
- Así, pues, esta nueva situación requiere un nuevo estilo de pensar, de ser y de amar. De ahí que no os amoldéis más a los deseos que teníais antes, en los días de vuestra ignorancia (v. 14); ahora, participando ya en la misma vida divina por medio de Cristo, el cristiano vive desde otra óptica y por eso mismo necesita comportarse desde otras claves y de forma definitiva; su nueva condición exige un estilo y un talante diferenciador.
- Está claro: encontrarse con la novedad que se nos ofrece en Jesús, conlleva a un nuevo estilo de vida, que afecta al ser más profundo y no sólo a las “formas” externas. Si no se produce esa transformación interna… habrá que dudar de que se haya dado ese ENCUENTRO; o sólo ha quedado en pura semilla, que no ha germinado y producido frutos. Cuando vamos a iniciar la Cuaresma (mañana mismo la iniciamos), está bien que se me invite a vivir ese encuentro transformador. ¿Animado/a, hermano/a?

Evangelio: Marcos 10, 28-31
“… Pedro se puso a decirle a Jesús: Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. Jesús dijo: Os aseguro que quien deje casa, o hermano o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más... y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros…”
          CLAVES para la LECTURA
- Pedro, que se hace eco del asombro de los discípulos ante las reflexiones del Maestro sobre la dificultad del camino hacia el Reino, quiere saber qué va a ser de los que ya están siguiendo al Nazareno. Jesús, respondiendo a la pregunta de Pedro, confirma que Dios no se deja vencer en generosidad. No sólo acoge en su bienaventuranza eterna a los que perseveran por el camino de Cristo, sino que ahora ya, en este tiempo, los admite a gozar de la riqueza de sus dones y de su protección, aunque sean perseguidos.
- Marcos, que presenta con más detalle que los otros dos sinópticos los bienes de los que gozan los discípulos en este tiempo, concluye con la máxima sobre los primeros y los últimos en el Reino. Mateo la presenta dos veces (19, 30; 20, 26) y Lucas la sitúa en otra parte (13, 30).
 - El añadido junto con persecuciones (v. 30) recuerda que en el tiempo presente no se puede alejar la sombra de la cruz. Se goza, se obtiene, pero de un modo condicionado. El premio definitivo es en el mundo futuro y consiste en la vida eterna. Esa expresión no tiene necesidad de explicaciones o de complementos. Es la vida con Dios, una vida exuberante, que no conoce ocaso. El v. 31 es una sentencia de carácter sapiencial que prevé el vuelco de la situación. Es un aviso para que nadie se considere nunca de los que ya han llegado; un aviso a la vigilancia, porque el seguimiento es siempre un compromiso de vida.
          CLAVES para la VIDA
- Se nos ofrecen una serie de conclusiones al relato de ayer, el del hombre rico, que enredado por sus bienes, no acoge la propuesta de Jesús, se ve impedido y bloqueado. Pero sí que hay quienes le siguen, han apostado por seguirle. Ahí están Pedro y los demás, aunque sea en medio de dudas y deserciones, como nos muestran los evangelios. Para aquellos que han aceptado seguirle, Dios será generoso al máximo: es la conclusión definitiva. Paga con creces y sentirán su misma protección.
- Pero es que, sobre todo, disfrutarán de la misma vida de Dios (vida eterna v. 30), una vida exuberante y que no conoce límite. Ésta es la gran promesa. Y si es verdad que la sombra de la cruz (junto con persecuciones, v. 30) no va a faltar, esa vida de Dios es mucho más plena. Apostar, pues, por Jesús y su seguimiento es aceptar la promesa y fiarse de que así va a ser. ¡Es un riesgo que merece la pena!
- Y el camino de la vida nos recuerda muchas veces que ese compromiso de vida no es tan sencillo como en ocasiones pensamos. Supone empeño y un empeño esforzado: el seguimiento de Jesús implica cruz, como al mismo Maestro. Es inevitable. Sólo la promesa de vida en plenitud mantiene en pie el compromiso. ¿Dónde te encuentras tú, hermano/a?

No hay comentarios:

Publicar un comentario