VIERNES, día 11
Hechos de los Apóstoles 15, 22-31
“… Los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron elegir
algunos de ellos y mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas Barsaba y a Sila...
Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las
indispensables…”
CLAVES
para la LECTURA
- La asamblea concluye con la elección de una delegación
y el envío de una carta. En ella se desautoriza a
los rigoristas -o sea, a los que habían provocado el altercado- y se da vía
libre a la apertura a los paganos, sin imponerles demasiadas cargas. Es importante
la conciencia que tiene la asamblea de haber tomado una decisión bajo la
iluminación del Espíritu Santo: la
Iglesia ha experimentado, desde sus orígenes, la presencia
del Espíritu y la ha transmitido a lo largo de los siglos. El discernimiento practicado
-en el que ha participado toda la
Iglesia- ha sido verdaderamente «espiritual», es decir, ha
sido guiado por el Espíritu.
- La delegación debe explicar los detalles del contenido
del texto, así como las cláusulas de Santiago, presentadas como generosas; esto
es, no como cargas pesadas. De hecho, esas limitaciones
caerán pronto en desuso frente a la aplastante presencia de los procedentes del
paganismo y la disminución del componente judío. El mismo Pablo, por su parte,
no hizo nunca alusión a estas cláusulas.
- La línea de Antioquía tiene ahora vía libre para su
estilo de evangelización: sus tesis han sido aceptadas y avaladas plenamente. Se comprende que «su lectura les
llenara de alegría y les proporcionara un gran consuelo». Este consuelo les animó a seguir por
el camino emprendido. Antioquía se convierte ahora en el nuevo centro de
irradiación del Evangelio y en el punto de partida de las nuevas empresas de
Pablo. Reina un clima de alegría y de serenidad por el avance del Evangelio,
que les hace cerciorarse de la importancia vital de la difusión del camino de
la salvación a todos los hombres.
CLAVES para la VIDA
- Seguimos aprendiendo de
aquella primera Comunidad Cristiana: tras el discernimiento profundo, intenso
y, muy probablemente, tenso, han llegado a una conclusión y la comparten con
otras comunidades. Se abre una nueva vía de evangelización y, así, Antioquía, será la
nueva plataforma de irradiación del Evangelio; desde ahí partirá Pablo en sus
caminatas, tanto para el anuncio como para la implantación de nuevas
comunidades y su organización.
- Detrás de este
discernimiento y decisión hay una convicción profunda y teológica: la salvación
viene de Jesús y no es necesario pasar por el judaísmo para participar en esa
plenitud; es la tesis de Pablo y Bernabé; ha triunfado la tesis de la
tolerancia; ha quedado claro en dónde radica el núcleo de todo, y éste no es
otro que Jesús. ¡Enorme lección, básica pero muy interesante! Si bien muy olvidada a
través de la historia.
- Esta afirmación “el Espíritu Santo y nosotros hemos decidido...”
se convierte en todo un estilo y forma de hacer las cosas. ¡Vaya desafío!
Lo malo es que creamos que tenemos “más Espíritu” que los demás. En cualquier
campo de mi vida... ¿cómo trabajo la corresponsabilidad? ¿cómo busco el
discernimiento y el consenso compartido? ¿soy tolerante y acogedor?...
Evangelio: Juan 15, 12-17
“… Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como Yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que
da la vida por sus amigos... No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo
quien os he elegido; y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro
fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo dé. Esto os
mando: que os améis unos a otros…”
CLAVES
para la LECTURA
- Las relaciones entre Jesús y los discípulos asumen una
intensidad particular en esta breve perícopa, donde se afronta el tema del
mandamiento del amor fraterno: “Amaos los unos a
los otros como yo os he amado” (v. 12). Los mandamientos que debe
observar la comunidad mesiánica están compendiados en el amor fraterno. Este
precepto del Señor glorifica al Padre. Supone vivir como verdaderos discípulos
y dar como fruto el testimonio. Ahora bien, la calidad y la norma del amor al
hermano son una sola: el amor que Jesús tiene por los suyos, un amor que ha
llegado a su cima en la cruz (v. 13).
- La cruz es el ejemplo de
la entrega de Jesús hasta el extremo por sus discípulos: ha entregado su propia
vida por aquellos a los que ama. Lo que desea de los suyos, a cambio, es la
fidelidad al mismo mandamiento siguiendo su ejemplo. La riqueza del amor que
une a Jesús con los suyos, y a los discípulos entre ellos es, en consecuencia,
total y de una gran calidad.
- El modelo del amor de Jesús por sus discípulos no
tiene que ver solamente con el sacrificio de su vida, sino que contiene también
otras prerrogativas: es relación de intimidad entre amigos y
don
gratuito (vv. 14s). El signo mayor de la
amistad entre dos amigos consiste en revelarse los secretos de sus corazones.
El amor de amistad, del que nos habla Jesús, no se impone; es respuesta de
adhesión en el seno de la fidelidad. El Maestro, al hacer partícipes a sus
discípulos de los secretos de su vida, ha hecho madurar en ellos el
seguimiento, les ha hecho comprender que la amistad es un don gratuito que
procede de lo alto.
- La verdadera amistad se
sitúa en el orden de la salvación. Jesús ya no es para ellos el “señor”, sino el Padre y el confidente, y
ellos ya no son “siervos”, sino “amigos”. Convertirse en discípulo de Jesús es
don, gracia, elección y certeza de que nuestras peticiones dirigidas al Padre
en nombre de Jesús serán escuchadas (vv. 16s).
CLAVES
para la vida
- La reflexión de Jesús en
este contexto de la última Cena progresa en círculos: ya ha insistido en lo de “permanecer
en él” y que, en concreto, deben “permanecer en su
amor, guardando sus mandamientos”. Pero ahora añade matices
entrañables y significativos: “no os llamo
siervos, sino amigos” (v. 15), “no sois
vosotros los que me habéis elegido, yo soy quién os ha elegido”
(v. 16); “amaos unos a otros como yo os he amado”
(v. 17): ahí están las claves de todo cuanto Jesús ha vivido y quiere que vivan
sus amigos, sus seguidores, con toda la carga de intimidad y de profundidad.
- El “amor fraterno” que Jesús
propone va hasta el extremo de ofrecer la vida; así es el amor concreto y
sacrificado que busca el bien del otro, incluso por encima del propio y ello
con esfuerzo y renuncia. Y Él se presenta como Modelo y Maestro en esta
inmensa tarea.
- Sólo desde la experiencia
íntima de relación personal con Él, de sentir y experimentar que soy su “amigo”
y no su siervo, podré hacerme cargo de su propuesta-mandato del amor fraterno,
como él mismo lo ha vivido. Si quiero hacerle caso a cuanto nos está
revelando en esta última Cena, vivir una RELACIÓN íntima y personal es
absolutamente imprescindible, es cuestión de vida o... “no vida” (muerte).
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